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A L F A   O M E G A

Grave en extremo que el Presidente de México, el hombre que hizo 18 años de campaña para serlo, esté provocando la división entre las familias.

Para el tabasqueño las mexicanas y los mexicanos que no lo aplaudan, que lo critiquen, que no aprueben sus ocurrencias, además de conservadores, fifís, neoliberales y la clase media opositora, merecen el calificativo de “traidor a la Patria”, empezando por los legisladores que votaron contra el dictamen de la Ley de Energía Eléctrica.

Afirmar que vivimos en un régimen democrático, no es admisible porque desde Palacio Nacional se dictan órdenes a los diputados federales de “no cambiarle ni una coma” a los textos de las Iniciativas para modificar la Constitución Política.

Hay presión sobre las Ministras y los Ministros de la Suprema Corte.  No puede presumir de libertad cuando se sortean los lugares para sentar a los invitados, en las conferencias  “mañaneras”.

Emprender la guerra, utilizando a los diputados federales, para denostar a los legisladores que no comparten las ideas presidenciales, llamándolos “traidores a la Patria”, tampoco es muestra de un gobierno democrático. Inclusive leyó el Artículo donde se señala que a los traidores se les aplican de 5 a 40 años de prisión y 50 mil pesos de multa. Victoriano Huerta resucitó.

El populismo implantado, por el hombre que vive y despacha en Palacio Nacional, lleva a que la diversidad de criterios, en la respetable Familia Mexicana, esté dividida. Se han terminado muchas relaciones amistosas, porque desde el púlpito mañanero el presidente descalifica, acusa sin fundamentos, lanza cargos sin pruebas y se justifica el Presidente de México “con yo tengo otros datos”. Su frase de “me canso ganso” está vigente para refutar a quienes señalan que las obras “emblemáticas” son un despilfarro.

NI CONCILIACIÓN NI RECONCILIACIÓN

El tabasqueño afirmó al asumir la Presidencia de la República, que gobernaría para TODOS los mexicanos. Dijo que no era rencoroso, tampoco vengativo. 30 millones 113 mil de mexicanas y de mexicanos creyeron en él. Le aplaudimos que combatiría hasta el exterminio la corrupción y acabaría con la impunidad reinante en el medio oficial.  En verdad, en lo personal, pensé que tendríamos un auténtico líder. Un gobernante con programas concretos,  preparados en sus 18 años de campaña. Esperábamos soluciones integrales para abatir la violencia, disminuir la violencia y jamás pensamos que con los narcos, su política sería a base de “abrazos, no balazos”.

Desgraciadamente en muy pocos días, en el diciembre de 2018, se nos cayeron las alitas. La primera reforma constitucional fue para que un español-mexicano quedara como director del Fondo de Cultura Económica. Se actuó con rapidez nunca vista en la Cámara de  Diputados. Pronto se inició la guerra contra los medios informativos. Personalizó ataques contra Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze. Descalificó a los gobiernos que le antecedieron, llamándolos corruptos, conservadores y neoliberales.

Nos dimos cuenta que no estaba desarrollándose un nuevo sistema de gobierno, sí ejerciéndose acciones de resentimiento social. Comenzaron las dizque conferencias de Prensa. Se adaptó la antigua sala de la Tesorería de la Federación como estudio de televisión. Desde ahí el hombre, que decidió  vivir “en un modesto departamento”, en Palacio Nacional,  ha dividido a los 130 millones de mexicanos. El enfrentamiento más claro es el que promueve en contra de los diputados que manifestaron estar en contra de la reforma o contrarreforma eléctrica.

En ningún momento vemos que haya pasos para conciliar esfuerzos y trabajar en beneficio del progreso nacional. La reconciliación es algo que tampoco conoce quien está gobernando verbalmente. Todo se le va en proyectar “consultas populares”, gastar miles de millones de pesos, sin resultado positivo. Fracasó con la que ordenó para enjuiciar a los ex presidentes y en la de “revocación de mandato” debió advertir que el 50 % de los que le llevaron al poder, han cambiado de opinión.

Golpeó duro a la clase media de la Ciudad de México, ¿el motivo?, la votación le quitó a Morena 9 de las 16 Alcaldías. Académicos, investigadores e intelectuales denunciados ante la Fiscalía General de la República. Nada les han encontrado, a lo mejor el expediente (perdón, la carpeta de investigación) está en el congelador. En estos días tal vez dialogue, en su despacho, con los ambientalistas que no se oponen a la construcción del tristemente célebre Tren Maya, sino el trayecto que se trazó para hacer el recorrido de Playa del Carmen a Tulum, dañando la selva, ríos subterráneos y grandes cenotes.

LA CORRUPCIÓN ESTÁ EN CASA

Hasta mi mesa de trabajo, vía correos electrónicos, llegan las opiniones en pro y en contra del hijo predilecto de Macuspana. Un extenso mensaje, en sus primeras líneas leo: “EL AJEDREZ DE AMLO (Cómo jugar con niños). La oposición es muy básica, no es nada estratega, de verdad que no son jugadores inteligentes. Era muy claro el ajedrez político del presidente, siempre lo es, sin excepción, los opositores caen redonditos”.

