El pionero de los corridos tumbados, Natanael Cano, ha manifestado públicamente su profundo desacuerdo con las recientes medidas legislativas en México que buscan restringir las letras de canciones del género regional mexicano, especialmente aquellas que hacen alusión al crimen organizado.
A través de una historia en su cuenta de Instagram, el joven cantante compartió una impactante imagen de sí mismo llorando lágrimas de sangre, acompañada de un contundente mensaje: «San Nata llorando sangre por ver cómo México va de mal en peor y quieren tapar el sol con un dedo… Lo peor es que hay gente que los apoya, cegados por el odio y la envidia”.
Esta declaración surge en un contexto de creciente debate sobre la implementación de leyes que buscan limitar la difusión de contenidos musicales relacionados con organizaciones delictivas. Estas medidas ya han comenzado a tener repercusiones en la programación de conciertos y en la presencia de artistas del género en escenarios tanto nacionales como internacionales.

No es la primera vez que Cano utiliza sus redes sociales para expresar su opinión sobre temas polémicos. En enero de este año, también se refirió a las amenazas emitidas por el grupo criminal Los Mata Salas, quienes exigieron a varios artistas cortar presuntos vínculos con Los Salazar, una célula del Cártel de Sinaloa. En aquella ocasión, el cantante respondió con una imagen de cobijas con su rostro, ironizando que esas eran sus únicas «mantitas» de preocupación.
La figura de Natanael Cano ha estado rodeada de controversia en los últimos meses. Su nombre ha sido vinculado en diversas ocasiones con el grupo delictivo Los Salazar, alimentando especulaciones tras la aparición de narcomantas en Hermosillo, Sonora, donde se le mencionaba junto a otros intérpretes como presuntos colaboradores financieros. Aunque Cano ha negado categóricamente cualquier relación con estos grupos, el contenido de sus canciones, que a menudo incluye referencias al crimen organizado, ha mantenido viva la polémica.
Además de estas acusaciones, el cantante ha enfrentado señalamientos por presunto intento de soborno a autoridades y por supuestamente haber proporcionado alcohol a menores en un establecimiento nocturno.
A pesar de las controversias, la influencia de Natanael Cano en la música regional mexicana es innegable. Se le considera un impulsor clave de los corridos tumbados, un subgénero que fusiona elementos del trap y el hip-hop con la tradición del corrido. Su colaboración con Bad Bunny en el remix de «Soy el Diablo» y el éxito de su álbum «Nata Montana» son ejemplos de su impacto en la industria musical.
La implementación de normativas que buscan prohibir los narcocorridos ha obligado a artistas como Grupo Firme y Luis R. Conríquez a modificar sus repertorios. Asimismo, recintos como el Palenque de Texcoco han cancelado presentaciones de aquellos músicos que se niegan a alterar sus letras. En Estados Unidos, también se han reportado casos de cancelación de visas para artistas cuyo contenido musical es considerado como apología del delito, limitando sus oportunidades de presentarse en el extranjero. La crítica de Natanael Cano se suma a este panorama de crecientes restricciones para el género de los corridos tumbados.
DIARIO DE MÉXICO