Desde los tiempos del libertador Simón Bolívar, los países de América Latina han intentado diversos formas de unificación para participar en el concierto mundial con una sola voz, sin lograrlo…
Desde los tiempos del libertador Simón Bolívar, los países de América Latina han intentado diversos formas de unificación para participar en el concierto mundial con una sola voz, sin lograrlo. Argentina, Chile, Brasil y Perú intentan ahora el Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur). La búsqueda de la integración latinoamericana estuvo vinculada en su origen con la lucha por la libertad e independencia de las antiguas colonias españolas en el siglo XIX. El prócer de la independencia de América del Sur, Simón Bolívar, concebía en el siglo XIX una confederación latinoamericana en la que sus países integrantes se organizaran y alcanzaran una forma de colaboración para evitar la recolonización europea o una nueva colonización por parte de Estados Unidos. Las múltiples iniciativas regionales en América Latina, que han estado y están muy lejos de alcanzar los resultados de la Unión Europea (UE), fueron impulsadas precisamente por la formación de la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1957. La CEE evolucionó hasta convertirse en la Unión Europea, uno de los mecanismos de integración que mayores logros ha obtenido. Cuenta con un mercado único con libre circulación de bienes, servicios, trabajadores y capitales, y tiene una moneda (el euro) compartida por 19 de sus 28 miembros, además tiene una política exterior y de seguridad común. En América, se estableció en 1962 el primer acuerdo para una zona de libre comercio bajo el nombre de Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), que se concretaría de manera gradual a través de la eliminación de las restricciones, cuotas y aranceles al comercio entre los países miembros. Sin embargo, ante la falta de coordinación económica y la rigidez en los plazos y mecanismos que no permitían otras formas de negociación las cosas cambian y en una ronda de pláticas entre los asociados en 1980 se suscribe el Tratado de Montevideo, que da origen a la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). Este organismo intergubernamental promovía la expansión de la integración regional, a fin de asegurar su desarrollo económico y social. Su objetivo final era el establecimiento de un mercado común latinoamericano. A estas iniciativas se sumaron también esquemas subregionales como el Mercado Común Centroamericano (MCCA-1960), el Pacto Andino (1969) y la Comunidad de Países del Caribe (Caricom-1973). Entre esas alianzas están además la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), creada en 2010 como bloque regional económico y social; así como el Mercado Común del Sur (Mercosur), que nació en 1991 para propiciar un espacio común para generar oportunidades comerciales y de inversión a través de la integración competitiva. En 2008, se crea la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), que entró en plena vigencia y cobró vida jurídica en marzo de 2011. Este bloque regional intergubernamental tenía como objetivo unir los esfuerzos de integración del Mercosur y de la Comunidad Andina de Naciones, antes Pacto Andino. Una de las características de este bloque, patrocinado por el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, es que la mayoría de sus 12 socios tenía un gobierno de izquierda. Siete de sus países miembros se han retirado: Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Ecuador y Colombia, quedando solo sociow activos Uruguay, Guayana, Bolivia, Surinam y Venezuela. Tras asegurar que Unasur fracasó, el mandatario chileno Sebastián Piñera defendió en las últimas semanas la creación del Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur), que se centrará en «una mejor coordinación, cooperación e integración regional, libre de ideologías, abierto a todos y cien por cien comprometido con la democracia y los derechos humanos». De acuerdo con el doctor en Ciencias Políticas y Sociales, Tomás Milton Muñoz, “al igual que hace dos siglos, las diferencias ideológicas y desavenencias sobre cómo debería ser el modelo a seguir terminan por minar los esfuerzos para alcanzar la tan anhelada cooperación en el plano regional”. El giro que dio Sudamérica hacia la derecha en los últimos años, así como los constantes enfrentamientos ideológicos entre los presidentes que participan en Unasur y los escasos resultados en materia de integración energética, industrial, productiva y financiera, y en la consolidación de una identidad sudamericana, pusieron en jaque al bloque, explicó. Para el investigador del Centro de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el pasado 22 de marzo se escribió un capítulo más de esos desencuentros continentales con el lanzamiento del Prosur en Santiago de Chile. El nuevo bloque regional cargado hacia el espectro político de la derecha es apoyado por los presidentes de Chile, Colombia, Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y Paraguay y será el contrapeso a la moribunda Unasur, agregó Muñoz. De nueva cuenta el sueño bolivariano se ve inconcluso y la aparición de Prosur tampoco garantiza que se pueda avanzar en la consecución de un proyecto común y funcional de largo plazo. Esto, porque al igual que Unasur en 2008, el nuevo bloque nace a partir de un momento coyuntural en el que se destaca la presencia mayoritaria de mandatarios con una ideología común, en este caso de derecha, y afines a la lógica neoliberal y a los intereses estadunidenses. La enérgica defensa de la soberanía de los países latinoamericanos, la importancia que le dan estas naciones al intercambio comercial con Estados Unidos y China en detrimento del intrarregional, así como la histórica ideologización de los bloques regionales han obstaculizado la anhelada integración del continente. 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FUENTE :NOTIMEX,CANDELERO 28-03-19