Ráfaga
(Solo la Virgen de Guadalupe escapa del tabasqueño).
Desde el primer día en que oí que este sexenio sería el de la cuarta transformación, así con minúsculas, quedé esperando que el arrollador presidente, lo eligieron más de 30 millones de mexicanos, definiría con claridad qué significa y en qué consiste ese proyecto de un México nuevo, un País Transformado.
El tabasqueño ha demostrado cualidades no solo de audaz político, sino de inteligente mercadólogo que durante 18 años hizo campaña para ser Presidente de México. En 2012 se hizo nombrar y rindió protesta como “presidente legítimo”. La hoy finada Rosario Ibarra de Piedra le puso, sobre el pecho, una banda presidencial. La ceremonia fue en la Plaza de la Constitución, en la que dos ocasiones fue campamento del derrotado aspirante a gobernador de Tabasco.
Comento que hubo un Movimiento de Independencia en 1810. Cuarenta y siete años después, se consumó la Restauración de la República y en la primera década del Siglo XX tuvo lugar la derrota de una dictadura presidencial de 30 años y meses. Tres trasformaciones: políticas, sociales y culturales.
Supongo que ahora con la llamada cuarta transformación, viviríamos la etapa de acabar con la corrupción, desterrar la impunidad en el sector oficial y en el privado, restaurar la seguridad y menguar la violencia, abatir a la delincuencia organizada. Nada de ello ha ocurrido desde el 1 de diciembre de 2018 a la fecha.
En la primera se liquidaron 302 años de la Nueva España. Figuras centrales, Miguel Hidalgo y Costilla secundado por José María Morelos y Pavón. De 1864 al 1867 la lucha fue para acabar con el segundo imperio impuesto por los conservadores. Benito Juárez, el único presidente mexicano itinerante, no descansó hasta ver fusilado a Maximiliano de Habsburgo, en El Cerro de Las Campanas, en Querétaro. Y procedió La Restauración de la República.
Francisco Ignacio Madero González encabezó el movimiento para derrocar al dictador oaxaqueño Porfirio Díaz. Desde finales del siglo anterior, hombres y mujeres estaban organizados para entrar a combate. Cayó don Porfirio, llegó un usurpador y siguieron la lucha fratricida de zapatistas, obregonistas, carrancistas y maderistas, además de la internacionalmente conocida División del Norte que comandó Pancho Villa. Quedó instaurada la Democracia y el principio de Sufragio Efectivo, No Reelección.
¿Cuál es la herencia del Movimiento de Regeneración Nacional?
¿QUÉ ES LA 4T?
Resulta interesante, como dice Eugenio Derbez, “que alguien me lo explique”, qué significan, representan o simbolizan esas dos palabras: cuarta transformación, en el manejo político del actual sexenio. ¿Es un programa de trabajo? ¿Es una frase-lema? Desde luego si está referida a los tres sucesos históricos mencionados, hay otra interrogante, ¿Qué se va a transformar? Nos heredaron Independencia, Derechos Sociales y Democracia. Hoy, ¿qué?
Recuerdo que todos los mexicanos, inclusive los que no votamos por el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, estuvimos de acuerdo en que el gobierno federal pusiera un alto a la corrupción y no gozaran de inmunidad los autores de saqueos, robos y demás latrocinios contra el erario, contra los que se enriquecieron en los gobiernos anteriores, federales, estatales y municipales.
Mal empezó el tabasqueño. Cero programa de soluciones a las problemáticas nacionales. Comenzó por eliminar al Estado Mayor Presidencial, a lo que, inexplicablemente, el general secretario de la Defensa Nacional ni pío dijo. Consideró, el tabasqueño ostentoso vivir en la residencia de Los Pinos y se adaptó “un modesto departamento” en Palacio Nacional, donde en sus últimos días vivió, sin su familia, Benito Juárez. Canceló las obras de lo que iba a ser el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, porque estaba inmerso en la corrupción; jamás fueron identificados los corruptos, funcionarios y contratistas, pero se gastaron miles de millones de pesos en indemnizaciones.
