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Por: Rosa Chávez Cárdenas

Tenemos dos eventos importantes en la vida: el nacimiento y la muerte. Los mexicanos parece que no le tememos a la muerte, pero la celebración parece ser para esconder nuestros miedos.

En todas las culturas ancestrales cuentan con ritos y ceremonias en torno a la muerte.

En el proceso evolutivo el hombre se vio en la necesidad de construir herramientas para sembrar y garantizar la subsistencia, otras acciones estaban dirigidas al camino que debería recorrer un nativo cuando fallecía.

La mayoría de las culturas consideraban la existencia de un más allá de la muerte. Los celtas realizaban ritos y ceremonias; incineraban sus muertos con rituales funerarios de acuerdo a su posición social. En los más pobres, colocaban las cenizas en recipientes de cerámica, en la aristocracia las depositaban en un carro de cuatro ruedas con objetos valiosos; el símbolo del camino que había de recorrer, finalmente lo cubrían de tierra y piedras.

En la cultura sumeria los sacerdotes estaban encargados de todo lo relacionado con los sacrificios públicos y privados y el ritual funerario. Los oficiales llamados Druidas transmitían sus conocimientos a las generaciones, consideraban importante el proceso educativo de los que aspiraban a oficiantes. Para ello estudiaban materias de teología y ciencias durante 20 años. La transmisión era oral, debido a que era secreta.

Pasamos a Confucio, su pensamiento influyó en la cultura china y representó una fuente de reformas importantes desde el punto de vista moral, afirmaba que la realización de sacrificios y ritos tradicionales formaban parte de la vida del hombre. Su filosofía dio origen a una forma de pensar y proceder en la política y la educación. Enfatizó, que debían adoptar una posición moral y cultural dentro de su área social partiendo de la bondad. Para mejorar el gobierno, tenían que iniciar con el cambio personal, familiar y social hasta llegar al Estado. “Cuando los Estados formen buen gobierno, el reino estará en paz” destacó. Además de enfatizar en el sistema enseñanza aprendizaje como forma de mejorar la vida, advirtió; “el hecho de aprender es tan importante como respirar”. Se enfocó en la posición moral, el trabajo, el aprendizaje y la respiración como forma de vida. Sus enseñanzas, el confusionismo, dejaron huella en la cultura.

Seguimos con Buda, su doctrina se propagó como el culto más importante de la India, gran pensador, creó una conciencia humana diferente. Su legado se caracteriza por difundir la moral, la honestidad, la rectitud, el humanismo y los ritos, mitos y formas de manifestarse a partir del nacimiento hasta la muerte: “todos los que nacemos, vamos a morir, la vida inicia con un suspiro y muere con él”. A las enseñanzas se llaman Dharma. Sus 4 nobles verdades: el nacimiento es dolor, la muerte es dolor. El deseo, como origen del dolor. La liberación del dolor el Nirvana. La conducta ética fundada en el amor universal y la compasión a todos los seres.

Ahora analicemos el presente. La “cartilla moral”, los dobles mensajes y las dádivas para obtener clientes, no son enseñanzas para lograr la paz en nuestro país. Después de revisar la importancia de los rituales de la muerte podemos entender lo que sufren los familiares de las personas desaparecidas, se interrumpe el rito de despedida. El desconocimiento del lugar donde quedó su familiar, los deja devastados.

Con indignación, el 2019 fue el año más violento, la suma de desaparecidos en 14 años supera los 60 mil. Pero, el presidente “tiene otros datos”, está fuera de la realidad y no muestra sentimientos. Más de un año de promesas no cumplidas, y verborrea moral todos los días. Queremos paz, seguridad, economía que fluya, basta de ahorros que perjudican. Una recomendación a los que no encuentran a sus familiares: realicen un ritual que les ayude a cerrar la herida, sé lo doloroso que es tenerla abierta. Encuentren sentido a su dolor.

rosamchavez@hotmail.com