Por: Rosa Marìa Campos

(“La mano es una obra maestra que siente, actúa. Y  casi ve”. Carrel).

LA  BUENA VIDA

El filósofo Michel Eyquem de Montaigne,  el más clásico de los modernos y el más moderno de los clásicos, escribió: 

¿“Y qué hay de las manos”? con ellas requerimos, prometemos, llamamos, despedimos, amenazamos, enumeramos, confesamos, nos arrepentimos, tenemos, nos avergonzamos, dudamos, instruimos, ordenamos, incitamos, alentamos, juramos, testimoniamos, acusamos, condenamos, absolvemos, injuriamos, despreciamos, desafiamos, halagamos, aplaudimos, humillamos, nos burlamos, nos reconciliamos,  entristecemos, bendecimos y  más.

La mano es variación y multiplicación,  para envidia  de la lengua.

Ni dudarlo. La mano hace al hombre. De no ser así,  jamás  le hubieran atribuido un lugar  preponderante en la magia, la religión o el arte. Razón por la cual aparecen las preciosas manos de Rodin y ni hablar de las de Miguel Ángel y los centenares de  amuletos en forma de mano: manos votivas,  manos como  símbolos parlantes de las estatuas de Buda. La mano de Fátima, etc.

Las manos, como sucede con  las expresiones nuestro rostro, a través de su tamaño, color,   dorso,  dedos y uñas, sacan a la luz  hasta nuestros más íntimos secretos lo cual, hasta   los  propios fisonomistas reconocen.

De ahí que Alexis Carrel, Premio Nobel en Fisiología en 1912, simpatizante  de lo esotérico escribiera  lo siguiente:

“Ni el  hipócrita más refinado, ni  el pícaro más  ejercitado, son capaces  de alternar la forma  delatadora de la mano. Solo  enguantados, tapando el  tamaño, líneas, pliegues, color y forma de sus manos ocultarían quiénes son.

Y nosotros, atendiendo las consideraciones de Carrel y Montaigne  vamos  a interpretar   a los mensajes que nos envían  las manos a través  de su  propio carácter y su muy particular mundo en movimiento. 

Tal Mano, Tal Hombre.

Mano grande: Es la marca de las personas  discretas, silenciosas, reflexivas, lentas en la acción, la decisión y  a menudo inclinadas a la  tristeza y el pesimismo.

Mano pequeña: Indica lo  contrario, revela  un espíritu alegre, impulsivo, desordenado, que se encoleriza fácilmente, pero optimista.

Mano mediana: Carácter equilibrado y  razonable.

Mano ancha: Quién la posee entra en una las categorías siguientes: optimista, autoritario, agresivo, despabilado, y tal vez todo ello a la vez.

Mano estrecha: Espíritu asustadizo, timidez excesiva.

Mano grande y estrecha: denota  un cierto  disimulo,  tendencia  al egoísmo,  mezclado con la avaricia.

Y para finalizar: En La  Biblia, se lee en el  libro de Job (capitulo 37): Sobre todos nosotros, Dios ha puesto un sello, para que se reconozca que el hombre es obra de El. Presta oídos a esto Job: ¿Por qué no hemos de prestar atención al sello que marca nuestra mano?

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