Por: Jorge Herrera Valenzuela
Ráfaga
Nadie puede predecir la fecha de terminación de la pandemia que tiene semiparalizado al mundo, sin que nuestro hermoso México quede excluido.
Las cifras de contagiados, de las personas fallecidas y de las hospitalizadas, por ahora, se cuentas por decenas de miles en Europa, en Latinoamérica, en Asia, en Estados Unidos de América y en Canadá. También comento que muchos libraron la muerte y miles más dieron resultado negativo.
En el trayecto recorrido, a partir del pasado marzo, hemos atestiguado varios aspectos indicativos de la solidaridad de los mexicanos para permanecer en sus domicilios, los que acatan las medidas sanitarias y no arrojan al piso los cubrebocas que se les proporcionan. También supimos que en Villahermosa, Tabasco, las personas se formaron guardando la distancia de 1.50 metros, entre sí, para recibir alimentos.
Por supuesto que el número de irresponsables, autodeclarados inmunes, es considerable. El sábado de la semana anterior, en la Avenida Juárez, Ciudad de México, era un día “normal” de viandantes y, como decía mi abuelita, “caminaban campantes, como si nada”.
Entiendo que hay muchos que salen a trabajar, porque de lo contrario no hay dinero para que coma la familia; otros están prestando servicios imprescindibles, pero hay quienes no miden las consecuencias del peligro que corren y convertirse en portadores del contagio.
SALVAN VIDAS Y PELIGRAN LAS SUYAS
Pues bien, antes de abordar otro punto importante de lo que estamos viviendo, les comento sobre el gravísimo problema que se afronta y se confronta en los hospitales (de gobierno) donde son atendidos tanto los contagiados como los no infectados por el coronavirus que se presentan a un examen previo. El siguiente paso es la hospitalización de los pacientes y establecer un cuidado muy especial, en virtud del peligro que se presenta desde el primer contacto con el enfermo
En los primeros días la pandemia parecía muy benigna al conocerse los contados casos de contagiados. Las autoridades sanitarias subestimaron la situación e informaron que estaban preparadas, capacitadas y con equipos, para atender inmediatamente a los pacientes.
En Palacio Nacional se le restó trascendencia a la pandemia e inclusive se invitaba a las personas para que salieran a comer a los restaurantes.
El presidente en una de sus “mañaneras” mostró unas estampitas religiosas que lo protegían, “es un detente”, dijo. El gobernador de Puebla, el morenista Luis Miguel Barbosa, afirmó que a los pobres, como él, no les afecta el coronavirus.
Al paso de los días y de las semanas, el número de afectados por el coronavirus se empezó a contar por miles y el número de muertos lamentablemente se elevará. De los hospitales oficiales, del IMSS, del ISSSTE y de la Secretaría de Salud, salieron las demandas de cubrebocas, guantes, batas, trajes especiales, para los médicos, las médicas, las enfermeras y los enfermeros, los camilleros, las afanadoras, así como para el personal administrativo. También demandaron equipo y material médico, sobre todos los ventiladores indispensables para la atención de los infectados.
No pasaron muchos días en que se informó que el personal médico no solo estaba exponiendo su vida sino que no recibía el mínimo apoyo. Han muerto varios médicos, otros dos asesinados y varios atacados, al igual que no hay seguridad para todos los auxiliares. En hospitales gubernamentales los doctores y las enfermeras han denunciado que tuvieron que adquirir, por cuenta propia, cubrebocas y guantes. El gobernador de Michoacán dijo que echaba a la basura lo que enviaron para el personal médico, porque verdaderamente no servían. Las paredes de un hospital al norte de La Paz, Baja California Sur, tapizadas con carteles, empezando en la entrada uno lee: “Hospital No Apto Para COVID-19” y dos más: “No Contamos Con Los Insumos” y “¿Cómo Te Curo Si el Gobierno No Me Cuida?”.
Esto último lo reporteó (para el diario digital Relevante.mx) Socorro Valdez Guerrero, quien precisó que los hechos ocurrieron en el Hospital “Dr. Adán G. Velarde y Oaxaca”, en Santa Rosalía. No trato de señalar errores burocráticos, son las denuncias múltiples que se difunden en las redes sociales en torno al trabajo que hacen miles de mexicanos, expuestos, cada segundo del día, al contagio.
Por ello, desde este espacio, invito a que haya solidaridad y pugnemos por un reconocimiento nacional en el campo federal, en los Estados, en los municipios y en la Ciudad de México.
Es lo menos que podemos hacer los mexicanos por ese ejército al que califico y denomino El Batallón de las Batas Blancas, integrado por los miles de médicos, doctoras, enfermeras, enfermeros, afanadoras, camilleros, personal administrativo y voluntarios. La totalidad la forman civiles, militares y navales, especializados en cada una de las tareas. Ni un solo elemento, mujer u hombre, joven o adulto, activo o jubilado, desatendió el llamado para dar atención, asistencia, afecto y calor a los que desgraciadamente fueron mortalmente atacados por el virus.
¿Dónde están los socios del Club de Leones, los del Rotary Internacional, de los banqueros, los industriales, los comerciantes y todas las organizaciones que dicen hacer servicio social? Preparémonos para el día en que se ponga la bandera blanca, el símbolo de que terminó la pandemia, para rendir el homenaje a quienes luchan por salvar vidas, sin importarles exponer las suyas.
NO TOQUE DE QUEDA NI MULTAS
Después de que el gobernador Enrique Alfaro Ramírez anunció que en el Estado de Jalisco se imponía como obligatorio permanecer en sus casas, salvo para ir a comprar alimentos o medicinas, así como por cuestiones laborales. Se impondrá multa y tal vez haya arrestos por horas a quienes no justifiquen andar en la calle. La medida es para evitar que haya más contagios, pues sucede que quien es contagiado no lo sabe hasta que les brotan los síntomas y para entonces ya también fue foco de infección.
La disposición del gobernador jalisciense no cayó nada bien a su colega, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, doctora Claudia Sheinbaum Pardo, quien, sin mencionar a Alfaro, dijo: “Somos una Ciudad democrática, no vamos a hacer un toque de queda, vamos a tomar nuevas medidas”. Se sabe que no se impondrán multas ni detenciones para la gente que continúe circulando por las calles de “la democrática Capital del País”.