Por: Jorge Herrera Valenzuela
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Alfa-Omega
El próximo miércoles se cumplirán 101 años de que en México, a iniciativa de dos ilustres diputados federales y con el respaldo del presidente Venustiano Carranza, se instauró El Día del Maestro. Durante dos décadas el festejo consistía en una ceremonia donde elogiaban a quienes enseñaban las primeras letras y desde 1940 el presidente Lázaro Cárdenas del Río estimuló a los cumplidos educadores con la Medalla Ignacio Manuel Altamirano y un premio en efectivo, al cumplir 40 años de docencia. Posteriormente se instauró la Medalla Rafael Ramírez a los profesores y profesoras con 30 años de servicio.
Bueno, pues decidí que en esta ocasión comentaré algunos aspectos interesantes relacionados con el Día del Maestro, porque pocos estamos enterados del porqué y de quiénes son los autores de establecer esa conmemoración. Créanme que pregunté a profesores de primaria, a empleados y funcionarios de la SEP e inclusive unos legisladores, sobre el origen del festejo y la respuesta fue un “disculpe, pero no sé”. Había que reportear más.
Sucede que dos Diputados Constituyentes de 1917, uno de ellos egresado de la Escuela Normal para Maestros y el otro un médico coahuilense, coincidieron en otorgar un reconocimiento a los abnegados profesores, sobre todo en aquellos días, hace más de un siglo, en que la tarea educativa se realizaba mayormente en el medio rural. La iniciativa fue llevada al Congreso de la Unión y fue aprobada el 27 de septiembre de 1917. El 15 de mayo del año siguiente, tuvo lugar el primer acto oficial, bajo la presidencia de don Venustiano.
El profesor veracruzano Benito Ramírez García y el médico Enrique Viesca Lobatón, originario de Parras, Coahuila. No recuerdo que ambos personajes alguna vez hayan sido objeto de una mención por parte de la Secretaría de Educación Pública y mucho menos por los dirigentes de las organizaciones sindicales. Antes de continuar, es oportuno mencionar que el profesor rural gozaba de todo el respeto de niños y adultos. Junto con el presidente municipal y el párroco, era consultado por el pueblo. Les recomiendo que, cuando tengan oportunidad, disfruten la película “El Profe”, protagonizada por “Cantinflas”, compartiendo créditos con Marga López y Arturo de Córdova, relacionada con el ambiente caciquil en un pueblo.
PÁRVULITOS Y SU PRECURSORA
Conocí en 1943 la Escuela de “Parvulitos”, equivalente a lo que después fue Jardín de Niños y en la actualidad es la etapa Pre Escolar. Asistí a la escuela ubicada en Santa Ursula Xitla, en Tlalpan. La Escuela de Párvulos comenzó en 1883, cuando el educador alemán Enrique Laubscher la instaló en un espacio dentro de una escuela de niñas, en Veracruz. Preciso que párvulo es un adjetivo latino para referirse a un infante de meses de nacido hasta los 5 años y 11 meses en que es considerado como niño; en “parvulitos” se admitían a niños y niñas cuyas edades eran de 4 a 7 años.
Sin pretender hacer relato histórico, agrego que en la Ciudad de México fue la profesora Rosaura Zapata Cano quien impulso la educación que hoy es el antecedente obligatorio para que un niño o niña ingrese a primer año de Primaria. Durante más de 50 años la educadora dedicó su vida, con excepcional vocación, al servicio de la niñez. Comenzó en los principios del Siglo XX con el apoyo del Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes de México, el maestro Justo Sierra Méndez. Eran los últimos años de la era porfirista, 1905-1911.
Por cierto, la profesora Rosaura, originaria de La Paz, Baja California Sur, es la única profesora que ha recibido la Medalla Belisario Domínguez y fue en 1954 la primera recipiendaria de esa presea; otros profesores galardonados por el Senado de la República: Erasmo Castellanos Quinto (además, el Primer Cervantista de América), Rosendo Salazar Alamo, Miguel Ángel Cevallos, Jesús Romero Flores, Juan de Dios Bátiz Paredes, Luis Álvarez Barret y Ramón G. Bonfil Viveros.
SINÓNIMOS DE UNA DENOMINACIÓN
A los profesores de las escuelas primarias generalmente les decimos maestros, así como oficialmente también les dicen docentes. Para que no haya discriminación escribo profesoras y maestras. De acuerdo con los diccionarios y las definiciones académicas, profesor es la persona que se desempeña impartiendo conocimientos y el título de maestro es un grado de postgrado, pero es aplicable a los profesores, quienes son docentes o pedagogos.
En las escuelas privadas o particulares es muy común que a las maestras les digan, padres de familia y alumnos, “Miss”, palabra inglesa que traducimos por “Señorita”. A los profesores pocas veces les llaman “ticher” (ya sé que se escribe teacher). Además a los albañiles, a los herreros, a los cerrajeros, los conocemos también como “maistros” y en el caso de los toreros cuando de novilleros pasan a matadores de toros, entonces en el medio taurino se les dice “maestros”.
Finalizo haciendo un recuerdo de quienes fueron los maestros que a mis hermanos Arturo y Luis, así como a mí, nos dieron una excelente preparación en gramática, en historia, en geografía, en escritura: el campechano Manuel Flores Santos, la profesora Genoveva Argüelles, Luis Rodríguez (por su esbeltez física le decíamos “Manolete”, como el torero de esa época), las maestras Teresita, Rosita y las hermanas Margarita y Azucena Puga, los maestros Fausto (seguidor del líder magisterial Othón Salazar Ramírez) y Nabor. La directora de nuestra querida Escuela Estado de Tlaxcala, V-559, era doña Angelita González Naranjo.
P.D. En muy graves problemas se encuentran miles de personas de la Tercera Edad, porque durante los meses de abril y mayo no recibieron la pensión alimentaria. Instituida en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México, cuando Andrés Manuel López Obrador fungió como Jefe de Gobierno. Hay familias de ancianos que están en crítica situación, porque de esos 1,275 pesos mensuales dependen para subsistir. Ojalá que el problema lo resuelvan inmediatamente y que no lo justifiquen con que los que se fueron dejaron “un cochinero”….Un abrazo solidario para los familiares, los amigos y los compañeros, por el fallecimiento, del eminente odontólogo tapatío Ernesto González Lecanda.