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Hoy quienes tenemos muchas juventudes acumuladas estamos integrando una nueva tribu social que ha decidido patear la palabra septuagenaria, octogenaria y nonagenaria, porque no está en nuestros planes envejecer.

Los abuelos también somos notables y citables porque  descubrimos una segunda juventud al darnos oportunidad de desempeñar las actividades, que más nos gustan, y para colmo hasta ganar dinero a través de tal disfrute.

Los nuevos viejos jóvenes nos ocupamos con los celulares, dándoles mil usos por minuto. Manejando computadoras como si lo hubiéramos hecho toda la vida. Nos comunicamos por correo electrónico, Facebook y platicamos por Skype, con hijos, nietos y amigos.

Nos olvidamos del viejo teléfono y del correo tradicional, y ahora trasmitimos a toda velocidad afectos, ideas, vivencias, fotos y chismes.

Nosotros, los integrantes de esta nueva tribu estamos satisfechos de vivir solos y si no lo estamos, buscamos una nueva pareja sentimental. Cultivamos nuestro propio estilo… no envidiamos a las estrellas del cine o la TV ni a quienes lucen un traje Armani ni nos  interesa tener la figura torneada de vedette porque  sabemos de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia.

Lo viejos jóvenes no recordamos nuestra juventud con nostalgia, en cambio celebramos estar vivos  cada mañana, al tiempo que nos apapachamos y decimos: «Soy un vencedor del tiempo.»

taca.campos@gemail.com