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Por: Cecilio García Cruz

ceciliogarciacruz@hotmail.com

Jesús te Ampare

Mañana habrá más “apapachos” de AMLO para con el gobernador de Veracruz.

Visitará Minatitlán, una zona que aun huele a pólvora y panteón, así como Coatzacoalcos, municipio considerado de los más peligrosos del mundo para vivir.

Será la quinta gira de trabajo en los cinco meses que lleva cómo Presidente de México.

En cada visita que realiza por el país el mandatario pondera la situación política y olfatea los problemas de la localidad.

Y sin titubeos, exalta o provoca escenarios incómodos hacia los gobernadores en turno.

A unos los hace “volar” entre las nubes

A otros los exhibe, sin querer queriendo, “porque es el pueblo sabio quien da la cara para reconocer o enviar mentadas de madre principalmente a funcionarios que no comulgan con su doctrina”.

Han sido más los abucheos que los aplausos.

Pero lo más importante de la última gira presidencial pasó desapercibido para muchos de los presentes. El mandatario conversó largo y tendido con un gestor político a quien confió diversos temas que en breve accionará en Veracruz.

El más relevante se relaciona con movimientos al interior del gabinete. Se irán los ineficientes, los arrogantes, aquellos que no han dado resultados y que han puesto “piedrotas” en el zapato del gobernante.

Habrá reacomodos para acuerpar, en una situación difícil y crítica, al mandatario veracruzano.

Por cierto, Cuitláhuac García Jiménez, ya hizo historia. Es de los pocos políticos mexicanos afortunados que recibe elogios sin precedentes (Y vítores también) de su jefe y tutor.

En los modos tremendistas y exacerbados que estila, AMLO levantó la mano derecha del gobernador  en señal de victoria, de cariño, de apoyo y confianza.

Eso es gozar de simpatía del máximo poder federal.

Así es la relación entre el Presidente y el gobernador, a quien defendió a capa y espada de sus detractores en su visita a Veracruz.

Un “apapacho” sólido, firme, a prueba de balas e intrigas.

El Presidente le agarró cariño a la tierra veracruzana.  

En la cuarta visita presidencial, dejó claro, muy nítido, el total y absoluto apoyo de la federación al mandatario García Jiménez.

Y gracias a que tenemos un gobernador honesto, Veracruz recibirá los recursos que necesite para salir adelante.

Al menos ese es el buen sabor de boca que nos dejó el Presidente de origen tabasqueño.

Muy a su estilo, el Ejecutivo federal aseguró que Cuitláhuac no está sólo “tiene el apoyo del pueblo de Veracruz y tiene el apoyo del Gobierno federal”.

Esto lo dijo, “para que le vayan midiendo y que no olviden que somos muy perseverantes y tercos, se va a acabar la corrupción en Veracruz, me canso ganso”.

Así, de claro y sin tapujos, el Presidente afirmó que “a pesar de los pesares, que hay problemas, tenemos un gobernador honesto, bueno, limpio y no le va a faltar presupuesto a Veracruz”.

Y como consecuencia “también, eso que quede claro, van a tener los veracruzanos todo el apoyo”.

Pero, además, el Presidente fue más allá y luego de advertir que no es lambiscón ni chorero, aseguró que tenemos un buen gobernador en la persona de Cuitláhuac García.

Hizo una comparación, al asegurar el Presidente que los anteriores gobernadores “daban miedo; eran como personajes de terror (¿Yunes Linares?), eso ya no existe. Cuitláhuac es incapaz de engañar, de llevar a cabo una acción perversa en contra de nadie”.

Todo esto se debe a que el gobernador de Veracruz “no es de malas entrañas, es honrado y paisanos, con eso vamos de gane”.

Esos “apapachos” que recibió el gobernador lo comprometen aún más con su pueblo y con el poder federal.

No debe fallar.

Debe sacudir lo sucio y dar brillo a su investidura.

El tiempo y la historia serán testigos del trabajo político que desempeñe Cuitláhuac García, al frente de uno de los cinco Estados más ricos del país en su naturaleza y en su gente.

Los “apapachos” son espaldarazos que fortalecen en lo político, pero también son grandes retos para salir airoso o fracasar en su intento de gobernar a 8 millones de veracruzanos.

Apenas han transcurrido casi cinco meses. Falta mucho para saber la cruda realidad.

Esperemos que todo sea para bien.