En lo que fue la Sala de la Tesorería de la Federación, planta baja, ala norte de Palacio Nacional adaptó el set para su programa de televisión “La Mañanera” y desde ahí inició la división de los mexicanos. Por un lado los neoliberalistas, los conservadores, los fifís, los corruptos y por el otro, el pueblo sabio, sus incondicionales y los oportunistas; lanzó acusaciones contra los periodistas que lo critican “porque añoran el pasado”. Como decían mis abuelitas, que en paz descansen, “no deja títere con cabeza”. La semana pasada calificó de “hipócritas” a los sacerdotes católicos y de “hitlerianos” a los mexicanos descendientes de judíos.
Pausa. Reitero, ¿esa es la cuarta transformación? Me parece que más hay una simulación, porque el hijo de Macuspana ataca, acusa, difama, sin presentar pruebas. Cuando le conviene pide, a quienes le señalan errores o le piden solución a los problemas, que le presenten pruebas o que hagan la denuncia ante las autoridades. En la Fiscalía General de la República, antiguamente la asesoría jurídica del Presidente de México, el juego es muy claro y nada que afecte al hombre de Palacio Nacional, como es el caso de su hermano Pío y demás familiares denunciados. Todo queda a favor de la familia. El mismo Fiscal se convierte en abogado litigante, sin renunciar al cargo, para atacar a sus parientes.
¿TRANSFORMACIÓN IGUAL A SUPRESIÓN?
Me dicen que no podemos entender que la cuarta transformación consista en eliminar los fidecomisos, más de cien, afectando a sectores tan importantes como el médico. El desabasto de medicinas es nacional en todos los hospitales del ISSSTE y del IMSS; la pandemia fue otro golpe a la ciudadanía, salvo en la Ciudad de México. En los Estados cada quien hizo lo que le vino en gana.
La supresión, que no transformación, de esos fidecomisos afectó a la Cultura, al Arte, a las investigaciones, a los científicos y a los académicos. El CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económica) quedó sin investigadores-catedráticos con reconocimiento internacional, porque para el señor de Palacio Nacional, era una institución “conservadora, derechista y neoliberal”, calificativos que acostumbra para justificar sus acciones estúpidas. La UNAM recibió los mismos calificativos.
Se le olvida decir, en su programa televisivo y en las giras semanales de campaña, que tardó 14 años para presentar examen profesional, en la honrosa Facultad de Ciencias Políticas. Tal vez porque no recuerda ni que materias cursó.
El Presidente de México basa su transformación, su llamada cuarta transformación, culpando de la violencia y la inseguridad a los gobiernos anteriores, al neoliberalismo y a la corrupción. Su política de “abrazos no balazos”, así como “hay que proteger a los delincuentes, porque también son seres humanos”, no encierra el concepto de transformación e inclusive ya hay voces que califican a esa actitud presidencial de “demagógica y de complicidad”.
Las tres obras faraónicas para unos, caprichos u ocurrencias del tabasqueño, tampoco entran al terreno de la transformación. El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles en dos años más volverá a ser una simple pista de la Base Aérea Militar de Santa Lucía. La refinería de Dos Bocas estará terminada en los días que el consumo del petróleo y de la gasolina, estén fuera de mercado. El Tren Maya será emblemático recuerdo de otra inversión multimillonaria, sin proyección para recuperar su costo y tal vez no produzca ni para su mantenimiento, además de los gastos administrativos.
PREGUNTAS PARA MEDITAR
Retomo la Sección de Pregunta para Meditar, pero ahora en plural.
¿Entonces cuáles son, a tres años y ocho meses del sexenio, las obras transformadoras?
¿Con qué argumentos se fundamenta el progreso del País en este 2022?
La cuarta transformación, ¿es destruir, es suprimir, es gobernar verbalmente?
¿Por qué agrede a católicos y judíos, para luego desdecirse, afirmando que “los conservadores” lo quieren enfrentar con ellos?
jherrerav@live.com.mx