x.- Filias y fobias de AMLO

Los empresarios en México conservan el capitalismo del mercado, modelo de las tradiciones coloniales españolas de la conquista.


Un modelo de jerarquías, la capacidad de ser el jefe, una especie de señores feudales algo así como los latifundios en la época de la Colonia.


Este tipo de liderazgo continúa en las empresas familiares.
El empresario busca el dominio sobre su empresa y sus subordinados, cuando son varios familiares a cargo regularmente enfrentan luchas de poder. Algunas empresas familiares crecieron de tal madera que se han modernizado y cuentan con varios directores.
El éxito en los negocios se mide no tanto por las ganancias sino por el respeto que esa persona recibe como propietario o director.


El mal jefe tendrá mucha rotación de personal y el buen jefe tendrá empleados fieles hasta que se jubilen.


En estos tiempos de inseguridad y secuestros los empresarios-dueños tienen que vivir en casas con altos muros con cámaras de vigilancia y guardias privados y vehículos blindados para ellos y sus familiares.


Les disgusta pagar impuestos por la corrupción que impera en los funcionarios del gobierno, pero negocian con ellos para tener un trato preferencial.
Cada sexenio en los gobiernos federal y estatales y cada trienio en los gobiernos municipales vemos a los “arquitectos del capitalismo de compadres” familias poderosas, nuevos ricos, lavado de dinero que lo utilizan con el compadrazgo para obtener más.


La clave del “capitalismo de compadres” es el control de la policía y de las fuerzas militares con el objeto de respaldar las oportunidades económicas en unos cuantos.
Los principios de este sistema incluyen el favoritismo, la compra de decisiones gubernamentales y el pago por los apoyos en las campañas políticas.


Este modelo de economía no tiene normas respecto a la rendición de cuentas por las que podrían juzgarlos.


Las inversiones minoritarias en el “capitalismo de compadres” son tratadas como un regalo, compartiendo ingresos con los que trabajan en forma diligente para mantener el sistema de privilegios.
Los proveedores no tienen ventajas a menos que tengan influencia política, como los que gozan con el monopolio de la producción de cemento, mientras que a los competidores los mantienen a raya mediante ominosa reglamentación y acoso del gobierno.


Otros se benefician con la venta de autos y camionetas para el servicio de los funcionarios. Un ejemplo, la empresa brasileña Odebrecht, uno de los casos de mayor corrupción en América Latina en la que estuvieron involucrados políticos y empresarios.


En México participaron en obras de modernización de tres refinerías con contratos otorgados en forma directa a sobreprecio y ampliaciones presupuestales irregulares, hasta que les pusieron un freno.
Bueno, todos los días escuchamos al presidente López Obrador quien no se cansa de repetir y repetir que se acabó la corrupción cuando es todo lo contrario, ya que el “capitalismo de compadres” es favorecido, las licitaciones son manipuladas y la mayoría son por asignación directa, lo cual es ampliamente difundido en las obras de este gobierno: el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto “Felipe Angeles”.


Y como dice la sabiduría popular: “en arca abierta hasta el justo peca” el General Secretario de la Defensa Nacional Luis Crescencio Sandoval González, goza de los privilegios que le ha dado el Presidente.

Como todo un Sultán, viaja con su familia en los jets del Ejército, se hospedan en los hoteles más lujosos, disfrutan de comidas y cenas en los mejores restaurantes, en la investigación hecha se tienen pruebas hasta de las compras que hicieron en las tiendas más caras del mundo. Pero además, fueron acompañados cuando menos por diez militares para atender sus necesidades: jefe de seguridad, ayudante de campo, asistentes para él y su esposa, médico, enfermera sin faltar el intérprete, por aquello de los idiomas que no dominan y obviamente los encargados de la avanzada.


Que no se vea miseria, al contrario, es la muestra del poder, del presupuesto que les ha otorgado el Presidente para mantener a los militares de su lado.


López Obrador trata de minimizarlo cada que le preguntan al respecto. Pero que contraste con las críticas que le hizo a Lorenzo Córdova expresidente del INE por su salario.
Para el Presidente los privilegios son cuestión de filias y fobias.
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