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Por: Sócrates A. Campos Lemus

Que conste…son reflexiones…!

Pues estamos a unos días de terminar el año, pero no los problemas, los conflictos y los trastornos que todos sufrimos… así es la vida…Y aunque digan lo que digan, de que la política de abrazos y no balazos da como camino la reconciliación, pues la verdad es que todos estamos sufriendo las penas de la inseguridad.

Hay que reconocer que, efectivamente, el país se encuentra dividido entre la gente que se emplea a fondo para trabajar y los malosos que solamente andan viendo a quién chingar, y a pesar de que éstos sean menos que los buenos, pues son los que mantienen el control en el país.

Tan es así que apenas hace unos días, en una de las famosos firmas de transportes de valores de esas que tienen carros blindados, agentes que son una verdadera lata porque se estacionan en cualquier lado y sus policías llenos de armas son, de tal forma idiotas, que agreden a cualquier ciudadano que se encuentra cerca de su paso o de la zona donde hacen sus operaciones, y bueno, ahí, pues llegó un comando y sometieron a los pocos empleados que se encontraban custodiando las oficinas y se llevaron ¡cien armas entre pistolas, escopetas y metralletas! Como quien dice: “ladrón que roba a ladrón, pues tendrá cien años de perdón”.

La realidad es que desde que las mismas policías crearon la crisis de inseguridad y eliminaron a las fuerzas policíacas que conocían del tema con el pretexto de que eran cuerpos enviciados y corruptos, dieron paso a que los jefes de las mismas formaran sus centros de policías privadas, y este es, por supuesto, un enorme pero enorme negocio que encubre a los malosos y a los grupos mismos de delincuentes protegidos por las empresas, y teniendo la información de casas y comercios dónde y cómo mantienen su seguridad, desde ahí se generan los grandes robos y fraudes que vivimos los mexicanos.

Es tan grande el mismo negocio, que los mismos centros de policía contrataban a elementos de “la seguridad privada” para cuidar sus instalaciones, en vez de utilizar a sus propios agentes.

Y el asunto es que en todos los sitios los recaudadores de los fondos para los grupos de la delincuencia, ligados a las policías institucionales y protegidos por los mismos grupos de “los privados”, pues son los que cobran los impuestos de la mafia a los que trabajan y producen. Así, profesionistas son obligados a dar parte de sus ganancias o de sus ingresos a esos hampones a menos que quieran, al negarse, que sufran sus familias algún atentado.Médicos, licenciados, ingenieros, comerciantes, restauranteros, hoteleros, taxistas, conductores de vehículos, empresas de transporte, changarros y bueno, hasta gente que vende tacos y elotes, son extorsionados y tienen que pagar “el piso”, y la policía pues en la baba o en la negociación con esos grupos. Si alguno tiene la ocurrencia de denunciar pues ya sabe a qué se atiene, y en tales condiciones, en el país, no solamente se trafica con armas, con drogas, productos robados, contrabandeados y con personas, sino que también se reparten los lugares que dan fondos abiertos para los mafiosos. Tienen, sin duda alguna, una mejor recaudación que el mismo gobierno, ellos, no andan con citatorios, mandan a sus sicarios a cobrar a chingadazos y si hay mucha resistencia con muertes y secuestros. Pero ellos, cobran.

Se mantiene en el país una enorme red de prestamistas que ocupan ya las zonas de mercados y de lugares donde se requieren préstamos directos, y sin mucho trámite, por ellos cobran, porque así lavan dinero y mantienen enormes cantidades, ahora, en operación con ganancias, que anteriormente las tenían que guardar, pero ahora las meten a los ciclos financieros, así prestan desde cien pesos hasta millones a los constructores y vendedores de bienes inmobiliarios o de gente que tiene comercios en los mercados y centrales de abasto.

Y no me digan que esos recursos que ellos cobran y roban son posibles de deducir a la hora en que se pagan los impuestos al gobierno, no, qué va, al contrario, te joden si te quejas.

Seguramente el Presidente y sus gentes saben de lo que hablamos, saben que esta es una realidad, así como cuando llega uno a cargar la gasolina sabe que parte de la misma es producto del huachicol o que al darle litros de menor capacidad, pues le roban a uno grandes cantidades todos los días, saben que circular en las carreteras del país representa el peligro de robos y atracos o secuestros, conocen que en los camiones y taxis nadie está seguro, que en los mercados le roban a uno y que en las compras no le dan los pesos ni los precios, en fin, al parecer tenemos dos vidas: la oficial y la clandestina que opera en todos lados en el país, aún en las zonas más remotas la inseguridad es la constante y los grupos de la delincuencia organizada y desorganizada son los que en realidad controlan las calles, las colonias y las zonas en todas las ciudades.

La policía es un grupo que no opera, y menos, cuando se hacen pendejos todos con el cuento de no balazos y si abrazos.

Esta es la realidad que sufrimos todos, el Presidente debe saber lo que sucede, que no nos vengan sus empleados a decir que ellos “tienen otros datos”, porque al final de cuentas, tienen, los datos de verdad que le ocultan al mandatario y los que son parte de la realidad y la inseguridad nacional.

Todos saben cuáles son los grupos que operan por regiones y Estados y solamente los policías se hacen como que desconocen lo que en la realidad sucede, y es que los malosos, los mafiosos, son los verdaderos dueños de las plazas y del control de la zonas, el gobierno, pues es un mito… ahí está, todos los días, pero la realidad, supera los esperanzas de una vida tranquila, en paz y sin violencia…