R Á F A G A
(B. Juárez, P. Díaz y A. Obregón, únicos que se reeligieron).
Resulta difícil entender a quien se aferra a una idea. Aunque no le asista la razón, mueve cielo y tierra, a su favor. Solo le importa que se cumplan sus deseos, por absurdos que sean. Lo grave es que al actuar, no considere que las repercusiones en nada benefician al país que prometió, a sus más de 30 millones de mexicanos que lo llevaron al poder, que gobernaría por un período de seis años.
Afirma el Presidente de México que anunció, desde su campaña, que promovería una reforma constitucional que aprobada lo apoyara a realizar una consulta de “revocación de mandato”, cuya organización, difusión, desarrollo, cómputo y declaración de resultados queda, de acuerdo con la Ley Federal de Revocación de Mandato, bajo la coordinación del Instituto Nacional Electoral, al que los diputados morenistas han vapuleado a su regalado antojo, porque se solicitaron los recursos necesarios.
Mucho habrán de escribir los historiadores y mucho lo que redactarán los diaristas en torno a un suceso que no tiene precedente y que, desde mi punto de vista como reportero-comentarista, considero no tiene justificación política, social, económica y cultural.
No debe jugarse en una supuesta consulta popular el destino de México. En el supuesto de que le fuese revocado el mandato al tabasqueño, ¿qué ganaría México?
Sea cual sea el resultado, la misma noche del domingo 10 de abril próximo, surgirán las inconformidades. Los integrantes del INE serán blanco de todo tipo de ataques y se insistirá en que desde el Consejero presidente, Lorenzo Córdova Vianello, y todos los demás miembros del Consejo General deben ser despedidos Si en las elecciones del 2018 votaron 30 millones 113 mil 482, a favor del candidato de Morena, en esta ocasión no es seguro se alcancen los 36 millones de sufragios, el 40 por ciento del Padrón Electoral, requeridos para la revocación.
OPINA ROJAS ARÉVALO
Entre las opiniones leídas por su servidor, reproduzco la del laureado reportero y analista político, el chiapaneco y fraternal colega, Armando Rojas Arévalo. En su más reciente columna “Epistolario” lanzó una lacónica pregunta y comentó:
“¿Revocación? Nadie le ha pedido (al Presidente de México) que se vaya antes de cumplir con su mandato, si bien el anhelo es que se vaya de inmediato cuando termine su período de gobierno, ni un minuto más, ni un minuto menos».
Rojas Arévalo también redactó: “Millones de pesos gastan en una campaña propagandista para “alentar” el voto de la revocación, cuando hay niños con cáncer que necesitan medicamentos, o las farmacias de los hospitales están vacías” y en otro párrafo de la columna Epistolario, leí:
“Sumo mi voz a la de cientos (miles, me apunto yo) que gritan ¡basta! De tantas ocurrencias, burlas, mentiras, subterfugios y el odio que alimenta todos los días (desde Palacio Nacional) desde la que se supone es una tribuna respetable”.
DE 4 A 6 AÑOS PRESIDENCIALES
Desde 1824 hasta 1924 se contempló constitucionalmente que el Presidente de la República cubriría un período de 4 años. Para empezar, Guadalupe Victoria estuvo poco más de cinco años, porque inicialmente fue interino. Lo sucedió en el Poder, por nombramiento del Congreso, Vicente Guerrero, que a los 8 meses y 16 días renunció al cargo. Del 18 de diciembre de 1929 al 18 de enero de 1858, México tuvo 46 presidentes, hubo muchos repetidores, impuestos por Antonio López de Santa Anna.
Benito Juárez comenzó el 19 de enero, por Ministerio de Ley, durando en Palacio Nacional hasta el 18 de julio de 1872 (14 años 5 meses 29 días).
En el Siglo XIX solamente Sebastián Lerdo de Tejada y Manuel González, ambos por elección, cumplieron con sus cuatrienios. Porfirio Díaz relevó, en 1884, a su compadre M. González y abandonó la silla presidencial en mayo de 1911.
En el pasado siglo, Álvaro Obregón y “su esclavo” Plutarco Elías Calles, fueron los únicos que cumplieron los cuatros años.
Precisamente esos dos sonorenses cambiaron la historia. Obregón presionó, ordenó, a Calles que modificara la Constitución, suprimiendo “la no reelección presidencial”. Luego el 13 de octubre de 1927, Plutarco hace la segunda modificación: ampliando a seis años el período presidencial. Obregón resultó reelecto, pero no estrenó el Plan Sexenal. Los últimos 15 presidentes, a partir de 1934, son elegidos para un período de seis años.
OFRECIÓ TRABAJAR 6 AÑOS
El sábado 1 de diciembre de 2018, en sesión solemne del Congreso de la Unión, el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, con la banda presidencial sobre su pecho, expresó:
“Trabajaré 16 horas diarias para dejar en seis años muy avanzada la obra de transformación”. Antes afirmó: “soy juarista y cardenista, maderista y partidario del sufragio efectivo y de la no reelección”. En el penúltimo párrafo de cuatro líneas anunció que “en dos años y medio se hace una consulta”. Así se sabrá si se mantiene en el cargo o pide licencia. “El pueblo quita y el pueblo pone. Es el único soberano al que debo sumisión y obediencia”. Cada quien intérprete y juzgue la primera contradicción del tabasqueño.
PROPAGANDA CON DINERO OFICIAL
Desde el año pasado el propio Presidente de México, desde el púlpito de Palacio Nacional, durante su programa televisivo “Conferencia de prensa La Mañanera”, ha realizado actos propagandísticos del “mando de revocación”. Como el Instituto Nacional Electoral le formuló medidas cautelares, inició los ataques al presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello y calificando de corruptos a los Consejeros.
Los dirigentes de Morena, partido en el poder, disponen de todo el apoyo económico y el equipo humano.
Nada ha cambiado, pues así lo hizo el PRI.
Por ejemplo, Claudia Sheinbaum Pardo y sus inmediatos colaboradores, así como los delegados, perdón Alcaldes y Alcaldesas morenistas, están dedicados a impulsar el llamado a la gente para que vote en apoyo del inquilino de Palacio Nacional. El de Iztacalco ordenó imprimir carteles, como los que anuncian el box y las luchas, pegándolos en las paredes de las casas habitación de la Colonia Militar Marte, frente al Mercado de Zona.
En los Estados, incluyendo a los gobernadores Alejandro Murat –Oaxaca—y Alfredo del Mazo III, Edomex, que eran “priistas de hueso colorado” –por herencia paternal–, también están en la campaña, otra vez perdón, en la difusión del mandato de revocación.
Conclusión: Sí llegasen a votar los 36 millones de electores, en contra, ¿el Presidente pide licencia? En caso de no cubrirse ese requisito, ¿el Presidente quedará satisfecho y concluirá su mandato?
Los riesgos son varios. El tabasqueño es un hombre impredecible. Una persona obstinada en mantenerse en el Poder (así con mayúscula). ¿Promovería una nueva reforma constitucional para ampliar el período presidencial”.
Ha ofrecido que no se va a reelegir. Firmó una declaración notarial, comprometiéndose a no dar ese paso. Sus reiteraciones al respecto, el no reelegirse, es lo que despierta una gran duda. Sus promesas políticas no las ha cumplido.
jherrerav@live.com.mx