De Fidel Herrera Beltrán existe una imagen que lo describe de cuerpo entero: cuando emite estrategias políticas usando señales manuales (dedos y manos), como en el béisbol.
Era un apasionado por el Rey de los Deportes; el que tiene una hora de inicio pero no de final; se puede decir que es un juego limpio.
Esa era una parte de su personalidad; la otra es cuando aparece en desastres naturales caminando descalzo en calles inundadas para ayudar a familias damnificadas.
Como expresó Javier Herrera Borunda (diputado federal, el más joven de sus tres hijos) en el homenaje póstumo que le ofrecieron su familia, sus amigos, militantes priistas y políticos de diferentes ideologías, en el Recinto Oficial de Sesiones del Palacio Legislativo:
“Se entregaba en cuerpo y alma a su gente. Nació en una cuna humilde, enfrentó carencias, pero con una mente prodigiosa y una voluntad de hierro, convirtió cada obstáculo en un peldaño hacia la grandeza”.
Conocí a Fidel en los años ochenta cuando Don Agustín Acosta Lagunes, fue designado abanderado del PRI al gobierno de Veracruz.
El licenciado Miguel Alemán Velasco me encomendó apoyar al candidato del tricolor en materia de imagen política (Propaganda, Prensa, Radio y Televisión).
Y Fidel, formó parte del grupo selecto de oradores que acompañó a Don Agustín en las 14 etapas de la campaña electoral.
Ahí comenzó nuestra relación y, posteriormente, la amistad con el célebre Tío Fide.
En 1994, Herrera Beltrán me convocó a participar en la Coordinación de Asesores de Jorge Carpizo McGregor (su amigo de estudios en Londres), secretario de Gobernación en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
Tenía una memoria eidética, como pocos; una capacidad de recordar detalles específicos de los temas que le consultaras.
Donde quiera que se encuentre: en un mitin político, disfrutando de un partido de béisbol o apoyando a los sobrevivientes de una inundación, debe estar agradecido con la vida.
Agradecido con su familia, con sus amigos, con militantes priistas y de otros partidos políticos, que llenaron el Congreso local donde le rindieron un homenaje póstumo, inédito e histórico.
Javier Herrera, comentó que lo de Tío Fide nació porque era cercano, querido, parte de la familia de todos.
“Ocurrente, simpático, culto y dicharachero hizo del trabajo su pasión y destino”, remarcó el orador oficial del evento.
Su hijo Javier solicitó a José Manuel Pozos Castro, representante de la gobernadora Rocío Nahle, que le transmitiera el agradecimiento de la familia Herrera Borunda, por su sensibilidad y generosidad.
También valoró las facilidades del presidente de la Jucopo, Esteban Bautista Hernández, para realizar este reconocimiento.
“Me voy con el orgullo de haber cumplido, seguiré sirviendo a Veracruz desde donde me encuentre”…expresó Fidel Herrera Beltrán en su último informe de gobierno.
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