(Punto Rojo)
La fiebre y el dolor de cabeza me agobiaron desde muy temprano.
Era tarde-noche. El insomnio ahuyentó mis ganas de dormir.
La calentura rondaba en los 38 grados.
Entrada la noche seguía sin conciliar el sueño, recordé al «señor Kuty»….. «siempre que algo así suceda, llama a Manuela dos veces, no hay insomnio que se le resista», me dijo con voz de experto, pero ¡pinche Manuela, nunca funcionó!.
Cerca de las 3 de la madrugada, la hora mala según historias de ultratumba, la temperatura cedió luego de un Paracetamol. La playera estaba mojada por el sudor frío. Me recosté en el sofá y cerré los ojos….. de lo fatigado que andaba, no cerré la puerta que da al patio.
De pronto me vi caminando por una de las calles de Altamira, pasé frente a la Alcaldía y por una de las ventanas pude ver al Edil Armando Martínez discutiendo con alguien por celular.
«Es que la tía y el sobrino no se ponen de acuerdo».
No le di importancia, a la mejor era un pleito doméstico.
Seguí mi camino por las calles de un pueblo desmadrado donde solo las residencias de la familia imperial sobresalen como un hermoso oasis en un desierto horrendo lleno de víboras y alacranes.
A lo lejos alcancé a ver a una señora de vestido largo, amarillo, con el cabello recogido por una pañoleta roja floreada.
En su brazo izquierdo sujetaba una gallina negra.
Con el derecho arrastraba un chivito también negro atado con un mecate.
Intuí lo peor y …me acerqué.
Chismoso, metiche, al fin «chayotero», me asomé a la ventana y vi un altar con varias figuras religiosas y otras satánicas, esferas de cristal con agua sobre una mesa cubierta con un mantel blanco, y dos montones de barajas, una Española y la otra del Tarot.
De pronto una patrulla de la Guardia Nacional, tras de ella una de Seguridad Pública mal pintada de guinda, pues sobre el esmalte se alcanza a ver el logo azul del sexenio pasado.
«Hay pedo», me dije.
Tres Suburbans blancas blindadas se pararon frente a mi y los guarros casi brincan al estilo Gattas el teibolero salvadoreño, costurero hondureño, ¡jajaja!… tiré la carcajada (servido compadre)…era un sueño, mi sueño, nadie podía verme, era un fantasma.
De las blindadas bajó un bato joven de barba rala con gorra tipo Ciriaco, uno de los personajes de Héctor Suárez.
Entra presuroso y se sienta cerca de la mesa donde ya la mujer de mirada tosca había colocado 3 fotografías: Armando Martínez, Adrián Oseguera y su concuño el saqueador del IMSS, el Judas de CDV, Jesús Chucho Nader.
Una cuarta foto pero boca abajo, solo alcance a leer «tía Moni».
La señora comienza a barajar el Tarot.
Arroja incienso sobre un anafre-miniatura.
El chivo y la gallina se alebrestan, presienten la muerte, el sacrificio.
De pronto ella voltea a la ventana y por unos segundos se me queda viendo, y regresa a la baraja, sintió mi mala vibra chayotera.
«Marce…! grita y sale un bato pelón de otro cuarto saludando al de la cachucha.
Un guarro achilangado penetra navaja en mano y cercena el pescuezo del chivo y de un certero tajo le arranca la cabeza a la gallina, ni los Zetas eran tan gachos.
Los cuerpos de los animalitos se estremecen macabramente en el piso.
Vacían la sangre de ambos en un vaso y con la punta de los dedos la dama arroja gotas hemáticas al cuerpo del individuo de camisa blanca con el logotipo de la 4T.
Toma un buche de agua y también la avienta en forma de atomizador humano.
Reza, cierra los ojos y levanta los brazos.
Voltea a verme, pero ahora si me dio miedo su mirada poseida… medio sonríe como diciendo «pinche reporterillo como chingas».
Me acordé de mi bisabuela Piedad cuando en las noches oscuras caminaba entre los mezquitales en Estación Calles, descalza y casi volaba la cabrona, luego de tragarse un peyote a mordiscos y fumarse unos cigarros «Argentinos».
La «limpia» corporal duró 5 minutos.
Luego apuntó 4 nombres sobre un papel y los colocó en el zapato derecho del cliente..
Se despiden con fuerte abrazo.
La señora de nueva cuenta me mira y mueve la cabeza negativamente como diciendo, «no mames déjame trabajar».
Antes de abordar la Suburban el joven político le habla a Marce y le anota algo sobre una tarjeta de presentación, ambos sonríen.
Me acercó a ver el nombre del titular de la tarjeta guinda y un guarro cierra la puerta de otra camioneta ….
….Me despertó la puerta de mi cuarto que se cerró bruscamente por un vientazo… ¡a la madre!… que susto me sacó.
Ya no alcancé a ver el nombre del titular.
Puede ser una coincidencia o una advertencia, no veas el nombre reporterillo.
Eran las 3.30 de la madrugada, la mente es extraordinaria, en sólo unos minutos viajas a la velocidad de la luz.
La pre campaña vía zoom inicio el sábado por la tarde en el Salón Verde, Claudia Sheinbaum mandó un efusivo saludo a Marcelo, casi casi su coordinador de campaña en la zona sur, la tía aplaudió y al sobrino no lo dejaron entrar, valió madre «la limpia» y el sacrificio de los animalitos.
P.D. Se admite el derecho de réplica…tengan su propio sueño.

