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-El Maximato requiere unidad y equidad
-Seis buscan la candidatura presidencial
-Inútil, costosa y engañosa la encuesta
-El dedito ya sabe hacia dónde va a señalar

Alfa-Omega

Dramática, peligrosa, insólita y riesgosa la sucesión presidencial.

El huésped de Palacio Nacional tiene la batuta para dirigir la sinfonía.

Juega el tabasqueño, como beisbolista. Batea a sus imaginarios rivales.

Todo está enfilado para que el triunfo sea para el fundador y dirigente único de un membrete político, registrado como partido.

La mitad de los electores debe enfrentarse, en las urnas, al “pueblo bonito y bueno” que recibe el mensaje mañanero, basado en ataques, difamaciones y acusaciones sin pruebas “contra los que se oponen a la cuarta transformación”.
Lo cierto es que candidatas y candidatos están en plena campaña, aunque oficialmente la disfracen como “asamblea informativa”, de carácter interno.

Quienes están en este juego político electoral fueron obligados a renunciar al cargo y los legisladores solicitaron licencia, porque fueron electos en 2018. Así comenzó la farsa, aplaudida por “los chairos”.

Inmediatamente se procedió a nombrar a nuevos titulares: la doctora Alicia Barcena Ibarra en Relaciones Exteriores y en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres Guadarrama. En la Cámara Alta, será el chiapaneco Oscar Eduardo Ramírez Aguilar, el coordinador de los senadores morenistas.

ANTECEDENTES DE UN MAXIMATO

En las páginas de la Historia Patria está registrado cada uno de los acontecimientos desde hace casi doscientos años. La etapa de inestabilidad política y lento desarrollo económico. La era del “santaanismo” que duró 20 años.

La Restauración de la República. El ambivalente porfiriato de progreso y dictadura. El movimiento armado que comienza en la capital poblana, la guerra fratricida entre zapatistas, carrancistas, villistas y obregonistas. Una década que termina con el asesinato del presidente Venustiano Carranza.

Los siguientes diez años estuvieron bajo el dominio del sonorense Álvaro Obregón, que ordenó a su paisano y sucesor en Palacio Nacional, Plutarco Elías Calles, eliminar de la Constitución lo referente a la no relección. Obregón fue reelecto, pero unas balas le cortaron la vida al asistir a un banquete en su honor.

“El Turco”, llamado así Calles por su jefe, tomó las riendas. En menos de un año reunió a los dirigentes de los grupos que combatieron, después del asesinato de Francisco I. Madero. Los llamó a la unidad. Repartió prebendas políticas. Dio vida al Partido Nacional Revolucionario. Estaba en marcha la obra del Jefe Máximo de la Revolución Mexicana.

Era realidad que en el país no se movía la hoja de un árbol, si Calles no lo permitía. Consolidó su poder al nombrar al presidente interino, el tamaulipeco, Emilio Portes Gil; impuso la candidatura presidencial del michoacano Pascual Ortiz Rubio, quien renunció en 1932 y llegó a la Presidencia el último interino del siglo, el cuarto sonorense, Abelardo L. Rodríguez. (Adolfo de la Huerta, sonorense, cubrió el interinato a raíz del asesinato de Carranza).

El PNR postuló al hombre de Jiquilpan, Lázaro Cárdenas del Río. Militar de 39 años de edad e iniciador de los gobiernos sexenales. Calles designó a sus cercanos colaboradores en el gabinete inicial del michoacano.

El profesor rural, militar y político de Guaymas, Sonora, pretendía mantener poder y control sobre Cárdenas como lo hizo con los tres presidentes anteriores.

Se enfermó y fue a ser atendido por médicos en Los Ángeles, California. En su retorno lo recibió el presidente Cárdenas. Calles reveló no estar de acuerdo con acciones emprendidas por el michoacano. En el Congreso ya no tenía muchas simpatías.

El general Francisco J. Múgica fue enviado a la residencia de Calles, la intención era decirle que el presidente deseaba gobernar libremente. Advirtió Cárdenas un distanciamiento al año de haber asumido la presidencia.

No hubo conciliación y la madrugada del 10 de abril de 1936, 20 militares y seis policías llegaron a la hacienda Santa Bárbara. La crónica apunta que el expresidente leía el libro “Mi Lucha” de Adolfo Hitler. Estaba en pijama. No creía lo que le comunicaban.

Le dijeron que sería llevado al Puerto Aéreo Central y lo subirían a un aeroplano militar para trasladarlo a San Diego, California. Con él también fueron exiliados Luis L. León, Luis N. Morones y Melchor Ortega. Cinco años fuera de México. Fue el Fin del Maximato.

