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Entre el lunes y el miércoles pasados, en la capital de nuestro país y para celebrar la X Cumbre de Líderes de América del Norte, Andrés Manuel López Obrador, titular del Ejecutivo mexicano, recibió al primer ministro canadiense Justin Trudeau, y al presidente estadounidense Joe Biden, para hablar sobre política regional, economía, cambio climático, seguridad, inclusión, equidad y migración.

Este último tema ha sido históricamente uno de los principales en sus agendas, y por eso coincidieron en la necesidad de realizar trabajos conjuntos para lograr una migración segura, ordenada y humana.

Igualmente, se construyen Acuerdos para un plan trilateral que aborde las causas profundas de la migración irregular; establecer una plataforma virtual para brindar a las personas migrantes un acceso simplificado a vías legales; aumentar el intercambio de información y mejores prácticas, para favorecer a trabajadoras y trabajadores, pero también para optimizar los sistemas de procesamiento de asilo y agilizar los procedimientos de expulsión en solicitudes de protección sin mérito.

En la Cumbre, los mandatarios de Estados Unidos (EUA) y Canadá también sostuvieron una reunión bilateral para abordar, entre otros asuntos, los de seguridad nacional, energías limpias y migración. Cabe señalar que esta es la primera visita a México de un presidente estadounidense en casi 10 años, mientras que la anterior del primer ministro canadiense fue hace cerca de cinco.

Sin embargo, el tópico más relevante del encuentro tuvo como fondo el cambiante entorno geopolítico global. Por ello, sin demeritar los otros temas abordados, el asunto de la integración y competitividad de la región fue el distintivo real de la reunión. De ahí que podamos esperar voluntad para lograr acuerdos trilaterales que sirvan para enfrentar desafíos globales.

Hablamos del futuro económico y social de México, EUA y Canadá, pero también del de todo el continente. El mundo transita de una economía unipolar, con EUA al frente, hacia un orden económico multipolar, con nuevas potencias regionales emergentes.

Los tres líderes están conscientes de la urgencia de avanzar en temas relacionados con el impulso al comercio y la economía regional. Por ello, los acuerdos económicos giraron en torno a la reducción de las emisiones de metano del sector de residuos sólidos y aguas residuales; un plan de acción para reducir el desperdicio de alimentos; cooperación trilateral para conservar el 30 por ciento de la superficie terrestre y oceánica del mundo para 2030; intercambio de buenas prácticas para electrificar y descarbonizar el transporte público; organización de un foro trilateral y el aumento de la inversión en las cadenas de suministro de semiconductores; ampliación del mapeo de recursos minerales críticos; un nuevo proyecto de movilidad estudiantil, y el desarrollo de un mercado de hidrógeno limpio en la región.

EUA es la economía mundial más importante, con un valor estimado de producción, en 2022, de 25 trillones de dólares (TD), mientras que Canadá y México reportaron 2.2 TD y 1.4 TD, respectivamente; pero China pisa fuerte, ubicándose tan solo por debajo de la Unión Americana y, en ese mismo continente, la economía de la India ya rebasó a la del Reino Unido, y se prevé que junto con el gigante asiático concentren una tercera parte de la población global y cerca de una cuarta parte del valor de la economía.

Por ahora, los Gobiernos de ambos países están poco interesados en un proyecto de mayor asociación, pero cuando esto cambie, el polo económico Chinindia desafiará a EUA, Europa y Asia.

De ahí la importancia de la integración y competitividad de América del Norte. Esto se puede lograr en dos etapas: primero, la consolidación como el mayor polo mundial de crecimiento y desarrollo (proceso que continúa con el T-MEC); segundo, con una integración continental, impulsando la Unión Económica de las Américas.

Esa integración no solo debe ser económica, como en la Unión Europea, sino plena. No se tiene que contemplar un mercado común y preferencial de capitales, mano de obra, tecnologías, etc.; más bien, poner el acento en la dignidad de las personas y el respeto a sus derechos humanos, buscando agilizar el tránsito o viaje fluido de migrantes. Resulta incongruente pensar en una moneda común en una región donde los propios mexicanos y mexicanas recibimos un trato de segunda cuando pretendemos cruzar la frontera norte.  

Con una plena integración de las Américas, los grandes problemas del continente tendrían una nueva plataforma de solución, merced a la unión y a los esfuerzos comunes.

Lo soñaron los padres fundadores de la América protestante y lo diseñaron los padres promotores de la unión latinoamericana, con Simón Bolívar al frente. Desde entonces, la felicidad, la libertad, la justicia, la democracia y el bienestar son los ideales de nuestro continente. 

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA