En Villa Hidalgo, San Luis Potosí, un grupo de 50 maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se infiltraron en el evento de la presidenta Claudia Sheinbaum para protestar y exigir la modificación a la ley de pensiones, así como un aumento salarial. En varias ocasiones, lograron interrumpir su discurso.

Una hora antes de que iniciara el evento presidencial, el grupo de maestros disidentes comenzó a lanzar consignas en contra del rechazo al diálogo por parte de la mandataria.

«¡Este día no es de fiesta, es de lucha y protesta! ¡Nos ignoran!» gritaban los maestros, quienes burlaron la seguridad de la Unidad Deportiva Villa Hidalgo, sede del evento.

Las consignas contra la presidenta continuaron, y un grupo de simpatizantes intentó contrarrestar el ruido magisterial con otras frases como «¡Claudia, resiste con la ley del ISSSTE!»; ante la tensión, los organizadores del evento optaron por poner música para disipar el conflicto.

Sin embargo, el alto volumen de las bocinas no logró acallar a los manifestantes. Por el contrario, aumentó la molestia y los gritos de protesta, sobre todo cuando se presentó a cada uno de los funcionarios invitados para dar a conocer los proyectos en la entidad.

Cuando fue el turno de la mandataria, las consignas subieron de intencidad, lo que la llevó a someter a votación si los manifestantes debían guardar silencio.

«Nos vamos a oír entre todos. ¿Quién está de acuerdo en que nos escuchemos en esta asamblea?», preguntó. Ante esto, más de dos mil asistentes levantaron la mano en apoyo a que los maestros guardaran silencio.

«Las libertades también significan libertad para todas y todos, pero la libertad conlleva responsabilidades. Siempre debemos tener respeto entre nosotros», expresó la mandataria tras obtener la mayoría en la votación a mano alzada.

A pesar de esto, los maestros de la CNTE insistieron en sus consignas y se distribuyeron en distintos puntos del mitin para evitar ser identificados por los cuerpos de seguridad y los servidores de la nación que también resguardaban el evento. Ante esta estrategia, la presidenta reaccionó molesta:

«A ver, ¿quién vota porque los compañeros respeten el mitin?», preguntó.

Una vez más, sus simpatizantes la respaldaron, por lo que Sheinbaum presumió: «Ahí está la voz del pueblo. Bueno, entonces vamos a dejarlos, vamos a respetarlos, pero ya escucharon lo que piensa la asamblea».

Cuando parecía que había obtenido la mayoría en contra de los manifestantes, otro grupo de ciudadanos inconformes interrumpió su discurso en dos ocasiones.

Justo en un momento de silencio, un asistente protestó contra el gobernador Ricardo Gallardo, acusándolo de promocionar políticamente a su esposa en la entidad.

«Está haciendo campaña para su Vieja», gritó el inconforme, a lo que Sheinbaum respondió aún más molesta: «Discúlpeme, pero aquí se respeta a todas y todos».

«Se puede estar de acuerdo o no, pero aquí se respeta a todo el mundo», añadió.

Para concluir el evento, la mandataria presumió las acciones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pero otra voz entre el público gritó: «¡La Secretaría de Comunicaciones y Transportes no trabaja!».

Sheinbaum desestimó el comentario y, con una sonrisa, replicó: «No, sí trabaja».

Finalmente, cerró su participación preguntando: «¿Me van a dejar terminar?».

Piden atención para el municipio de Corcovada, San Luis Potosí.

Durante todo el evento presidencial, un grupo de habitantes del ejido de Corcovada —ubicado a 20 minutos de Villa Hidalgo— mostró pancartas frente a la mandataria para exigir atención sobre las empresas que amenazan con afectar sus tierras.

«No a la contaminación de nuestro ejido», se leía en algunos carteles, los cuales fueron vistos por la presidenta en más de una ocasión. Sin embargo, no mencionó la situación del lugar.

Uno de los manifestantes explicó que, en los últimos meses, los habitantes de esta comunidad han sufrido acoso e intimidación por parte de empresas que buscan comprar más de 500 hectáreas ejidales para extraer minerales.

Además, denunciaron que actualmente hay dos compañías operando en la zona y temen que contaminen sus tierras.

Con información de Latinus