Édgar Amador Zamora, Secretario de Hacienda y Crédito Público, presentó en tiempo y forma el Paquete Económico 2026.
Tal y como lo anunció la Presidenta Claudia Sheinbaum, tanto la Ley de Ingresos (fuente tributaria principal) como el Presupuesto de Egresos de la Federación se diseñaron sobre tres ejes: mantener la disciplina fiscal, aumentar la recaudación y garantizar los programas sociales.
El contexto —señaló la Presidenta— no es sencillo. México enfrentará, en 2026, altos vencimientos de deuda pública, en particular, compromisos asociados a Pemex, heredados de gobiernos anteriores. Aun así, la mandataria aseguró que no se crearán nuevos impuestos y que el gasto social y la inversión pública estarán cubiertos.
En conferencia matutina, la Presidenta señaló que una parte importante de las presiones fiscales proviene de la deuda contratada en sexenios anteriores, particularmente la adquirida durante la administración 2012-2018.
“Los años 2025 y 2026 concentran vencimientos e intereses vinculados a Pemex, lo que reducirá el margen de maniobra en las finanzas públicas”. El Gobierno trabaja en esquemas de refinanciamiento para suavizar el impacto, y estima que en 2027 se liberará presión en el presupuesto.
No habrá nuevos impuestos, y los existentes solo aumentarán lo de la inflación del año anterior. ¿De dónde saldrán los nuevos ingresos fiscales del próximo año? Destacan dos medidas:
Reforma Aduanera: se prevé una reestructuración que permita más control en fronteras y puertos, a fin de aumentar la recaudación en comercio exterior.
Candados contra factureras: se implementarán medidas contra el uso de facturas falsas, práctica considerada ya como delito grave. El SAT aplicará controles adicionales para evitar evasión fiscal.
Estos son los ángulos más relevantes del Paquete Económico:
Se prioriza la disciplina fiscal y la reducción del déficit.
Todos los programas sociales están garantizados, incluida la beca para estudiantes de primaria.
La inversión pública en infraestructura continuará (trenes, hospitales, presas y universidades).
Los compromisos de deuda heredada, sobre todo de Pemex, marcarán la agenda financiera.
La reforma aduanera y el combate a factureras serán los principales mecanismos de fortalecimiento recaudatorio.
La presidenta aseguró que no habrá nuevos impuestos y que los recursos alcanzarán para sostener los programas sociales y los proyectos de inversión pública.
Con las reformas en Aduanas y los controles adicionales contra facturas falsas, el Gobierno busca aumentar la recaudación sin elevar la carga tributaria.
Ello implica un combate frontal al llamado “huachicol fiscal”, que, mina las finanzas públicas y las de Pemex, y es fuente de alimentación del crimen organizado y de corrupción en las aduanas.
Con independencia de las fortalezas en el diseño del Paquete Fiscal 2026, cuando se trata de considerar las recomendaciones fiscales más efectivas para reducir la pobreza y garantizar el bienestar social no cabe escatimar ni limitarse a ajustes técnicos.
Si bien el Paquete Económico entregado implica un énfasis en algunas de las deficiencias más importantes del sistema tributario y del gasto público, no está de más analizar algunos de los puntos más relevantes en el contexto de la transformación profunda del esquema de ingreso y presupuestación que han estado en el radar del gobierno de la 4T.
Puede mencionarse, por ejemplo, el establecimiento de un sistema fiscal de carácter progresivo, considerando los planteamientos que propugnan por una reforma fiscal de fondo, que procure el aumento de los ingresos del Estado y la redistribución de la riqueza, a partir de supuestos de hecho que redunden en impuestos sobre grandes fortunas, herencias y activos financieros, para ayudar a reducir la desigualdad.
Desde la pasada administración federal se ha transitado, con acierto, por la vía de eliminar privilegios fiscales, limitando exenciones y deducciones que benefician desproporcionadamente a grandes contribuyentes, por lo que debe seguirse en esa ruta y plantear además un esquema cada vez más justo y equitativo de estímulos fiscales.
Si bien el gobierno de la 4T ha puesto especial énfasis en el federalismo fiscal, no deben soslayarse los esfuerzos por establecer mecanismos para mejorar aún más la recaudación del predial y otros impuestos locales, que, en algunos casos, son subutilizados, ahondando la dependencia de los recursos federales para financiar servicios básicos a nivel municipal.
Se observa en la actualidad una política social más eficiente, acompañada de un rediseño de programas sociales, que ha aumentado su progresividad y suficiencia, para que realmente lleguen a quienes más lo necesitan. No solo se ha recaudado más, sino que se gasta mejor, mediante la universalización de la seguridad social. Aunque deben redoblarse los esfuerzos para garantizar los estándares de salud deseados, pensiones dignas y una eficaz protección al desempleo, para reducir vulnerabilidades.
Otro de los grandes logros de la presente administración es el establecimiento de objetivos que privilegian la inversión en educación y vivienda, dos pilares con efectos multiplicadores en el bienestar a largo plazo, por lo que tales metas deberán ser vinculadas con un diseño normativo e institucional consistente, que asegure fondos suficientes, incluso para instrumentos y políticas sectoriales o regionales.
Un acierto más del actual gobierno consiste en la promoción del empleo para las mujeres, a través del fortalecimiento de las cooperativas y de la economía social y solidaria. La inclusión laboral de las mujeres es clave para el crecimiento equitativo, por lo que no debe descuidarse esta premisa en el paquete fiscal.
Por lo que ve a la reivindicación de los derechos de nuestros pueblos indígenas y afromexicanos, deben continuarse las inversiones en infraestructura, conectividad y servicios, para cerrar las brechas de desigualdad o marginación. Lo propio puede decirse de las medidas para mejorar las condiciones en zonas rurales.
En resumen, el reto en 2026 será mantener la disciplina fiscal y sostener la confianza en la estabilidad económica del país, sin ignorar los grandes postulados económicos del movimiento. Ello permitirá al peso consolidarse como moneda fuerte y ser un factor importante de atracción de inversiones extranjeras, de mayor confianza de los mercados internacionales y de control de la inflación, para seguir sacando a más millones de mexicanas y mexicanos de la pobreza.
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