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Lo bueno: la elección de la primera presidenta de México, la Dra. Claudia Sheinbaum. Con una votación histórica y con una ideología transformadora de izquierda, en medio de una elección polarizada en lo ideológico, pero mayoritariamente definida a favor de la continuidad de un movimiento político nacional: el morenismo lopezobradorista.

Hubo estridencia, pero no violencia.
Conflictividad, pero no inestabilidad. Tambores de guerra, pero no disparos. Y esto fue un logro de todos los actores y Partidos, de la Sociedad y del Gobierno.

Fue bueno también que el primer gobierno de izquierda en la historia del país haya ganado su refrendo, su continuidad, en medio de la elección más grande, por el número de votantes y cargos en disputa: más de 20 mil cargos, de los cuales MORENA se llevó no sólo la Presidencia de la República, sino la mitad de los 100 Municipios más grandes, la mayoría en 30 de los 32 Congresos locales y prácticamente las mayorías calificadas en ambas Cámaras legislativas federales. Una hazaña histórica, para ser el Partido más joven del país.

También fue bueno, excelente, que estos comicios no resultaran traumáticos para la economía. Por primera vez en dos generaciones, la elección presidencial no fue sinónimo de devaluación, desempleo, inflación y deuda pública, que obligaba después a la escenificación precolombina de la pirámide de los sacrificios, donde la ira y el miedo colectivos eran calmados con la defenestración pública o el parricidio del tlatoani caído.

Nada de esta tradición escatológica la tuvimos en la sucesión presidencial de 2024, y ello es un reflejo de salud y madurez de la democracia que tenemos.

Debe estimarse también como algo muy positivo la consecución del programa de reformas constitucionales que, finalmente y con el refrendo del voto popular masivo, fueron consideradas desde el primer periodo ordinario de sesiones de la LXVI Legislatura del Congreso de la Unión, bajo el auspicio del llamado Plan C.

Con ello se pusieron los cimientos jurídicos al Segundo Piso de la 4T, que es el eje central del programa de gobierno de la presidenta Sheinbaum. En total, se reformaron 75 artículos de la Constitución en estos últimos cuatro meses del año, a lo cual habrá que añadir la aprobación en menos de 12 horas del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2025.

Todas estas reformas fincan el nuevo régimen legal y político de la 4T en todo México, demoliendo el andamiaje jurídico de la etapa neoliberal, que tanto daño estructural ocasionó, empujándonos a una brecha cada vez más amplia de pobreza, corrupción y desigualdad.

Finalmente, se deben reconocer los saldos optimistas en ámbitos relevantes, como el económico. Algunos aspectos positivos incluyen las ventajas ofrecidas para México, a partir del llamado nearshoring: aumento de la inversión extranjera directa por la reubicación de empresas o corporaciones desde Asia hacia México.

El tema de las remesas de compatriotas en el extranjero (principalmente de Estados Unidos [EUA]) merece especial atención, ya que durante el año se presentaron cifras récord, por el continuo flujo histórico de divisas, que fortalecieron el consumo interno.

El 2024 también fue objeto de buenas referencias en el concierto internacional, por el extraordinario desempeño de la macro- y la microeconomía mexicana, que conllevó a tener un peso fuerte, el cual mantuvo una posición robusta frente al dólar. Esto último se reflejó también en la estabilidad inflacionaria, que observó una tendencia a la baja en comparación con años anteriores.

Asimismo, el comercio con EUA redundó en una serie de beneficios, derivados de la fuerte relación bilateral y el T-MEC.

Lo malo: la violencia. En todas sus manifestaciones. A pesar del esfuerzo sostenido para reducirla, de las estrategias para contenerla y de los avances innegables para encapsularla, el cáncer sigue allí. No hay metástasis, pero tampoco erradicación. Este año que termina, algunos Estados y regiones salen del ranking rojo del crimen (Tamaulipas, Veracruz, Zacatecas), pero otros irrumpen de lleno (Chiapas, Sinaloa, Tabasco).

Tan sólo durante el último fin de semana de 2024 (del 27 al 29 de diciembre), según datos preliminares de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, se reportaron 171 homicidios dolosos en tres días (57 por día, en promedio). Los Estados más afectados fueron Jalisco (17), Sinaloa (15), Guanajuato (14), Estado de México (13), Nuevo León (12) y Sonora (11).

Al ser el homicidio doloso el cometido con total intención, estas cifras reflejan un problema persistente de violencia en el país, particularmente en Estados con fuerte presencia de la delincuencia organizada.

Por otro lado, hablando de la elección más grande de nuestra historia, con más de 70 mil candidatas y candidatos, la violencia política estuvo contenida. No alcanzó las tasas de 2021, pero de todas formas sí llegó a Partidos, regiones y municipios.

Además, la violencia social siguió afectando a nuestras mujeres, a las y los jóvenes y al núcleo familiar. Se contuvieron las tasas de feminicidio, se desbordaron las de juvenicidios y no hubo un tratamiento claro para las cifras de personas desaparecidas.

La violencia intrafamiliar (para muchos, origen de otras violencias) siguió moviéndose en la opacidad de las cifras negras. Sólo sabemos de sus efectos: crecimiento de divorcios; desintegración de núcleos familiares; niñas y niños migrantes no acompañados, deambulando por las ciudades, y deserción escolar. Síntomas de que algo anda mal en el cuerpo social.

Lo feo: nuestros vecinos del norte. Socios y aliados en lo comercial, los candidatos de Estados Unidos y Canadá nos tomaron de piñata en su Halloween electoral. Migración y drogas (ante todo, fentanilo), fueron el motivo.

Ni Gaza ni Ucrania, sino México, fue el tema de la propaganda política. El enemigo en el patio trasero de casa. Fuimos un issue, tema o bandera de tirios y troyanos. Sin embargo, no debe cundir el pánico. Estamos ante la política de la posverdad y lo diplomáticamente incorrecto, en la cual aquello que se anuncia no necesariamente se cumple; los amagos son en realidad amargos reclamos, y la conclusión de realpolitik es una: más que preocuparse, hay que ocuparse.

Algo soltamos desde México en la relación o integración trilateral y ahora habrá que amarrarlo. Estamos a tiempo, ante la inminente revisión del T-MEC.
ricardomonreala@yahoo.com.mx
X y Facebook: @RicardoMonrealA