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Por: Mtro. Víctor S. Serrano

vicserra2015@gmail.com

La popularidad de un candidato por sus propuestas de campaña y actos contrarios a la ley, no significa que a la postre como autoridad representen lo que ellos mismos prometieron y mucho menos que busquen el beneficio del pueblo mexicano.

La palabra “Esperanza” significó para muchos mexicanos una luz en el camino y un futuro prometedor para mejorar la situación personal y social; sin embargo, para quienes conocen los antecedentes de los candidatos ese futuro no era tan alentador, y al final vemos a un gobierno que hace lo que prometió erradicar pero a la mayor potencia.

Todos los días, somos testigos de oídas o presenciales de la corrupción, la injusticia, la pobreza, la marginación, el abuso del poder, el incremento de la pobreza; la falta de políticas públicas, ecológicas, económicas, sociales incluso culturales; dirigentes que desconocen las necesidades del gobernante y las funciones que deben desempeñar en el cargo que les fue conferido; el desinterés y la apatía de los gobernantes sobre su situación social, y la creencia engañosa en la que se encuentran muchos grupos de la sociedad de que estamos mejor que en el pasado; todo ello, triste y preocupantemente sigue en aumento sin un “esperanza” de que vaya a cambiar.

El desconocimiento y el desinterés de cómo ejercer el poder para pueblo y por el pueblo, ha llevado que las decisiones se tomen a mera voluntad de los gobernantes, y para satisfacer las necesidades de sus grupos políticos, mientras la sociedad mexicana sigue sufriendo las consecuencias de tales decisiones autoritarias que van en contra de la democracia y el Estado de Derecho. Aunque hablar de un Estado de Derecho fallido implicara más páginas que una nota, porque ello se ha venido gestando desde gobiernos anteriores, pero sin duda alguna, en el actual se ha perpetuado.

Pero como hablar de un Estado de Derecho en un país donde la autoridad que la encabeza y debe hacer respetar la Ley, se reúne con la gente que todos los días la quebranta, ello a nivel nacional e internacional rompe con la idea de un Estado seguro para vivir y en el que se debe hacer cumplir la ley.

La palabra “gobernar” queda disminuida a la idea de controlar un país para beneficiar a la familia y a los amigos que apoyaron la idea insurgente en contra del entonces llamado gobierno opresor, al grado que la locura y la terquedad de querer tener en sus manos el control del poder lo llevó a crear un gobierno alterno con su simbología propia como estandarte; que por cierto, lleva la Guardia Nacional, otra idea que salió de la esquizofrenia y del hambre de controlarlo todo en una nación que reclama seguridad.

Por más que queramos darle un interpretación lógica y ecuánime a las decisiones que el actual gobierno ha tomado, lo único que nos lleva a considerar es que la demencia senil

que se suma a la satisfacción de haber logrado llegar al final del camino hacia el poder, dejó secuelas de frustración y de venganza hacia quienes le quitaron la posibilidad en más de una ocasión, que ahora ya representa una figura cansada y deseosa de que se le retribuya lo que gastó en luchar por alcanzar ese sueño de poder.

Ojalá que todo quedara en retórica y de deseos de poder que no afecten los intereses de otros, pero desafortunadamente, cualquier decisión que se toma desde el Poder Ejecutivo en la actualidad, trae consecuencias al Estado y a la sociedad mexicana.

Hay quienes en la actualidad siguen ciegamente a un tirano disfrazado de oveja y de víctima del sistema y del poder político, sin que se den cuenta que ese sistema y ese poder político él lo representa ahora, y que no ha sido mejor que sus antecesores, disfrazando las decisiones autoritarias con consultas populares en los grupos marginados que sueñan con que ese mesías les traerá la grandeza y la riqueza.

Hoy es preocupante el ejercicio del poder político, no hay equilibrio en la división de poderes, vivimos en un estado totalitario, en donde increíblemente la decisión de un hombre impacta en la voluntad de todos los grupos de poder, y trae consecuentemente repercusiones en la sociedad, y estas no siempre son con miras a mejorar la situación de esta última.

Las ideas que se tuvieron en su momento, de libertad de pensamiento, de no reelección, de educación, erradicación de la pobreza, desarrollo económico, respeto al Estado de Derecho, pasaron a ser un sueño en una República Mexicana que cada año sigue con la “Esperanza” de un país mejor.

Otro tema preocupante relacionado con el ejercicio del poder, es el control desmedido para impedir que se diga lo que sucede en la realidad que se vive en el país, la captación de los medios de comunicación, el obligarlos a que todos le den espacio día a día para informar lo que esencialmente le corresponde a los Secretarios de Estado, y no convertirse en un simple organizador de eventos, pero desafortunadamente en un mundo globalizado el poder que tienen las redes sociales y los medios de comunicación es fundamental para garantizar la permanencia de la figura, no como presidente si no como un futuro candidato.

Todas estas consideraciones, y la realidad que vive el país debe ser un detonante para que no se olvide en los tiempos electorales; primero por que aquellos que están convencidos que debe volverse a buscar un cambio sustancial en el país; y segundo para aquellos que viven bajo la influencia de un redentor o mesías, despierten y ejerzan el voto consciente e informado, y luchar porque el sistema electoral no permita a lo que le he llamado, el reciclaje de candidatos y políticos para su permanencia en el poder, de lo contrario estaremos en riesgo de repetir los mismos errores que en el pasado y en el presente.