Se dice  que  después de los 70 y más nos hacemos invisibles; que nuestro protagonismo declina en la escena de la vida; que somos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe el ímpetu de la gente joven.
¡Qué va! comprobado esta que los chicuelos somos  más consientes de nuestro valor porque  descubrimos  que podemos  darnos  el lujo de no ser perfectos, de estar llenas de defectos, de tener debilidades, de equivocarnos, de no responder a las expectativas de los demás. 

Y a pesar de ello queremos mucho, mucho, mucho.
También hemos aprendido a miramos al espejo  sin buscar lo que fuimos y   sonreírle   a lo que somos, además de felicitarnos  por nuestro camino  andado que nos permite  decirnos complacidos ¡Qué rico vivir sin la obsesión de ser perfectos ¡!.

Así que chicuelos , a vivir con plenitud el presente, gozar, disfrutar día con día de lo contrario, cuando nos demos cuenta estaremos en camino a la cremación o el camposanto. taca.campos@gmail.com

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