Jesús Te Ampare 

Fue una funcionaria poderosa en el régimen del ex gobernador Javier Duarte de Ochoa.

Impulsada por la señora Rosa Borunda de Herrera Beltrán (QEPD), llegó a la Coordinación de Comunicación Social.
Su nombre: María Gina Domínguez Colío, ama y señora de la comunicación política de esa administración.

Al gobernador Duarte de Ochoa le llegaban rumores de que su colaboradora “andaba en malos pasos”, pero se resistía a creer en una traición de cercana y fiel amiga.

Después de una agotadora investigación, la pudiente vocera fue delatada por abuso de autoridad, incumplimiento de un deber legal y coalición, en agravio de la función pública.

El 21 de mayo de 2017 fue ingresada a la Cuarta Sala de Juicios Orales del Penal de Pacho Viejo, ante el asombro de sus colegas funcionarios.

Se le inculpó desviar recursos por casi 3 mil millones de pesos durante su gestión en elaborar boletines de Prensa.

Dice la sabiduría popular: “De que la perra es brava, hasta a los de casa muerde”. El viejo refrán se refiere al maltrato que suelen dar los malagradecidos a quienes los ayudaron y que, al final, terminan apaleados.

Gina, pretendió deslindarse de los actos de corrupción que se le endilgaban; pero una fuente allegada al poder me confió la manera en que recuperaron –en dos cajas fuertes– 25 millones de pesos de su domicilio en Briones.

La ex vocera se sirvió con “cuchara grande”.

Levantó un emporio en medios de comunicación, adquirió hoteles, restaurantes y bienes inmuebles.

Gina posee un récord nada envidiable: fue vocera de los ex gobernadores Mario Villanueva (Quintana Roo) que cumple su condena en prisión domiciliaria y Javier Duarte (Veracruz), recluido en un penal de alta seguridad por delitos graves cometidos durante su mandato.

En las playas del mar caribe, Domínguez Colío logró –por su astucia– un progreso vertiginoso, pero también una caída estrepitosa.

En poco tiempo llegó a la cima del éxito, pero el tortuoso –aunque placentero— camino que eligió para su ascenso, incomodó a destacadas damas de la “corte celestial” del mandatario peninsular.

Tuvo que huir amedrentada del paraíso caribeño.

En Veracruz, se convirtió de “golpe y porrazo”, en influyente e implacable funcionaria.

Duarte, no daba un paso que no estuviera “palomeado” por ella.

Varios comunicadores la motejaron como la vice gobernadora.

Gina Domínguez permaneció recluida durante un año en Pacho Viejo, donde presuntamente padeció trastornos mentales.
En la historia política de Veracruz, dos voceros han sido encarcelados por “meterle mano al cajón”: Sabás Huesca Rebolledo (Miguel Alemán Velasco) y Gina Domínguez (Javier Duarte).

Por eso hay que alejarse de “los perros bravos y rabiosos” ….. que muerden por naturaleza.

ceciliogarciacruz@hotmail.com