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Jesús Te Ampare 

Hay muchos payasos disfrazados de políticos. Pululan en todos los partidos de diferentes ideologías.
Pero, hay de payaso a payaso.

Su función es hacer reír a la gente, hacer bromas, piruetas y hasta trucos.

Pero también son actores satíricos que se burlan de la cotidianidad.

Hay dos que admiro porque se convirtieron en personajes respetables en México y en el mundo.

Volodymyr Zelensky y Víctor Trujillo ganaron fama y poder gracias a programas televisivos con contenidos pletóricos de sátira, género literario que expresa indignación.

Ambos debutaron disfrazados de payasos intrépidos: lenguaje irreverente y arriscado, salpicado de críticas políticas.
Uno es Brozo; el otro, Vasyl Petrovych.

Uno, es el Presidente de #Ucrania quien llegó al poder impulsado por la serie titulada “El servidor del Pueblo”. Este nuevo concepto provocó gran sensación al convocar a millones de simpatizantes por sus severas críticas a un gobierno corrupto.
La actuación y la comedia eran lo suyo.

Ese inquieto payaso personificó a un humilde maestro que juró siempre erradicar la corrupción.

A través de los años se convirtió en un estadista incómodo para el régimen ruso.

Fue tan exitosa la emisión televisiva que la casa productora fundó un partido político con el mismo nombre de la serie (El servidor del pueblo), transformándose ésta en la campaña que lo impulsó a la Presidencia.

Hoy, ese país masacrado por Vladimir Putin, está al rojo vivo con su líder al frente de la resistencia. Antes de la execrable y sanguinaria invasión, muy pocos tomaban en serio a Zelensky.

“Soy candidato a la Presidencia y estoy desafiando a las élites en su propio terreno, por eso me atacan llamándome payaso. Sí, soy un payaso y estoy orgulloso de ello”, expresó Zelensky en 2019 cuando ganó la elección con una votación abrumadora de 73%.

El otro “Payaso” es Brozo (Víctor Trujillo), “El tenebroso”. Fue creado para criticar a la sociedad mexicana con todos los vicios y trastornos donde se desenvuelve la clase marginada.

Nació, además, con sabor amargo: irreverente, misógino, grosero, con humor negro y ácido, atestado de resentimientos. El nombre se eligió para proyectar una imagen contraria a la de Bozo, el Payaso Amistoso de humor blanco, el más destacado de la época del circo tradicional.

Con el tiempo sus relatos se inclinaron hacia la comedia política y al mundo periodístico. Sin pelos en la lengua, ridiculizaba a funcionarios de todos los niveles, provocando la risa del teleauditorio.

El personaje ficticio salió a escena con las características de un machista, un vago, un borracho y drogadicto. Pese a que Brozo ha sido un crítico obstinado de la Cuatroté, López Obrador ha reconocido que “es un comunicador preparado, inteligente y con valores”.

Algún tiempo tuvieron una comunicación de acuaches.

Como muchos periodistas, escritores e investigadores, el “Payaso Tenebroso” no está en el ánimo del mandatario; ni éste en el del comediante. Brozo, suelta que no sabe quién de los dos cambió: si el payaso que critica y “mienta madres” o el Presidente que prometió construir la paz y hermandad entre los mexicanos.

Zelensky, de 46 años, pese a ser blanco perfecto de Putin, decidió quedarse en Ucrania ante el asombro de sus homólogos occidentales. Hoy, es una figura universal, un héroe admirado y reconocido por la valentía y coraje con la que ha conducido la defensa de su país.

Brozo, de 64 años, no cede. Sigue en su “Carpa política” virtual. Su arma letal es la crítica insolente contra el flagelo de la corrupción e impunidad; la violencia, inseguridad, desempleo, salud y economía del gobierno de #AMLO.

Los une el talento, la osadía y el humor, expresión con una sensibilidad muy particular para la comprensión de los dolores, angustias y necesidades de la gente.

Y los dos enfrentan las consecuencias de sus acciones, pase lo que pase.

“Me equivoqué con AMLO”, lamenta Brozo.

“Necesito munición, no un aventón”, rechazó Zelenzky a Biden, para salvar su vida.

¡Óoooorale!

ceciliogarciacruz@hotmail.com