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Asistí a un evento en Chapala y el domingo me di el regalo de un relax en el balneario de aguas termales en San Juan Cosalá, en la rivera de Chapala. Contemplar la inmensidad del lago ya es un regalo para los sentidos. Mientras ingresaba paso a paso a la alberca de agua termal a 40 grados de temperatura se me vino a la mente la metáfora de la rana en el agua.

Había una vez -así como inician los cuentos- la rana Clara, observó un recipiente con agua limpia, vio la oportunidad y se aventó de un salto, no se percató que el agua estaba hirviendo…. al instante la rana pegó un salto y salió de la olla. Días después más precavida observó otra olla llena de agua en el jardín, comprobó la temperatura, estaba feliz nadando, pero no se percató que el agua poco a poco se calentaba….se fue acostumbrando al agua caliente hasta que se coció y falleció. Así como yo, precavida, poco a poco hasta que logré quedarme unos minutos, el encargado estaba al pendiente de advertirnos que solo podíamos estar dentro de la alberca unos diez minutos.

La moraleja que nos deja este relato es que, si nos acostumbramos a los cambios sin reflexionar, afecta nuestra calidad de vida.

Así hemos vivido estos cinco años…. nos han calentado el agua poco a poco…. algunos nadan de muertito, muchos ya fallecieron y otros se quejan de las quemaduras, pero ya se acostumbraron a las altas temperatura, habituados a las mentiras, a sufrir extorsión, a vivir en la inseguridad, inmersos en la corrupción que invade todas las áreas a pesar de que el eterno candidato niega su actuar. Nos acostumbramos a que cada día se incrementa el número de los desaparecidos, guardan silencio hasta que desaparece alguno de su familia. También como la rana nos acostumbramos a que no hay medicamentos. A pagar la “mordida” por cualquier trámite, al cierre de carreteras, al cobro de piso, en fin, ya todo es parte de la normalidad, nadar en agua hirviendo.

Otro tema que nos preocupa son los fanáticos del presidente, esos que lo defienden y niegan todos los argumentos. El día de la Marcha por la Democracia, me fui en Uber, el chofer me preguntó si la marcha era para el presidente y le respondí “es para defender las instituciones, esas que le dan sustento a nuestro país” De inmediato se molestó y me dijo: “Usted quiere que regresen los rateros del PRI y del PAN” –Pero de qué te sorprendes, el presidente y la mayoría de su gabinete vienen del PRI. Lo que no queremos es seguir con tanta inseguridad, la delincuencia descontrolada está más protegida que los buenos ciudadanos. Cambié de tema al ver el coraje que reflejaba.

Otro fanático. Platicaba en un evento con una pareja, él ya recibiendo su jubilación, me di cuenta del fanatismo por defender al presidente y su sistema. Me retiré no vale discutir con más de lo mismo.

Cuando terminó el evento me buscó y me hizo unas preguntas. ¿Qué opina del presidente? – Como te voy a dar mi opinión, no te va a gustar, insistió y le respondí. –Es un enfermo de poder, tiene trastorno mental. Se puso rojo de coraje y me dijo “Usted no es psiquiatra” -Tengo el conocimiento para dar un diagnóstico. Me lanzó otra pregunta “¿Es cierto que la clase media está manipulada?” – Manipulada no, atacada sí. La clase media somos aspiracionistas, los pilares de la economía. Me dio los argumentos del par de zapatos de vivir con cinco mil pesos, esos argumentos del doble lenguaje del presidente. -Entonces eres cómplice de todos los corruptos, de sus hijos millonarios y los amigos de sus hijos. Efectivamente, la clase media somos los más atacados, el eterno candidato quiere un país de pobres para seguir gobernando con su corcholata. No le gustan los que estudian, ya atacó a todos los gremios: abogados, médicos, dijo que no se necesitan los ingenieros y arquitectos. La chamba se la ha dado a los militares para que lo protejan y evitar las auditorias del costo de las obras, así pueden desviar el dinero a las partidas secretas.

rosamchavez@hotmail.com

Twitter X @DrRosaCh