Por: Jorge Herrera Valenzuela
Alfa-Omega
(Vacacionar en la próxima Semana Santa, es retar a la muerte).
La celebración del Día Internacional de la Mujer en este pandémico 2021, particularmente, en la Ciudad de México se llevará a cabo en un ambiente que puede ser ensombrecido por la violencia.
Están latentes las amenazas de irrumpir la marcha de los grupos feministas e inclusive hablan de que mujeres encapuchadas saldrán a las calles para agredir a las personas y causar destrozos en comercios además de pintarrajear muros, paredes, cortinas de acero. Deseo que no llegue a consumarse y que la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo mantenga la paz, como siempre lo ha hecho, sin violencia.
Por primera vez vemos que se coloca un muro metálico frente al legendario Palacio Nacional, donde vive el actual Presidente de México, quien declaró que el muro es para proteger al edificio de los que violentan e irrumpirán la marcha feminista. Si él sabe que hay grupos vandálicos, por qué no ordenó a la Guardia Nacional vigilar la no alteración del orden. ¿Quién le informó que habrá desórdenes y quiénes son los infiltrados y provocadores?
El actual régimen federal se ha caracterizado por no declararse partidario del feminismo, aunque argumente lo contrario por el hecho de que hay muchas mujeres en el gabinete presidencial.
Se han minimizado las protestas públicas realizadas no solo en la CDMX, sino en Guadalajara, Monterrey, Puebla, Toluca y en el norte del País. El silencio de los dirigentes de los partidos políticos, es muestra de complicidad en la no defensa de las mujeres, como también son cómplices, por su silencio, algunas militantes de Morena y no secundan a las que censuran el hecho.
Comentaré en su momento lo bueno y lo malo de lo que ocurra el próximo lunes 8 de Marzo, mientras tanto hacer un repaso histórico de la actividad feminista, es oportuno. Tres son las etapas principales en que las mexicanas han entregado su vida a las causas patrióticas como el Movimiento de Independencia, la Lucha Revolucionaria de 1910 y la Igualdad y Equidad de Género. Más de dos siglos de ardua actividad.
El grito de alerta en 1810, dado por una mujer; las activistas en el Periodismo de principios del Siglo XX y la insistencia para gozar de los mismos derechos que ejercen los hombres, conseguidos en 1947 y en 1953.
La cuarta etapa de la lucha de las mujeres, la estamos viviendo desde años. Ha crecido sin límite no solo en el maltrato o la discriminación, sino en los asesinatos, las violaciones y el acoso sexuales. No soy partidario de los números, porque no reflejan la realidad y poco o nada hacen las autoridades encargadas de brindar protección a mujeres adultas, jóvenes y niñas. Hemos sabido de la existencia de “la mata viejitas”. En diciembre de 1961 un albañil descuartizó a su amasia, siendo apresado por el Servicio Secreto.
LA PRIMERA FUSILADA
Cuando hablamos, escribimos o platicamos sobre las mujeres en la guerra de Independencia, saltan inmediatamente dos nombres: Josefa Ortiz de Domínguez (María Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón) y Leona Vicario, pero hay varias más que sirvieron a la causa: Carmen Camacho, a quien describen como bella joven, quien dijo que la mujer no era solamente “compañera de cuarto, madre o sirvienta”. Ella conquistaba a los soldados realistas, les “sacaba” información e inclusive los convertía en “insurgentes”.
Gertrudis Bocanegra, guapa michoacana a la que llamaban “La ojos”, era una mujer de 45 años de edad, hija de españoles y originaria de Pátzcuaro, Michoacán. La bautizaron en ese mismo poblado como María Gertrudis Teodora Bocanegra Lazo Mendoza. Cuando estalló el Movimiento de Independencia, decidió servir como “correo” de las fuerzas insurgentes, entre Pátzcuaro y Tacámbaro. Sabía desplazarse con mucha habilidad.
Sin embargo Gertrudis fue sorprendida por uno de los jefes realistas. La llevaron al cuartel, en el mismo Pátzcuaro, para someterla a un interrogatorio. Deseaban que les diera los nombres de los insurgentes. Desde el primer momento les aseguró que no revelaría nombre alguno. La torturaron. Guardó silencio. La llevaron a juicio, bajo el cargo de traición. La sentencia fue llevarla al paredón y el 11 de octubre de 1817 fue fusilada en la Plaza San Agustín, así que nació y murió en el mismo lugar.
A esas mujeres, añado los nombres de quienes también ofrendaron su vida por el movimiento insurgente: Mariana Rodríguez del Toro, Antonia Peña, Ana Yraeta, entre decenas de ellas.
LOS GUADALUPES, SECTA SECRETA
Al citar el nombre de Antonia Peña, apareció como una de las integrantes del secreto grupo de espionaje que sin mayor estructura creó el cura Miguel Hidalgo; después lo reforzaría Ignacio López Rayón. Eran 42 hombres y mujeres que tomaron el nombre de “Los Guadalupes” porque se abanderaron con la Virgen del Tepeyac, mientras los españoles y criollos con la Virgen de Los Remedios.
