Que conste…son reflexiones!…
Haciéndose pentontos los señores diputados dieron el tiempo suficiente a sus “pares”, los diputados, Huerta y Toledo para que pudieran huir y pues desde donde estén escondidos podrán negociar sus transas y andanzas en las corruptelas o en las violaciones de niños.
Y entendemos que 500 años siguen pesando mucho en el ánimo nacional y pareciera que los mexicanos estuviéramos ofendidos por aquellos tiempos, y la neta que lo estamos.
Los dolidos y vencidos, sin duda, tendríamos muchos elementos para reclamar lo que nos han provocado en el saqueo y en la explotación y violencia que se generó contra nuestra gente.
Pero también son tiempos de reflexión y podríamos decir que tenemos que dejar los dolores y temores, los odios y rencores y ponernos a trabajar para fortalecer el presente y dar certeza al futuro.
Todos debemos entender que es vital conocer en la realidad lo que es la verdadera historia y dejar a un lado las deformaciones que se dieron por ocultar muchas cosas porque así les convenía, en un momento a quienes detentaban el poder.
No se puede negar que en las condiciones actuales el apoyo del infelizaje nacional al presidente López Obrador le permite realizar un ejercicio real de comunicación masiva por medio de lo que se llama “la mañanera”, y con ello impone el nivel de la discusión y del manejo de la comunicación. Parece que no entendemos muchos de los comunicadores que en vez de reflexionar sobre los problemas reales, solamente desde sus redacciones les imponen la respuesta política de lo que esgrimen en esa estrategia de dar “respuesta” a los planteamientos del presidente y ahí estamos en una franca desventaja, porque al final de cuentas, los medios han sido desprestigiados por ellos mismos y por las acciones de “las mañaneras” y no cuentan con el valor de lo que se llamó el “Cuarto Poder” porque finalmente este importante poder se utilizó para generar un ambiente de manipulación, donde por años se pensó, por parte de los grupos políticos, que “la política ya no estaba en las masas sino en los medios de comunicación” y con ello se dieron las contradicciones que los mexicanos descubrimos por años, donde lo que se decía no correspondía a la realidad y así se quebró la credibilidad en los medios y en los partidos políticos, de tal suerte que en un momento clave, la voluntad de los ciudadanos se unifica, por el encabronamiento y el descubrimiento de las corruptelas y entreguismos de los políticos, en favor de AMLO. Que quede claro, en favor de AMLO, no del MORENA que solamente muestra que sigue siendo un grupo de tribus con diferentes visiones y con la ambición de mantener sus espacios para conservar los puestos y presupuestos.
Por ello, vemos que realmente el peso de la comunicación la lleva diariamente el presidente y nadie de su “gabinete” ni de su organización política tiene voz o voto para dar sus puntos de vista y así tenemos a un presidente solitario y solitito en esta transformación y que puede dar resultado o de pronto quebrarse y provocar la desilusión masiva y por tanto el canal para las protestas sociales y la violencia.
El juego de la comunicación lo tiene concentrado el presidente en el Ejército, en las Relaciones Exteriores, en la Defensa y protección de la Jefa de Gobierno y en hablar de vez en cuando de seguridad o de las acciones sociales donde están impactando los aumentos en violencia o pobreza y en este rubro se concentran hoy en día las críticas que en verdad deberían de escucharse con atención no porque sean vitales sino porque marcan, quieran o no reconocerlo, los verdaderos problemas sociales que nos comienzan a afectar mucho, como la falta de medicamentos y el aumento de contaminados por la pandemia y el retorno a clases y el mantener a flote la economía nacional que está muy deteriorada perdiendo en promedio más de 6 % de los ingresos personales de los mexicanos.
Así las cosas, tanto el presidente como los comunicadores y los empresarios de la comunicación, deben hacer un esfuerzo para dialogar lo que más conviene al país y dejar a un lado lo que se ha perdido y por lo pronto no se recuperará como son los jugosos contratos de comunicación, pero cuando menos se debería establecer un mecanismo que permitiera sobrevivir a los realmente afectados que son los comunicadores de a pie, los que se joden día a día en las calles buscando la nota y viendo la realidad, los que cobran poco, cuando tenemos la certeza de que algunos o muchos de los protegidos “consentidos” siguen viviendo en jauja por los subsidios de los grupos empresariales que les sostienen en esa aparente lucha en contra de López Obrador, y pues así siguen perdiendo dinero y credibilidad, por ello lo mejor sería reflexionar para llegar a entender cuál es el mejor camino del diálogo y la conciliación que sirva para el presente y el futuro del país y no estar anclados en las luchas perversas de los odios y las venganzas.
Entendamos que una buena comunicación es la apegada a la realidad y sirve para observarla y cambiarla y que la desinformación se provoca también por un exceso de información que sale del resentimiento y del odio por parte de los afiliados a las redes sociales que están en pugna por ver cuáles dicen más pendejadas, más mentiras o generan más dudas y desconfianzas, y así no sirven, sino que caen en el juego perverso de la desinformación que lastima a la sociedad y no le ayuda crecer y reflexionar.