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Por: Jorge Herrera Valenzuela

Ráfaga

Después de la polémica que se desató en torno a la integración de la Guardia Nacional, de las negociaciones con los coordinadores partidistas de los legisladores, derivó la aprobación mayoritaria en el Congreso de la Unión y el presidente López Obrador la puso en marcha, a raíz de los acontecimientos violentos y sangrientos registrados en Minatitlán, Veracruz.

El mismo tabasqueño anunció que el nuevo organismo policíaco entrará en funciones, en todo el país, el domingo 30 de este sexto mes del año.

La preocupación del presidente que enarbola la llamada Cuarta Transformación reflejada en su proyecto de cambiar el panorama político administrativo del gobierno federal, lo está llevando a senderos muy zigzagueantes, especialmente en cuanto a las acciones para disminuir la ola de violencia que abate al país, desde hace trece años.

Nadie está en contra de la existencia de un cuerpo que recupere la paz y la tranquilidad en el territorio mexicano.

Bueno, pero se entenderá bien qué es la Seguridad Nacional, la Seguridad Pública y la Seguridad Ciudadana, pues hoy en la estructura del gabinete hay una Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a cuyo frente fue nombrado el sonorense Alfonso Durazo Montaño, ex secretario particular del priista Luis Donaldo Colosio y del panista Vicente Fox Quesada, diputado federal y senador por Morena. Es ingeniero civil por la UNAM, licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma Metropolitana y doctor en política pública por el Tecnológico de Monterrey.

La Seguridad Nacional estuvo a cargo de quien manejó la política interior del país, el titular de la Secretaría de Gobernación. Hoy es la ministra en retiro Olga Sánchez Cordero, pero la facultad ya no le corresponde.

La Seguridad Pública es competencia de los presidentes municipales (alcaldes en la Ciudad de México) y de los gobernadores.

La Cuarta Transformación todo lo deja en manos de Durazo Montaño y de la recién creada Guardia Nacional, cuyo mando está depositado en un militar de alta graduación.

La Guardia Nacional está integrada por elementos del Ejército, de la Marina y de la Policía Federal.

Es decir, se mantienen las Fuerzas Armadas en funciones policíacas para las que, originalmente, no se les preparó; las lanzaron a la calle, las sacaron de sus cuarteles, desde el 2006,  para emprender una guerra contra los narcotraficantes, misma que, lo ha declarado el presidente Andrés Manuel López, ha acabado por parte del gobierno.

En ese nuevo organismo policíaco-militar-civil estarán incluidos 50,000 jóvenes convocados por el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas y se informó que al terminar el presente año, ya serán 80,000 los integrantes.

El gasto en el primer año será de 70 mil millones de pesos, aportando determinadas cantidades tanto la Sedena como Marina y la Policía Federal, además del presupuesto que ejercerá la Secretaría de Hacienda.

Bueno, debemos ser optimistas. No juzguemos antes de tiempo y menos cuando las acciones no han comenzado.

Aquí, comento, no planteo nada negativo, ni argumento que cabe la duda. La ciudadanía exige que se termine con trece años de inseguridad dentro y fuera de los hogares, dentro y fuera de los centros de trabajo, en la vía pública, en los restaurantes, en las fiestas familiares, en los sepelios y hasta en las aulas universitarias.

Pero, el pero que nunca falta, hay una orden presidencial y que tan está cumpliéndose, que hace unas semanas once jóvenes militares fueron humillados por un grupo de personas que, empleando a mujeres y a los niños, exigieron la devolución de las armas de alto poder que el Ejército decomisó.

Estos hechos de La Huacana, Michoacán, indignaron a todos los mexicanos. Los militares fueron desarmados, insultados y obligados a sentarse en el suelo. El gobierno lopezobradorista cedió a los demandantes, cuyo modo de pedir la devolución fue altanero, agresivo y amenazador, bajo la premisa de que “eran armas del pueblo”, de los llamados “autodefensas”. “El pueblo sabio”, ganó una vez más. 

Si los responsables de mantener la seguridad del pueblo (sabio o no sabio) deben ser tolerantes, no responder a las agresiones, demostrar su cordura, su madurez y su gallardía, para no violar los derechos humanos de las personas, evitando que caigan víctimas inocentes, estaremos a expensas de que la delincuencia organizada, la no organizada y los rijosos narcotraficantes, hagan lo que mejor les parezca, sabedores de que este gobierno no reprimirá con violencia ninguna acción de alteradores de la vida cotidiana.

¿Habrá alguna persona, una familia, un comerciante, un pasajero de transporte colectivo, que no haya sufrido un asalto, un robo, una agresión de “los organizados” o de “los no organizados”?

PREGUNTA PARA MEDITAR:

jherrerav@live.com.mx