Jesús Te Ampare 

El presidente AMLO está en el ocaso de su sexenio. Se va y no se va.

Polémico por los cuatro costados, es considerado por sus incondicionales como el salvador de todos los males.

Los zalameros, esos que le tienen fe ciega, lo idolatran.

Es su mesías.

Lo ven como el enviado que enfrenta y resuelve los obstáculos de todos los niveles.

Para el Ministro en retiro José Manuel Cosío, el presidente López Obrador no es Dios, aunque “en algunos momentos actúa como tal, pero está muy lejos de serlo”.

Después de asumir humildades que no son su dote, de trascender sentimientos, el tabasqueño garantiza que cumplirá –hasta el último día de su gestión– la aspiración histórica de transformar a nuestro país.

Es necesario avalar que lo importante es la historia, no el poder personal. Y se puede tener poder personal y no estar en la historia.

Para el abogado y politólogo Juan José Rodríguez Prats, “quienes asumen deberes, cuando llegan al Poder pierden el sentido de la realidad, pierden el piso, se marean y trastornan”.

La imagen de México en el mundo está degradada gracias a políticos ineptos y corruptos.

Para el talentoso amigo CATÓN “raro es quien conserva su prudencia, su mesura. Los posee la soberbia del poder, y han llegado a extremos de corrupción, frivolidad, insania o incluso al crimen”.

El estilo de gobernar de López Obrador es único en la historia.

Ha ejercido el poder a la máxima expresión.

No permite opiniones de quienes disienten de su forma de pensar.

Lo que emana de él es ley.

Y, sostiene, muy echao pa´lante, “que por encima de la ley está la autoridad moral y política”, frase que quedará como referente en la investidura presidencial.

Al cumplir su período gubernamental se retira a su rancho –eso dice—, con un alto posicionamiento político.
El pueblo, ese que recibe apoyos monetarios, cree fielmente en él y lo va a extrañar.

Deja en la silla presidencial a una alumna leal que logró con el tiempo la confianza de su mentor.

Por vez primera, AMLO acepta que no todo fue miel sobre hojuelas.

Reconoce que sí hubo corrupción.

Por eso se va con una gran mancha en su conciencia: el fraude escandaloso de Segalmex (Seguridad Alimentaria) por 9 mil 500 millones de pesos.

Y admite que fue por descuido y “mala suerte”.

ceciliogarciacruz@hotmail.com