XALAPA, VER. 05 08 25.- Catón tiene razón. Fue Don Fidel Velázquez el autor de la frase:

“Con las balas ganamos el poder, y sólo con las balas nos lo podrán quitar”.

Parece ser que en el eEstado de Veracruz, sólo las balas mandan, se imponen, desaparecen y asesinan a mansalva, por la nociva ineptitud.

El dominio territorial del crimen organizado no sólo revela una crisis de seguridad, sino una crisis institucional.

Las autoridades de Seguridad Pública y otras fuerzas federales, han perdido el control, o peor aún, han decidido mirar hacia otro lado.

Hay que mirar hacia donde están las causas que provocan daños irreversibles a la población.

Veracruz no es un Estado de segunda; los ciudadanos merecen la misma protección que cualquier otro mexicano.Si el gobierno federal no interviene de inmediato –con recursos, inteligencia, y sobre todo voluntad política—el mensaje será devastador: que hay zonas del país que ya no le pertenecen a la ley, sino al miedo, a los malosos.

Y cuando eso sucede, ya no hablamos solo de inseguridad. Hablamos de un Estado que va derechito al fracaso en regiones enteras.

Y lo más preocupante es la normalización.

Se conoce de cuerpos mutilados arrojados en las carreteras en la zona norte de la entidad (Papantla, Poza Rica, Álamo Temapache y Tuxpan, entre otros) como si fueran parte del paisaje cotidiano.

Es momento de dejar de maquillar cifras y enfrentar la cruda realidad. Valor civil, “guste o no guste”.

Veracruz, está perdiendo la alegría que lo ha caracterizado y ahora está herido, sangrando por miedo a las balas.

¿Dónde están las acciones concretas?

El silencio o las respuestas tibias sólo fortalecen al crimen organizado.

La propia mandataria la señora Sheinbaum reconoce que “la extorsión y las desapariciones, son delitos que no se han logrado contener; al contrario, van en aumento”

Y si el gobierno no reacciona, será cómplice natural por omisión.

ceciliogarciacruz@hotmail.com