En las nubes..

La escritora doña Beatriz Corona, nos dice “Estimado Carlos: Con un día de retraso, te envío condolencias por el fallecimiento de tu colega Manuel Mejido Tejón. 

Su nombre me resulta familiar, posiblemente por su columna y porque fue un decano del oficio, discípulo de Carlos Denegri, tan renombrado.

Sigo con la temática de duelo y alegría de tus nubes, y te comparto que vi “el Grito” que me pareció diferente, probablemente por su mayor énfasis en la historia –oportuno tratándose de un aniversario de tal relevancia y por la COVID-19, la plancha vacía, como el año pasado- y un mayor uso de luces que de pirotecnia.

Las proyecciones en la pirámide y la Catedral me parecieron muy didácticas.

También disfruté mucho del desfile al siguiente día, ¡bienvenido luego de un año de ausencia, también debido a la pandemia!

Pasan de la 1, así es que ya te habrás tomado tu una. Saludos, Beatriz”

Tal cual, amable, bella y joven colega y maestra. Gracias.

El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir.

La diferencia  entre sabio y  necio, es que el primero selecciona sus palabras para  la conversación, suprime unas y comunica otras, mientras que el necio dejar correr las palabras irreflexivamente.

Me desperté una mañana. Me miré al espejo… y noté que tenía solamente tres cabellos en la cabeza. Caray, me dije,  hoy me voy a hacer una trenza… Así lo hice  y pase un día maravilloso. 

Al día siguiente desperté me vi al espejo. Y solamente tenía dos cabellos. “Hmmm”…me peinaré de ralla enmedio… Así lo hice y pase un día grandioso. 

Otra vez desperté, corrí al espejo y me di cuenta que no me quedaba ni un solo cabello en la cabeza. Guauuu: ¡Qué rico ya no tendré que peinarme.  

Y a propósito de esto, William Wycherley dejó escrito que nada impulsaba más a un hombre a odiar a una mujer que su conversación constante. ¿Será cierto?

Nuestra amiga veracruzana, desde Coatepec, donde disfruta de un cafecito que ella, la escritora Rosa María Campos, cultiva, nos dice ufana.

A decir verdad, esto se quedó en el pasado, cuando las mujeres no salíamos a trabajar y necesitábamos canalizar nuestra energía hablando para curar nuestro aburrimiento.

Hoy tenemos mucho en que pensar y  por lo tanto hablamos menos y también vale decir, que nos hemos convertido  en buenas conversadoras que saltan de uno a otro tema con conocimiento y también, una gran mayoría, saben cuándo es necesario frenar la lengua.    

En fin las siguientes reglas son de utilidad, para no quedar atrapados por la boca  y comenzar a vivir en un silencio prudente, que nos conduzca a la sabiduría terrenal

No digas nada cuando ganes. Mucho menos cuando pierdas.

Somos dueños de lo que callamos y esclavos de lo que decimos.

Sea esta la regla de nuestra vida: decir lo que sentimos, sentir lo que decimos. Que la palabra vaya de acuerdo con los hechos.

Más vale tener la boca cerrada, y que los demás crean que uno es tonto, que abrirla y que los demás se convenzan de que lo es.

Se contrae un compromiso de conciencia consigo mismo, cuando se promete algo que no se piensa o se puede cumplir.

Entre más estrecha la mente, más grande la boca.

Algunas preguntas no tienen respuesta; he aquí una lección muy difícil de aprender.

Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.

Se necesitan dos años para aprender a hablar y noventa para aprender a callar. 

Albert Einstein dejó escrito: “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. 

En la crisis nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. 

Quien supera la crisis se supera a sí mismo. 

Callar en la crisis es exaltar el conformismo.”

Es cierto que se ha hecho costumbre recurrir a un terapeuta para obtener la herramienta que nos ayude a sobrevivir. 

Es legítimo tal auxilio, dado a los tiempos que vivimos. 

Fallan los gobiernos, las instituciones, los líderes.

Las religiones se han enfermado de fundamentalismo, arrogancia y dogmatismo. 

Se han perdido principios y valores.

Aún con todo esto en contra nuestra, la mayoría de los humanos nos levantamos por las mañanas damos gracias a Dios y nos vamos a trabajar o a estudiar para vivir con un mínimo de decencia.

Esta es la razón por lo cual sociólogos de la talla de Peter Berger y Eric Vögelin opinan que los seres humanos poseemos una tendencia irrefrenable hacia el orden y que somos capaces de crear un acuerdo existencial con los valores que garantizan una vida humana, pacífica y que además siempre tenemos una reserva de espiritualidad, de  amor y sensatez para ser felices.

En seguida para ustedes una recopilación de sugerencias de Peter Peter Berger y Eric Vögelin que nos ayudarán a vivir en armonía.

* Escucha buena música.

* Desconfía de los fanfarrones.

* Evita a las personas negativas

* Nunca existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.

* No hagas comentarios sobre el peso de una persona, ni le digas a alguien que está  perdiendo leo. Ya lo sabe.

* Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche

* Nunca amenaces.

* Muestra respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.

* Haz lo que sea correcto, sin importar lo que otros piensen.

* Recuerda el viejo proverbio: Sin deudas, sin peligro.

* Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. El que no vive para servir, no sirve para vivir.

* Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.

* Confía en Dios, pero cierra tu auto con llave.

* No pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos.

* Trata a tus empleados con el mismo respeto con que tratas a tus clientes.

* Escucha el doble de lo que hablas, por eso tenemos o dos oídos y una sola boca.

* Nunca envidies; la envidia es homenaje a la mediocridad.

* La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo… Simplemente disfruta al máximo de todo.

Observa el amanecer.

craveloygalindo@gmail.com