Jesús Te Ampare 

Hoy, a sus 95 años, Noam Chomsky, sigue enfrentando la vida con dignidad. El mundo está pendiente de su estado de salud.
En diciembre de 2017 tuve el privilegio de conocer al famoso lingüista, filósofo y crítico político estadounidense, en el aeropuerto de Tucson, Arizona.

Fue un diálogo breve, cordial y sustancioso.

Me causó gran asombro su lucidez y agilidad mental.

En esa oportunidad me expresó que visitaría nuestro país porque disertaría la conferencia “Capitalismo Gángster”, en la Universidad de Sonora.

Y fue precisamente en Hermosillo donde el presidente López Obrador conversó en privado con el célebre activista, quien lo dejó hondamente impresionado por su capacidad intelectual.

Tras el encuentro AMLO escribió vía Twitter (hoy X):

“Fue un placer conversar largamente y con profundidad con Noam Chomsky, uno de los intelectuales más destacados del mundo”.

Más tarde, en conferencia con los medios de comunicación (tenía buena relación con la Prensa, porque hoy etiqueta a los periodistas de fifís, doble cara, fantoches, conservadores, hipócritas, sabelotodo, etc.), declaró:

“Yo me reúno con intelectuales, me reúno con gente de la academia; Chomsky, es uno de los mejores teóricos de la actualidad en el mundo. Una gente de mucho respeto”.

Un día después de conocer al personaje, el tabasqueño se registró como candidato presidencial. O sea, pergeñó –usando la imagen de Chomsky—la estrategia inicial de su campaña política en busca del voto popular.

En esa ocasión, el oriundo de Macuspana, impulsado por la coalición “Juntos Haremos Historia”, presumía que aunque el filósofo no podía votar en las elecciones de México por ser extranjero, contaba con su simpatía para obtener el triunfo electoral.

“Fue una reunión de simpatías mutuas”, expresó el ahora mandatario.

En lo personal, si lo tuviera frente a mí, le preguntaría:

¿Cuál es el problema principal que enfrenta la humanidad?

Tal vez la respuesta ya fue difundida en la entrevista que concedió en 2017 a un portal italiano donde sostuvo:

“El calentamiento global y una posible guerra nuclear incitada por la lucha de recursos naturales” –como puede ser el agua en un futuro—es para Noam Chomsky el gran reto que enfrenta la humanidad en el inicio de la crisis de la civilización.

El politólogo precisó que estos desastres podrían evitarse pero el liderazgo de países como Estados Unidos o Gran Bretaña (encabezados por bufones sociópatas), obstruye que se haga algo al respecto.

“Es aterrador que los gobiernos más poderosos no tengan esa prioridad; prefieren ceder toda la dirección a las tiranías de las grandes corporaciones y a la llamada dictadura del mercado”, reveló el lingüista.

“Enceguecidos por la ambición, el egoísmo o la apatía (al permitir gobiernos patológicamente incompetentes), nosotros mismos nos hemos puesto en esta situación.

La negligencia de los gobernantes puede tener efectos secundarios cataclísmicos, como una guerra nuclear”, sentenció.
Son alarmantes sus conceptos cuando afirma que todavía existe una oportunidad de reinventar el mundo, porque se presenta como la última llamada, y a la luz de la situación actual como una posibilidad remota para cambiar el curso de la historia.

En resumen, Chomsky critica a los gobiernos más poderosos del mundo al sostener que están liderados por bufones sociópatas y patológicamente incompetentes que rayan en la negligencia; prefieren impulsar la fabricación de armas y cremas cosméticas, que realizar investigaciones científicas para prevenir la muerte de nuestro planeta.

ceciliogarciacruz@hotmail.com