El vacío existencial es uno de los grandes problemas de la humanidad en la vida moderna a pesar de los avances en ciencia y tecnología.
La causa principal es no encontrar cual es nuestra misión en la vida. La familia nutridora da las bases para ser más felices y para enfrentar los inconvenientes de la vida, buscan el bienser y el bienestar de sus hijos.
La adolescencia es un punto crucial para encontrar la misión en la vida. Hace varios años estaba en un taller, todos adultos, una de las dinámicas era encontrar la misión en la vida, las tareas eran por escrito.
El instructor extrañado de mi tranquilidad se acercó y me dijo; “No estás haciendo el ejercicio”. Mi respuesta lo dejó sorprendido: “Yo no vine a encontrar mi misión, desde niña supe a qué me iba a dedicar vida y no tengo una misión tengo varias”.
Los pueblos indígenas tienen grandes patrimonios culturales: interdependencia entre sus sistemas sociales, económicos, ambientales y espirituales. Sus conocimientos tradicionales, su comprensión del universo, los ecosistemas, son contribuciones valiosas para el acervo mundial.
La vida moderna los ha marginado. En México sabemos muy bien lo que pasó en la conquista, los españoles en su idea de religión los vieron como ignorantes, atrasados, fanáticos y no respetaron sus costumbres.
No es tiempo de seguir creando resentimientos, pero nos dimos cuenta de que los fanáticos eran ellos. Venían con las ideas de la corona española en la búsqueda de ganar territorio y ganarles a los turcos en cuanto al comercio extranjero.
Los pueblos indígenas se basan en una filosofía holística, fundamentada en valores como la solidaridad, el respeto a la tierra; la Pacha mama, la colectividad, los derechos colectivos, el control del autogobierno, los recursos y ser autosustentables.
El bienestar tiene elementos como que el fin de la producción no son las ganancias económicas, sino la calidad de vida; la armonía con la madre tierra, la interacción entre la comunidad, los recursos y los aspectos espirituales de la vida.
Ahora vamos a revisar el “Lagom” la filosofía sueca; se trata de hacer lo que es esencial. Abarca el trabajo, la comida, la familia, la decoración del hogar, el medio ambiente y las finanzas para crear equilibrio. Mantenerse sano y contento al mismo tiempo.
Sus raíces se remontan a los tiempos de los vikingos cuando se reunían alrededor del fuego después de un pesado día de trabajo, se pasaban el cuerno con hidromiel (bebida fermentada con miel) cada uno bebía lo justo para compartirlo entre el grupo. El Laget om, sentarse alrededor del grupo pasó después de varios siglos a Lagom, lo que significa ser moderado en la personalidad, opiniones y política.
Los suecos son moderados, no les gusta discutir, tratan de no estresarse demasiado. En el trabajo hacen pausas, toman un café con unas galletas: el “Fika” lo llevan a cabo unas dos veces en la jornada laboral. También buscar el consenso para minimizar los conflictos. En casa tratan de sentirse cómodos, vivir en un hogar cálido y acogedor para desestresarse con decoración minimalista. Deshacerse de cosas innecesarias que ocupan espacio, las casas de los acumuladores estresan.
La filosofía Lagom evita el exceso y la limitación, se busca encontrar lo que los hace felices y lo que funciona para el bienestar mental y espiritual y evitan los extremos del estado de ánimo.
Recordarán en la pandemia, los suecos no entraron en pánico, los criticaban porque no se encerraron en sus casas ni dejaron de trabajar, lo tomaron con calma, que diferencia con otros países que crearon un pánico mundial, se convirtió en una psicosis social que incrementó el número de enfermos y fallecidos.
Revisemos otra filosofía: el Budismo Tibetano.
Aseguran que se puede alcanzar el bienestar a través de la paz interior. Para conseguir ese estado mental sugieren librarse de los sentimientos y situaciones que nos hacen daño: desarrollar la empatía y alejarse del odio, vivir en el presente, prestar atención al aquí y ahora.
Los que padecen ansiedad, viven queriendo controlar el futuro.
Ser generosos, practicar el Dharma, aceptar lo que sucede.
Resolver, mientras más se alejan de los problemas más se complican.
Todo es aprendizaje. Los apegos, apegarnos a las cosas y a las personas es el gran problema de los occidentales; el materialismo, el hedonismo y el consumismo, no nos hacen felices, por el contrario, son parte del vacío existencial.
La meditación y el conocimiento de nosotros mismos nos da paz interior.
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