Otro mensaje electrónico, lacónico, me recordó a don Fernando Marcos cuando hacía su resumen en cuatro palabras. El autor escribió: “¡Ya perdió el piso!”.  Cuenta esa persona que en julio de 2018 votó por el candidato presidencial de Morena. “Tuve toda mi esperanza en que llegaba quien acabaría con la corrupción. Estaba seguro de que lo haría. Ahora, la corrupción llegó a casa con sus hermanitos, su sobrina diputada y su primogénito”.

Solo me resta agregar la frase del maestro, jurista y político Jesús Reyes Heroles: “¿Quieres conocer al hombre? ¡Dale poder!”.

CINCO CARDENALES VIVOS

Javier Lozano Barragán, el Cardenal nacido hace 89 años en Toluca, Estado de México, murió el miércoles 20 de este abril. Es el único religioso mexicano que ha ocupado un alto cargo en la Santa Sede. Fue el presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Agentes Sanitarios de la Curia Romana. ¡Uuufff!. En pocas palabras es similar a Ministro de Salud, así me dijeron.

Durante 18 años y meses ejerció como Cardenal. Fue elevado a miembro del Colegio Cardenalicio en octubre de 2003 por el Papa Juan Pablo II. Más tarde trabajó con Benedicto XVI y finalmente con su amigo de siempre, el Papa Francisco. Antes de salir hacia Roma, Lozano Barragán era Obispo Emérito de Zacatecas.

El Papa Juan XXIII en diciembre de 1958 anunció que el primer Cardenal Mexicano era el jalisciense José Garibi Rivera, muy recordado por su participación en “La Guerra Cristera” en los finales de los años 20. El último nombramiento (en 2018) para un mexicano, como Cardenal, recayó en el xalapeño Sergio Obeso Rivera. Es uno de los cuatro nombrados por el Papa Francisco.

Además de Obeso Rivera, viven los Cardenales Juan Sandoval Iñiguez, José Robles Ortega, Norberto Rivera Carrera y Alberto Suárez Unda. Han muerto nueve.

PASARON 30 Y CERO JUSTICIA

La mañana del martes 22 de abril de 1992 en una amplia zona de Guadalajara, de La Perla Tapatía se vivieron horas de intenso terror al producirse una serie de cinco explosiones en el barrio de Analco, del Sector Reforma. Murieron más de 200 personas. Los heridos llegaron casi a los dos mil. Destrucción de casas habitación, edificios escolares, automóviles. El infierno de las 10 de la mañana  hasta las 2 y media de la tarde, no podemos olvidarlo.

“El factor principal fue la filtración de gasolina al ducto de aguas residuales, además de acumulación de vapores inflamables, lo que aumentó el rango de las explosiones”, escribió Carolina González en el diario Puntual Jalisco.

La responsabilidad recaía en Petróleos Mexicanos, quien esa misma tarde de la tragedia buscó fórmulas para desentenderse del caso. Como siempre hubo peloteo entre las autoridades federales, estatales y municipales. El presidente municipal de Guadalajara fue procesado penalmente y al gobernador Guillermo Cosío Vidaurri lo destituyeron. Hubo más implicados. Lo más importante fue, como siempre, el problema que afrontaron miles de familias que perdieron a sus seres queridos, quedaron sin patrimonio, sin hogar.

A 30 años de distancia, dice el doctor Alvaro Basulto Barocio, “trágico recuerdo” del que los tapatíos no se reponen y otras voces manifiestan que “la herida está abierta”.

¿SE ACUERDAN DE DAMIÁN CARMONA?

Hasta el año 1949 en las escuelas primarias nos decían que el 27 de abril se había declarado como Día del Soldado para recordar el acto heroico del soldado potosino Damián Carmona, quien se encontraba de guardia en el pórtico del cuartel. Eran los días de la invasión francesa. De pronto los franceses atacaron y uno de ellos arrojó una granada, misma que hizo añicos el fusil del militar, quien lanzó un grito: “¡Cabo de Guardia, estoy desarmado!”. Permaneció en el portón como centinela y recibió otro fusil.

Estos hechos ocurrieron el 27 de abril de 1827. Estaba el Sitio de Querétaro. El Ejército Mexicano lo comandaba el general Mariano Escobedo. El presidente Pascual Ortiz Rubio firmó en 1932 el decreto para homenajear a José Cosme Damián Carmona Ortiz, quien murió a los 24 años de edad. A partir del 19 de febrero de 1951 es el Día del Ejército.

Hasta la fecha el sargento primero Damián Carmona es recordado por los potosinos y una de las principales arterias de la capital lleva el nombre de ese joven militar.

jherrerav@live.com.mx