Leona Vicario (María de la Luz Camila Vicario Fernández de San Salvador) fue una de las principales del citado grupo; aportó dinero para sostener el movimiento, a escondidas de su familia. Con ella participaron, entre otras: Margarita Peimbert y las hermanas Antonia y María Soledad López.
GENERALA, ENFERMERAS Y PERDIODISTAS
Desde finales del Siglo XIX y en los primeros veinte años del siguiente, en los diferentes campos de acción, la mujer tuvo una destacada e importante actuación. Partimos desde las abnegadas “soldaderas” que no dejaron solos a sus “juanes” hasta las que se dedicaron al espionaje, enfermeras y periodistas. Hay un grupo más, el de las que tomaron las armas, entraron a los campos de batalla como Carmen Amelia Robles Ávila que para no ser rechazada por tropa, se vistió como hombre y se autonombró “Coronel Robles”. “La Generala” respondía al nombre de Carmen Vélez, comandaba a más de trescientos hombres y combatió en Hidalgo y en Tlaxcala.
Mucho hemos oído de Carmen Serdán que, junto con sus hermanos Aquiles y Máximo, empuñó la carabina para defenderse de las fuerzas policíacas, al descubrirse el movimiento conocido como La Revolución Mexicana. Precisamente Carmen resultó herida y trasladada a un hospital, en calidad de detenida, mientras su hermano Aquiles se escondía debajo del piso de madera en su céntrica casa de la capital poblana. Máximo también murió.
De las que sirvieron como enfermeras encontré a la tlaxcalteca Sara Perales que se alistó en las filas maderistas y anduvo en los campos de Chihuahua y de Nuevo León. También se supo que la guanajuatense Celia Espinoza Jiménez atendió a cientos de soldados revolucionarios.
Un considerable número de mujeres dedicó su tiempo a escribir para periódicos que duraban corto tiempo en circulación, de hojas impresas, como Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, Dolores Jiménez y Muro, Elisa Acuña y Sara Estela Ramos, ésta última al lado de los hermanos Flores Magón y su combativo periódico “Regeneración”. Juana Belén entregaba de mano en mano la edición de “Vésper”, cuyo contenido era de artículos contra la dictadura porfirista.
POR LA IGUALDAD DE DERECHOS
El siglo pasado también se significó por la lucha emprendida por las mujeres para tener derecho a votar y ser votadas para los cargos de elección popular. Una de las precursoras fue la duranguense Hermila Galindo Acosta. A sus 30 años de edad tomó por asalto la tribuna del Congreso Constituyente de 1917 y demandó la igualdad de derechos para las mujeres, además de abordar otros temas. En Yucatán fue Elvia Carrillo Puerto la iniciadora del movimiento feminista, convirtiéndose en una de las primeras diputadas locales, en 1923, pero tuvo que renunciar por la presión y amenazas de los machistas que dominaban en el país.
Son muchas mujeres las que en el Siglo XX se manifestaron por lo que ahora conocemos como “equidad de género”. Recuerdo a dos profesoras que apasionadamente demandaron un sitio para la mujer igual al que tienen los hombres. Ellas fueron doña Adelina Zendejas Gómez y doña María de la Luz Marbán Vicario.
La maestra María de la Luz desde su época estudiantil manifestó sus ideas revolucionarias y participó activamente en las manifestaciones callejeras, en conferencias académicas. Su nombre lo impusieron a diferentes planteles tanto de primaria como de secundaria, porque otro de sus planes fue superar la enseñanza de la educación. Tuve el gusto de recibir muchos de sus consejos, en mi etapa juvenil, la de preparatoriano.
En el caso de la profesora Adelina Zendejas, les comento que compartí con ella, en los años 80, un espacio en los Noticieros de Canal 11 IPN. Nacida en Toluca nunca dejó de participar en la política, no era nada gobiernista y hablaba con absoluta franqueza al comentar sobre los tópicos de actualidad. El pasado 4 de marzo cumplió 28 años de haber partido de este mundo.
Como quedó asentado al principio, hoy la mujer mexicana, en todo el país, protesta por la falta de seguridad y ser blanco de los peores instintos de los hombres. El número de víctimas cada día es más considerable, pero no hay para cuando vuelva la seguridad no solo para las mujeres sino para los millones de mexicanos.
P.D. Tres hogares quedaron enlutados en esta semana. Fallecieron el señor Edmundo Navas Ruiz, exdirigente sindical en Toluca, Estado de México, el reportero especializado en finanzas Rafael Díaz de León y Torres y el maestro Manuel Pérez Miranda, exdirector de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García…Cosas de la vida, Mundo Navas Ruiz era mi querido y admirado cuñado, hermano de mi esposa Esther Lilia…Con Rafael me inicie como reportero diarista en el periódico Zócalo, en noviembre de 1956…De Pérez Miranda puedo decirles que era un profesor querido y respetado; fuimos compañeros al impartir la materia Redacción y Ortografía Periodística. Descansen en paz tres grandes hombres.
jherrerav@live.com.mx