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Por: Octavio Raziel

San Lunes

Guillermo Valdés Castellanos, director del espionaje (CISEN) durante el gobierno de Felipe Calderón, presenta en primera plana del diario español El País (¿artículo pagado?) un “análisis” de lo acontecido el 17 de octubre de 2019 en la ciudad de Culiacán, en el que argumenta que López Obrador actuó más como predicador que como jefe de Estado.

La mano que mece la cuna.

Fue, precisamente su jefe, el “Comandante Borolas”, como irrespetuosamente se le conoce a FeCal, el que inauguró el Narco-Estado Mexicano, así como la lucha callejera de los cárteles delincuenciales en su momento.

La toma de decenas de rehenes de la unidad habitacional de la zona militar que serían masacradas frente a dos pipas de gasolina, además de tiradores a discreción para enviar a la tumba a decenas de ciudadanos son más que un argumento para dejar hacer, dejar pasar, al Cártel de Sinaloa.

Pero también Guerrero y Michoacán, son polvorines que están en manos de los narcos, con una capacidad de fuego que les proporcionó FeCal, en su «guerra» callejera.

A quienes pertenecieron a los regímenes del PriAn, el agua les está llegando a los aparejos. Saben que los disparos están dirigidos a su línea de flotación y nada haría más felices a 30 millones de mexicanos que ver tras las rejas a Felipe. Sus principales piezas del ajedrez están cayendo, poco a poco.

Para quienes piensan que es un problema aislado; que vivimos en un extra territorio mundial, veamos hacia fuera de nuestro «paraíso»: Chile está colapsado con la quema de autos, saqueo de comercios y asesinatos de policías desde hace meses; sufre la sequía más rigurosa en décadas; Barcelona, arde en todos sus frentes; París, está en manos de los Chalecos amarillos desde hace meses y no hay quien los pare; Hong Kong, está a punto de ser un baño de sangre; Argentina, tiene una hambruna nunca vista y su moneda por los suelos con cacerolazos todos los días; Londres, es un caos con el Brexit. Quebec, en Canadá, está asustada por el avance de la revolución de los mediocres y de los grupos delincuenciales del mundo; anarquistas anticoloniales atentan contra esculturas en Montreal, y en Brasil el ultra derechismo avanza inexorablemente. ¿Quieren más?

El mundo ha dejado atrás el liberalismo, el neo liberalismo, la tecnocracia y estamos cayendo del post populismo a la mediocracia, esto es, nuevas generaciones en manos de mediocres que luchan por el poder.

El problema de la mediocridad viene cuando pasa a convertirse, como en la actualidad, en el rasgo distintivo de un sistema social.

El mundo vive una democracia en llamas. Los ciudadanos sufren en su bolsillo, en su identidad y en la ira ante la incapacidad de los gobiernos para solucionar los problemas sociales.

Mientras, los jóvenes están a expensas de la manipulación de un populismo que derivó en una mediocracia, que ha convertido en idiotas a las nuevas generaciones, representadas, en mucho, por los líderes políticos que aspiran a ello, quizá porque son mediocres.

Laurence J. Peter y Raymond Hull fueron de los primeros en atestiguar la proliferación de la mediocridad a lo largo y ancho de todo un sistema. Su tesis: El principio de Peter.

Estamos en un mundo que está cambiando hacia un nivel que se ejemplifica con gobernantes que van desde el más poderoso hasta los más modestos.

octavio.raziel2@gmail.com