Jesús Te Ampare
Don Fernando Gutiérrez Barrios fue un destacado político mexicano de mano firme y decisiones enérgicas.
Perpetrador constante de ingenios y figura determinante en el aparato de seguridad nacional, reconocía la importancia de los medios de comunicación en la formación de la opinión pública y en la toma de decisiones cruciales.
“Los medios de comunicación han jugado y habrán de jugar un papel preponderante en los momentos definitorios de nuestra historia. Estos medios habrán de continuar impulsando nuestras mejores causas y seguirán siendo centinelas permanentes de nuestra democracia”, sostenía el servidor público caballeroso.
Tal afirmación resalta cómo los medios tienen el poder de influir en momentos históricos, ya sea en contextos de crisis, elecciones o transformaciones sociales y políticas.
De hecho, en situaciones determinantes, la forma en que los medios cubren los eventos pueden dilucidar narrativas, movilizar a la ciudadanía e incluso afectar la estabilidad política y social.
Conocí a Don Fernando como gobernador de Veracruz, por conducto del incansable Dante Delgado, quien le había comentado de mi trayectoria profesional.
En 40 minutos le respondí todas las interrogantes y temas de su interés político.
De inmediato, el mandatario me asignó tareas específicas en el Distrito Federal (hoy CDMX), las cuales atendí puntualmente y a cabalidad.
Fue una imagen política que marcó una época, especialmente por su estilo pragmático y su habilidad para moverse entre diferentes facciones del poder.
Ahora los políticos han perdido esa capacidad de mantener un ´equilibrio´ entre diferentes fuerzas y se han polarizado mucho más.
Por su parte, los comunicadores son forjadores resistentes con ideales que revolucionan el estilo de narrar los acontecimientos más relevantes.
Y contados son quienes promueven la libertad de expresión, el periodismo plural y democrático.
De unos años a la fecha, periodistas reconocidos han sido ´golpeados´ por lenguas viperinas poderosas que han vociferado palabras hirientes, crueles y malintencionadas.
Para el columnista Raymundo Riva Palacio “López Obrador y (Jesús) Ramírez Cuevas le abrieron las puertas a periodistas ilegítimos en muchos casos y dependientes de la Presidencia”.
Y los etiqueta como payasos de circo que tiraban miel al presidente de manera obscena; eran zalameros hasta la ridiculez, y diariamente ejercían su derecho a la estupidez.
Don Julio Scherer sostenía que “políticos y periodistas se buscan unos a otros, se rechazan, vuelven a encontrarse para tornar a discrepar. Son especies que se repelen y se necesitan para vivir”.
Enfrentamos tiempos ominosos para la libertad de expresión, porque los señalamientos que se generan son interpretados como agravios.
La clase política en el poder privilegia los halagos ficticios, y desestima las críticas constructivas.
Allá ellos.
ceciliogarciacruz@hotmail.com