Debido a ese desafío mortal coreano llamado El Juego del Calamar, muchos de sus participantes fueron asesinados y pusieron en jaque su estabilidad mental, orillados por su precaria situación financiera… Pero llegó el momento de hacer justicia.
Luego de que Seong Gi-hun (Lee Jung-jae), el gran ganador del concurso en la temporada uno de la serie de Netflix, se da cuenta que la oscura y misteriosa organización detrás del polémico concurso sigue activa, replantea su propósito de vida y se propone exterminar a sus líderes.
Ello marcará el eje narrativo de la nueva entrega, que inicia este jueves en la misma plataforma.
«En el final de la temporada uno vemos a Gi-hun sin subirse al avión que lo llevará a ver a su hija; y en la segunda tendremos una historia sobre su aventura para rastrear a la organización y encontrar a los líderes.
«Hará su mejor esfuerzo para encontrar a quienes hacen estos juegos y vengarse, haciéndolos pagar el precio por lo que han hecho. Será la principal premisa de la historia», acotó Hwang Dong-hyuk, el director, creador y productor de la serie de streaming más exitosa del 2021.
Concebido en 2019 por su autor, y realizado durante la pandemia, El Juego del Calamar evidenció la marginación social mundial y el eterno deseo de obtener felicidad y aceptación a cualquier precio.
«Lo visualicé como un espejo para el mundo y que vieran cómo la desigualdad estaba permeando, lo cruel que estaba siendo con aquellos dentro del juego; lo que sucedió por la pandemia exacerbó esos conflictos, las enfermedades y los desastres naturales tienden a ser más duras para los que no tienen», desmenuzó el creador en entrevista virtual.
Esto, explicó, fue un factor determinante para el éxito de la serie, que se convirtió en la más reproducida en 94 países, y que impactó de tal forma que sus personajes, situaciones, arte e indumentarias se integraron a la cultura K-pop de resonancia mundial.
Para Lee Jung-jae, el actor de 52 años que se convirtió en el personaje del momento en esos años, la evolución de la historia va en dirección a hacer pagar a los responsables de tan cruenta competencia.
«Gi-hun ha evolucionado constantemente, incluso en la temporada uno, pero para esta se transforma de igual manera. Está determinado a parar el juego y llevar ante la justicia a los que lo realizan.
«Está totalmente comprometido a no permitir que se hagan más sacrificios. Y su determinación es el punto clave para mi personaje en esta temporada», destacó el actor.
Las historias de cada uno de los participantes, dijo, fueron descriptivas y profundas para la primera temporada, y lo que sucede en la segunda no dista mucho de ello.
«Las dinámicas de los personajes que ya se conocieron en el juego serán interesantes, muy serias e inesperadas. Habrá mucho miedo e incertidumbre. Provocará la curiosidad en todo momento», destacó Jung-jae.
Junto con Seong Gi-hun, el jugador número 456, el desarrollo de esta nueva colección de episodios vendrá acentuada con la intervención de Cho Sang-woo (Park Hae-soo), el jugador 218; Kang Sae-byeok (HoYeon Jung), la jugadora 67; Hwang Jun-ho (Wi Ha-joon), el oficial de policía; y Hwang In-ho (Lee Byung-hun), el líder.
Impulso a la cultura K-pop
Gracias al éxito de El Juego del Calamar, sus estrellas, su creador y su equipo técnico se integraron a la cultura K-pop de Corea del Sur, que exalta el talento en entretenimiento.
Se hicieron disfraces, fiestas temáticas, juguetes y piezas conmemorativas, algo que seguramente se mantendrá.
«Gracias a esto muchísima gente en todo el mundo se interesó en el contenido coreano y buscan más. Han descubierto otro tipo de programas y han buscando producciones previas para cine y televisión.
«Me siento muy agradecido de esta visibilidad, de que sea música, cine, televisión, moda. Es algo extraordinario que haya una convergencia de ideas e historias de Corea para una audiencia global», observó Lee Jung-Jae.
Con información de Agencias