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Exigimos un cambio radical; no solo la sustitución de un Ejecutivo”. “Sistema lárgate”. “Decepción estratégica”.

“Ni prolongación, ni aplazamiento: fuera”. Las pancartas y los eslóganes que exhibían ayer miles de manifestantes, sobre todo jóvenes, en las grandes ciudades argelinas, expresan el rechazo de la propuesta que formuló el lunes Abdelaziz Bouteflika.

El jefe del Estado argelino, renunció a otro mandato presidencial, pero trató al mismo tiempo de salvar al régimen que él encabeza desde hace 20 años.

Primero advirtió sobre el riesgo de sumir a Argelia en “el caos”, pero, una semana después, Bouteflika y su entorno hicieron el lunes una concesión que dista mucho de satisfacer a la calle, al conjunto de oposición política y a la prensa escrita que en Argelia goza de algo más de libertad que en otros países norteafricanos. A partir de ahora se inicia un largo tira y afloja entre un régimen opaco y autoritario y amplios sectores de la ciudadanía que han mostrado su capacidad de movilización –las manifestaciones del pasado viernes congregaron a cerca de ocho millones de personas en las calles– pero que carece de líderes. Ali Benflis, de 74 años, exjefe de gabinete de Bouteflika y más tarde su rival derrotado en las presidenciales, intenta ahora capitanear la ola de protestas.

Tras estar dos semanas ingresado en el Hospital Universitario de Ginebra, Bouteflika, de 82 años, publicó un mensaje dirigido a la nación. En él renuncia a concurrir por quinta vez a las presidenciales –el 3 de marzo había presentado formalmente su candidatura- aplaza sine sine die las elecciones previstas el 18 de abril, violando la Constitución argelina, y anuncia la celebración de una conferencia nacional que promoverá una transición que desembocará en unas presidenciales.

Mientras tanto, él seguirá otros dos años más aproximadamente como jefe del Estado, pero sin pasar por unas urnas que, gracias a su manipulación, le hubiesen otorgado la victoria. El maestro de ceremonias de este proceso de cambio será Ramtane Lamara, uno de los hombres de confianza del presidente que le nombró el lunes vice primer ministro.

¿Quiénes mandan en Argelia?

Dado el delicado estado de salud de Bouteflika, que le impide hablar en público desde 2013, es probablemente su entorno el que redactó el mensaje. ¿Quiénes le rodean? ¿Quiénes mandan en Argelia? El propio embajador de Francia en Argel a finales de la década pasada, Benard Bajolet, se hacía esta pregunta en una conversación con su homólogo de EEUU, Robert Ford, en un cable desvelado por Wikileaks en 2010. La respuesta no es fácil porque el sistema es opaco.

El poder en Argelia está en manos de los dos hermanos del presidente, sobre todo el pequeño Said, que se aprovecha de su incapacidad; del jefe de Estado Mayor, el general Ahmed Gaïd Salah, y de algunos otros oficiales de alto rango; de varios nuevos ricos que se han amasado fortunas, al amparo de un Estado mastodóntico y corrupto, y quizás también de algún que otro político del Frente de Liberación Nacional, que en su día fue el partido único y ahora es hegemónico. Incapaces de consensuar el nombre de un sustituto a la presidencia de Bouteflika decidieron presentarle de nuevo a las elecciones, hasta que la calle lo paró.

FUENTE;NOTIMEX,CANDELERO 12-04-19