(Evitemos el contagio y ser trasmisores, ayudemos).
Una zacatecana, profesora de Instrucción Primaria, esposa de un oftalmólogo, con espíritu de protectora de los niños huérfanos y de las madres desamparadas, convocó a las damas de la sociedad para organizar una institución que fundamentalmente prestara asistencia alimentaria y atención médica a los niños sin padres y a las mujeres sin empleo. Así el 5 de junio 1909 empezó a proyectarse la Cruz Roja Mexicana y como tal fue reconocida, el 12 de marzo de 1910, por el presidente Porfirio Díaz, al expedir el correspondiente decreto y ordenar su publicación en el Diario Oficial.
Esta noble institución no lucrativa atiende, en la Ciudad de México y en sus delegaciones estatales, a todo ser humano que lo requiere, durante los 365 días del año, las 24 horas. El pasado viernes 12 cumplió 111 años de prestar servicios, sin distinción de razas, religión, condición económica o credo político. Su creadora fue la señora Luz González Cosío Acosta, apoyada por el oftalmólogo y médico cirujano del Hospital Militar Fernando López y San Román, quien siempre apoyó a su esposa en las altruistas tareas y de auxilio a la sociedad, mismas que comenzaron el 3 de septiembre del citado 1909, cuando una tromba arrasó gran parte de la ciudad de Monterrey.
Aun no se constituía jurídicamente la Cruz Roja Mexicana, pero doña Luz y su esposo reunieron a las damas voluntarias y partieron hacia la capital de Nuevo León, donde la furiosa corriente de agua destruyó casas habitación, establecimientos comerciales, edificios de oficinas. Se informó entonces que los muertos fueron entre 3 mil y 5 mil. Todas las construcciones de las Colonias Santa Catarina, Independencia y Centro de Monterrey, se vinieron por tierra.
La labor de esa “delegación de la Ciudad de México”, como se refiere en noticias periodísticas de la época, duró varias semanas. El gobierno federal envió un apoyo económico para distribuirlo entre las familias que perdieron absolutamente todo. Se crearon comisiones de auxilios médicos y la dramática tarea de inhumar a mujeres, hombres y niños, también ocupó tiempo. Es una de las tragedias más recordadas, ocurridas al desbordarse el río Santa Catarina. (Recuérdese que en la segunda mitad del siglo pasado hubo otra catástrofe al salirse las aguas del mismo río).
SURGE LA BENEMÉRITA CRUZ ROJA
Debo comentar que doña Luz fue nieta e hija de los gobernadores de Zacatecas que tuvieron el mismo nombre, Manuel González Cosío y ambos fueron generales. El abuelo combatió durante la Guerra de Reforma; gobernador en 1834 y con Porfirio Díaz fue secretario de Gobernación y de Guerra y Marina. El papá gobernó del 23 de octubre de 1871 al 29 de enero de1872. También peleó contra los invasores franceses.
El trabajo realizado en Monterrey por la profesora González Cosío y su esposo Fernando López, coordinando el auxilio a los damnificados, trascendió nacionalmente. El matrimonio se propuso ayudar a la niñez y a las madres solas. Crearon el Asilo Colón para Niños Huérfanos, en la Ciudad de México, al tiempo que continuaban con su plan de darle vida a la Cruz Roja Mexicana. Inicialmente solo daban atención médica en una casa de la calle Rosales 20 (entre las hoy Avenidas Hidalgo y Juárez, en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México), encargándose del consultorio el doctor Leandro Cuevas.
La señora González Cosío de López también emprendió, a nivel nacional, el establecimiento de la Asociación Mexicana La Gota de leche, cuyo principal motivo fue que los niños tuvieran una sana alimentación. Uno de esos edificios aún se conserva en la calle Hidalgo, en el centro de la ciudad de Toluca, Estado de México. Fundó la Asociación de las Madres Mexicanas, con el objetivo de colocarlas en empleos de fábricas, de oficina e inclusive del servicio doméstico. Además convocó a la organización de la Sociedad Femenil Iberoamericana.
BRIGADAS A CAMPOS DE BATALLA
El presidente Díaz el 21 de febrero de 1910 firmó el decreto que dio pasó a la fundación de la Cruz Roja Mexicana, reconociendo el auxilio que prestaron los rescatistas en Monterrey. Para el 10 de mayo siguiente se integró el primer comité directivo, fueron redactados los estatutos y empezó a trabajar el Comité de Damas Voluntarias. Había estallado el movimiento armado de 1910, los combates entre federales y rurales se extendieron pronto por diversos puntos de la República. Muertos y heridos quedaban en los campos de batalla.
Ya estaba más organizada la institución de auxilio y asistencia. La profesora zacatecana no daba reposo a su tarea. Organizó una brigada que fue hasta Ciudad Juárez, Chihuahua, para atender a las víctimas. Llevaban el equipo necesario y personal capacitado para curar a los heridos que sumaban cientos, según las crónicas. Más adelante actuaron otras brigadas en la tristemente recordada “Decena Trágica”, que tuvo como escenario de combate la Plaza de la Constitución, La Ciudadela y otros puntos de la Capital Mexicana.
Elementos de la Cruz Roja Mexicana también hicieron acto de presencia cuando las fuerzas navales y militares norteamericanas invadieron a México, por el Golfo de México, en abril de 1914. No había descanso, pues intervino la Cruz Roja Mexicana para apoyar en la guerra contra epidemias de tifoidea y la de “gripe española” que comenzó en 1918 y otra acción muy humana fue cuando acudieron a Morelia, Michoacán, para dar atención a los Niños Españoles que había recibido el presidente Lázaro Cárdenas. En 1943 los brigadistas de la Cruz Roja asistieron a San Juan Parangaricutiro, al nacimiento del volcán Paricutín que dejó miles de víctimas.
La historia sigue y ahora encontramos las delegaciones en toda la República. El apoyo de la sociedad, en las colectas anuales, es muy importante. Creció la institución. En 1912 fue reconocida la institución por el Comité Internacional de Cruz Roja y le dio acceso a pertenecer a las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. Once años después quedó afiliada a la Federación Internacional de esos mismos organismos.
A partir de 1968 el Hospital de la Cruz Roja Mexicana está ubicado en la Avenida Ejército Nacional 1032, en Polanco. Durante muchas décadas estuvo en un edificio localizado en la esquina de las calles Monterrey y Colima, a corta distancia de la Avenida Insurgentes Sur, Colonia Roma. Miles de médicos y enfermeras han desfilado, al igual que choferes de ambulancias, camilleros, voluntarios. Cada uno ha dejado una historia.
Uno de los presidentes de la CRM, el empresario José Barroso Chávez (qepd), de 1965 a 1977 fue el presidente Interamericano de las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. En esa época tres jóvenes médicos atendieron a decenas de personas lesionadas en diferentes sucesos, Raúl M. Simancas, Jorge Saavedra Fernández y Jorge Malouly Moisés (qepd) y para iniciar las actas de investigación, en la adscrita agencia del Ministerio Público, por años, actuaron los abogados Heriberto Prado Reséndiz y Enrique Priego Rodríguez (qepd).
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