Jesús Te Ampare
Hoy no escribiré sobre temas detestables como la violencia, la desbordada inseguridad y criminalidad que golpean sin piedad a nuestro pueblo.
Tampoco comentaré de la incapacidad y cinismo de ‘chayito’ Cabeza de Piedra, para desempeñar el cargo en la CNDH.
Haré a un lado la historia negra del fracaso anunciado del ‘intelectual’ Cuitláhuac García, como gobernador de Veracruz.
Lo bueno que su ‘gestión’ está por concluir.
De igual manera, no propagaré comentarios a las críticas de Ken Salazar contra la malograda política de seguridad (abrazos y no balazos) implementada por López Obrador.
No tocaré el polémico asunto del helicóptero ejecutivo (y viajero) que utiliza el diputado Ricardo Monreal para transportarse en casos de ‘emergencias’.
El zacatecano recibió una lección presidencial que lo obligó a ofrecer una disculpa pública al señalar: “intentaré que no se repitan este tipo de situaciones”.
Mucho menos explicaré el omnímodo poder que ejerce, a distancia, el ‘Títiritero’, dueño de “La Chingada”.
La narrativa de hoy está dedicada a la serie documental ‘Cien años con Juan Rulfo’, el extraordinario escritor universal cuyo verdadero nombre es Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno (más conocido como Juan Rulfo).
Sí, el creador de las novelas excepcionales Pedro Páramo y Llano en Llamas…
Dos obras literarias traducidas en diversos idiomas para darle la vuelta al mundo.
El respetado e inolvidable Premio Nóbel de Literatura, Gabriel García Márquez (q.e.p.d.), calificó a Pedro Páramo “como la novela más bella que se ha escrito desde el nacimiento de la literatura en español”.
El documental reúne voces y testimonios de personajes que formaron parte importante de la cultura mexicana.
Tal es el caso del talentoso escritor chiapaneco Eraclio Zepeda (q.e.p.d.) que en su momento confesó una anécdota maravillosa que experimentó con el maestro Rulfo:
“Un día me dijo: usted nunca ha subido al Iztaccíhuatl. No. Yo le aconsejo que suba al Iztaccíhuatl, no al Popo, (éste) es duro, difícil; yo le aconsejo que salga muy temprano, antes de que amanezca, porque todavía va a caminar en terreno plano, de noche. Y cuando empieza a amanecer usted va a estar ya en la frente de la “Mujer Dormida”, después de subir por su cabellera; y en la frente de la mujer dormida usted tomará un descanso. Y caminará después por toda su cara hasta llegar al cuello, y en el cuello podrá ir preparando un segundo descanso –que le recomiendo lo haga en los senos–, que es un lugar tibio, un lugar agradable para pasar un descanso prolongado, y después ir avanzando hasta la tarde, hasta llegar al pubis, y en el pubis será el mejor lugar para un descanso prolongado toda la noche, para pensar al día siguiente en el descenso”.
Asombroso el relato que hace el reconocido narrador de historias, Eraclio Zepeda, de la genialidad de Juan Rulfo que describe de manera seductora –por su peculiar forma que asemeja a una mujer yacente– a ‘La Mujer Dormida’.
En su imaginación, Rulfo hace de una montaña, una mujer dormida de carne y hueso. Encantadora. Sensual. Sublime.
El gran cuentista expresa su sentir acerca de este testimonio:
“Yo nunca, creo, haber oído un amante más preciso de la ‘Mujer Dormida’, que un Juan Rulfo”.
La serie está dirigida por Juan Carlos Rulfo (su hijo) se produjo con motivo de los cien años del natalicio del célebre escritor.
Está disponible en el catálogo de Netflix desde el pasado 10 de noviembre.
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