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El espíritu navideño despierta el amor, que duerme en nuestros corazones; nos recuerda la  devoción por el ALTISIMO y nos inspira a ser respetuosos, generosos y amables, con  todos los seres vivos de nuestro planeta. 

En otras palabras, cambiamos gestos agrios por alegres sonrisas.

Este positivo cambio de actitud y de humor según los creyentes obedece a la influencia de un Espíritu Femenino, con más de dos mil años, cuyo nombre es María.  

La intervención de María nos contagia de amor divino y en parte por ello nos sentimos amorosos con nuestros seres queridos, amigos, mascotas, vecinos, conocidos.

Incluso en Navidad   tan  motivados y eufóricos estamos que estrenamos ropa, aunque sea de “paca” y pese al escalofriante aumento de las tarifas eléctricas, insistimos en mantener    encendidas todas las luces de nuestro hogar, con la esperanza de que regrese el  hijo pródigo y todos nuestros seres que amamos.

¡Feliz Navidad….! 

taca.campos@gmail