Que conste…son reflexiones!…

No hay la menor duda de que nadie, pero nadie, se debe meter en contra de las “chelas” y “caguamas”.

Imagínense al tontín de Ricardo Anaya, llegando a la taquería “El último paso” pidiendo unos tacos de trompa, nenepil o cabeza y de acompañamiento un vaso de lechita tibia, pues la burla y el escándalo en toda la cuadra y en la colonia.  O pidiendo una torta de tamal con licuado de fresa pues también la joda, al grado que debería ser vetado en todas las taquerías y torterías, fondas y restaurantes de caldos, chalupas y demás antojitos que son adonde se llega no solamente a desayunar o comer o cenar con los cuates y las novias sino para curarse la cruda o comenzar en “el pedo”,  y que el idiota de Ricardo Anaya apareciera de repente como uno de esos “pastores” vendiendo el Atalaya diciéndonos que “no debemos pecar y dejemos ya de gastar nuestra lana en las chelas y caguamas”, pues es para que los dueños y accionistas de todas las plantas cerveceras del mundo le pagaran a algún aguerrido crudo o borrachín de barrio para que le diera una soberana chinga y le dejara sin hablar por mucho tiempo.

No hay duda que cuando se pierde la realidad y comienzan los problemas, por lo que no se meta ni con mi cucu, ni con mi chela ni mi caguama, pues que chingados, cada quién sus gustos y sus gastos.

Ahora solo le falta decir que “la mota”, que está por legalizarse después de años de lucha y esperanza para millones de “motos” en el mundo,  no debe ser utilizada porque “se hornean” quienes estén cerca de los que la fuman, como si se perdiera la esencia de la motita cuando se pasan “las bachas” y se dan “los golpes” y al final se pasan los dulces “para cortarla”, pues que cada quién tienen derecho a esperar ver a sus elefantitos de colores, a sus rubias de categoría, de combinarla con las chelas y los traguitos para quitar la resequedad de la boca.

En fin esto es lo que le falta a un “político” de pasquín para que se le mande mucho al demonio y ya nadie le haga el menor caso.

No se puede atentar tanto en contra de los gustos del populacho porque si no lo sabe, el infelizaje nacional forma la mayoría de este país y ahora con el Peje pues tienen el poder y cuando el populacho tiene el poder, pues puede hacer y deshacer lo que le venga en gana porque mucho tiempo lo han tenido con la pata en el pescuezo y dando lástima en todos lados.

Por eso el valor de las chelas y caguamas, porque s chelas y las caguamas, porque son la bebida social, las que se puede compartir con los cuates de la cuadra en las horas de calor o de andar en la vagancia. Es cierto, la cerveza es una bebida social que no es para beberse a solas a menos que el daño que se recuerda sea el abandono de la ñora y del amor, porque así sirve más la caguama, ya que no se dan muchas vueltas a la tiendita de la esquina, pero en general la caguama, por si no lo sabe el fifi del Anaya, es la medida de la charla que se disfruta con los cuates porque damos vueltas a los tragos mientras todos van diciendo salucita de la buena  y pues así salen los porros, las trabucos, los cigarros de mota y pues la fiesta se arma en los barrios y calles, y el pendejo de Anaya quiere que se deje a un lado toda esa tradición de la jodidez. ¡No hay duda que es un soberano pentonto!

El taco va acompañado de una buena chela bien fría, es como llegar a festejar en ese día. Pocas cosas dan satisfacción al infelizaje nacional, no hay mucho para tener. Los ricachones tienen centros de baile donde les sirven en cueros y no solamente fuman de la buena sino que se sirven de la coca para darse tiempo a mayores viajes.

Ellos toman vinos y hay muchas marcas y precios. Llegan los chefs a darles cuenta de los platos que hay o de los que de pronto, en sus caras ocurrencias quieren, que si el jamón serrano de pata de cerdo negro, que si la cerveza importada de su lugar de origen en Alemania y que llegue fría, que si el vinito que toma el Papa y el mayor de los hombres ricos del mundo para que sepan lo que van a beber cuando lleguen a la cumbre, en fin, se tienen muchas cosas, pero en la jodidez la neta es que tacos, tamales, tortas y de vez en cuando caldos de pollo o de gallina y de pescado y ahí pues todos nos chingamos porque el acompañamiento es la chela, la caguama si vamos en bolita.

Por esa razón cuando escuchamos a los fifís hablar de bebidas y comidas pues en la babia, en la pendeja total, no entendemos lo que dicen cuando hablan y pues esto es lo que hace que las clases sociales se vayan dividiendo en la vida y en la realidad y por ello cuando llegan los políticos fifís pues en serio que la pendejean cuando no saben ni lo que se toma en las calles y colonias del infelizaje nacional.

Efectivamente entre la leche a la que además le agregan agua y el gasto de producción en lo que toman las vacas y se producen los litros para comercializar, el gasto de agua es enorme, igual sucede en la producción de chelas, dicen, porque no lo sé, que se consumen muchos litros de agua para producir uno de cerveza y esto es grave, por lo que se comienza a controlar el gasto del agua o nos quedamos secos, y entonces, cuando las protestas lleguen por la falta del vital líquido, no va a contestar el presidente como en Francia antes de la revolución, cuando al decirle a la reina que no había pan y por eso protestaba el populacho, contestaba: “pues denles pastelillos”, y acá, ni modo que diga el Peje que es abstemio; “pues denles chelas para la sed”, por eso sí se podría demandar que se reduzca el consumo de chelas por consumo de tacos, tortas, caldos, tamales y demás antojitos mexicanos.

Lo que es cierto es que el infelizaje nacional pocas, muy pocas formas de satisfacer sus necesidades tiene en cuestión de precios accesibles, y pues si de algo sirve el tema, es que las chelas son de lo más barato para agarrar el cuete y socializar con la raza. Una “coperacha” y se va a la tienda no a traer muchas botellas, lo que ayuda a no contaminar más, sino a traer la caguama, “la pata de elefante” en el licor y los tamaños grandes para que socialmente se vayan degustando en las calles que es donde la raza se siente a gusto, porque en las pinches casitas que viven no cabe ni un alfiler más.

De ahí el éxito de las chelerías y esto no lo han investigado los astutos analistas de mercado y ahí está un buen de votos para los que saben hablarle a la raza con su lenguaje y con sus gustos, pues es lo real y lo que hay… sería un buen cambio: chelas por votos…