NI MAXIMATO, NI DICTADURA

Los tiempos son diferentes. Las circunstancias son distintas. Los personajes no siguen a un supuesto caudillo. Los intereses están manejados por un solo par de manos. Ni principios y menos ideología.

Plutarco Elías Calles se forjó en los campos de batalla. Saltó victoriosamente a la política, al lado de “El Manco de Celaya”. Soportó los desplantes del hombre de Topolobampo, a veces hasta humillantes. Aprendió mucho. Para triunfar debería ser cauto, conciliador, amistoso. Mantuvo la lealtad a Obregón, aun siendo el Presidente de México (1924-1928).

Hoy vivimos los mexicanos en la creciente violencia, la inseguridad nacional, la destrucción de lo hecho durante el Siglo XX. Calles instauró un México de instituciones.

El tabasqueño desde siempre ha mandado “al diablo a las instituciones”. Calles concilió con todos los grupos revolucionarios. Se condujo amistosamente con los empresarios, con los hombres del medio rural, con la sociedad en general. Sim llegar a extremos no se peleó con los católicos.

Desde diciembre de 2018, desde Palacio Nacional se dividió a los mexicanos, “primeros los pobres” y no aceptan que ha aumentado en millones el número de pobres. El asesinato de dos sacerdotes en Chihuahua, es visto con total indiferencia por parte de las autoridades y nada queda aclarado. El Gobierno Federal cerró el expediente, sin más averiguación, al informar que el presunto asesino estaba muerto.

El Presidente de México no tendrá el control político, porque sabe que las elecciones del 2024 “no las tiene amarradas”. No ha hecho equipo como lo tuvo Calles. El líder sindicalista Morones y destacados políticos en todo el país, eran pilares fuertes y tenían licencia para operar, además contaba con total apoyo de las fuerzas militares.

La dictadura no se logra de la noche a la mañana. Porfirio Díaz en sus primeros años realizó obras materiales muy importantes, abrió caminos, impuso las comunicaciones terrestres. Después rodeado de los caciques, aliado con los poderosos del dinero, se dejó llevar de la mano para imponer su ley. Las huelgas de 1906 fueron un principio significativo de la descomposición social, la pobreza y explotación en el medio rural, sus relecciones presidenciales.

En estos cinco años y medio, desde Palacio Nacional han salido órdenes administrativas, iniciativas de reformas constitucionales, ocurrencias, caprichos y ataques a diestra y siniestra. Las puertas de ese edificio colonial están cerradas para todo el que disienta de la forma en que se “gobierna” al País. Ya ni los turistas tienen libre acceso. En las mañaneras dan paso a personas que no molestarán.

Las manifestaciones de cientos de miles de mexicanos para defender Al INE, la lucha por la democracia, las protestas por la injustificada guerra presidencial contra el Poder Judicial Federal y en particular contra las y los Ministros de la Suprema Corte, con excepción de la ministra plagiara, una de nombre Loretta y el lacayo Arturo Zaldívar.

PAGAMOS LAS CAMPAÑAS

Oficialmente se reveló que el partido en el Gobierno “entregará cinco millones de pesos” a cada uno de los seis aspirantes a la candidatura presidencial. Por Morena, Marcelo Luis Ebrard Casaubón, Claudia Sheinbaum Pardo, Ricardo Monreal Ávila y Adán Augusto López Hernández.

Agregue al chiapaneco Manuel Velasco Coello militante del Partido Verde Ecologista de México, y José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, afiliado al Partido del Trabajo. La diputada Yeidckol Polevnsky Gurwitz (en español Citlali Ibáñez Camacho) no fue admitida por la dirección del partido que ella dirigió.

Para los efectos políticos presidenciales no se trata de una campaña política, sino de asambleas informativas. Los gastos de cada uno de los contendientes corren por cuenta de los contribuyentes, de los que pagamos religiosamente los impuestos municipales, estatales o federales. Pueden argumentar que eso no es cierto, pero los millones que recibe el partido es precisamente de nuestros impuestos.

El despilfarro de 30 millones, más lo que se les acumule diariamente, no tiene razón de ser. Es la primera vez que se da un suceso de esta naturaleza. ¡Claro! No son iguales a los anteriores, ¡son peores! Ahora el INE no sanciona.

Poco ha de vivir el que no vea, no enteré y no sepa, que las encuestas, una, dos, tres y las que quieran sólo serán un distractor, porque el dedo índice de la mano derecha, de YSQ, apuntará “al triunfador o triunfadora”.

Hasta 1988, el saliente dejó al sucesor. Zedillo ni de eso se ocupó y en este cibernético siglo, los tres siguientes fracasaron con sus respectivos candidatos.

jherrerav@live.com.mx