Queridos vencedores del tiempo para que se den idea de cómo corre el tiempo, les comento algunos detalles que los dejarán pasmados:
Los jóvenes que recién irrumpieron en las aulas universitarias no sabían leer cuando Gabriel García Márquez ganó el Nobel o la Unión Soviética se desintegró.
Ellos ignoran que existieron televisores en blanco y negro, los que tenían 13 canales y no requerían de control remoto y se exhibían y presumían en la sala de la casa, metidos en consolas de fina madera, sobre las cuales se ponía un jarrón chino o de cristal cortado, con flores artificiales, porque la naturales podrían ocasionar problemas de humedad en la consola.
¿Qué tal? ….para los actuales universitarios el SIDA es una enfermedad que ha existido toda la vida. Y mueren de la risa cuando les comento que John Travolta era el mejor y más apuesto bailarín del mundo. Entiendo porque no me lo creen, con esa panza que carga ahora, no es para menos. Pero aún con sus kilos es adorable.
Ellos no saben quién era la «Mujer Maravilla», ni el “Hombre Nuclear» menos la ”Mujer Biónica».
Pocos han leído a «Tom Sawyer» y las historias de “La pequeña Lulú». A contados, muy pocos les interesa el “Rey del Rock”: Elvis Presley. Bueno, ellos se lo pierden.
¿Qué tal corre el tiempo? ¡Impresionante! ¿Verdad?… Eso es algo que no podemos evitar, pero mientras tanto:
Saquémosle provecho a la credencial del INAPAN. Con ella en mano solo pagamos medio pasaje en los autobuses. Nos descuenten el 50 % en el pago del predial y obtenemos rebajas en el pago del agua, entre otras ventajas más. Sin embargo creo que esto no es todo, prometo averiguar que más beneficios podemos obtener con nuestra credencial de viejines.
Por otra parte ¡que rico!: ¡No tenemos que ceder el asiento a ningún anciano! Somos ancianos.
¿Hipocondríacos?…. ¡para nada!… ahora sí nos enfermamos en serio, pero el Seguro de Gastos Médicos Mayores comienza a rendir frutos. Y nuestras articulaciones: ¡Ay que dolor qué pena!, pronostican el tiempo mejor que los más famosos meteorólogos.
En cuanto a nuestros secretos estarán seguros con los amigos. Se olvidarán de nuestras confidencias en cuanto demos la media vuelta. En tanto que nuestras neuronas activas son manejables y nuestros pecados capitales han cambiado de lujuria por pereza. Al fin podemos vivir sin sexo… pero no sin anteojos.
Y en lo personal me parece sensacional que la ropa que uso, el corte de pelo y mi no maquillaje jamás pasarán de moda. ¡Que felicidad!
taca.campos@gmail