Hola Chicuelos…

Una noche, hace muchos, años, yo joven, recién casada, me balanceaba en típica mecedora jarocha frente a mi hermosa y sabia abuela, quién lo mismo hacía, mientras  sudorosa observaba las travesuras del oleaje del rio Papaloapan.

Como de costumbre: intenso calor y mosquitos inmisericordes, pero ahí seguíamos en la terraza reanimabas por la suave brisa nocturna, hable y que hable, sobre los pros y contra del  matrimonio.

De repente, la abuela  cortó la plática sobre el matrimonio, para girar a otro tema, lo cual  me  dejó perpleja.

“Mira hija, más sabe el diablo por viejo que por diablo, por eso no eches en saco roto lo que te voy a decir: Nunca olvides a tus amigos, verás que ellos, a medida que  envejezcas,  cobrarán más y más importancia para ti.

_¿Porque me dices eso abuela?

“Mira muchacha, amarás a tu familia; marido, hijos pero siempre necesitarás de tus amigos. Por ello te pido  que no los olvides, los sigas cultivando, como si fueran las más bellas rosas de tu jardín”.

¡Qué extraño consejo de la abuela! mi esposo y la familia que iniciábamos eran todo lo que necesitaba para dar sentido a mi vida.

Sin embargo; medio que la obedecí y mantuve contacto con los amigos. Formamos el Club de los Chaneques, y el Mandinga Power en CDMX. Algunas veces organizaba cenas o comidas, pero nos dejábamos de ver por años.

Con el pasar del tiempo entendí, comprobé y lo sigo comprobando, que mi abuela tenía razón, y así al llegar a los sesenta años, un día me tocó trasmitir mi mensaje a un  hijo a punto casarse.

“Mira hijo: El tiempo pasa,  la vida continúa, las distancias separan, los niños crecen. El amor se debilita. Las personas mueren o no hacen lo que deberían hacer. El corazón se rompe. Los padres también nos dejan, los empleos van y vienen, pero los verdaderos amigos siempre están ahí, no importa a cuánto tiempo o a cuantos kilómetros se encuentren.

Un amigo nunca está más distante que el alcance de una necesidad, interviniendo a tu favor, esperándote de brazos abiertos o bendiciendo tu vida”.

Cuando iniciamos esta aventura llamada VIDA, no sabemos nada sobre las increíbles alegrías o tristezas que nos tocará vivir, tampoco sobre cuanto se necesitaremos de los buenos amigos, como yo ahora…..

Taca.campos@gmail.com