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Porque mi viejo enterado de que estoy a dieta, dice: ¡vamos a comprar tamales para cenar! ¿Qué tal?…pero está conmigo y no con alguien más. 

Doy gracias.

Porque mi mujer se la pasa tirada en el sofá viendo sus telenovelas comiendo chatarra mientras yo sudo la gota gorda haciendo cuentas; pero ella me hace compañía. Solo no podría con la vida.

Doy gracias.

Porque mis nietos me hacen berrinche y medio cuando trato de obligarle a que me ayuden a lavar

los platos; pero ellos no están en la calle drogándose, están parados frente a mí.

Doy gracias.

Por el “desmadre” que tengo que limpiar después de una fiesta, pero con ello compruebo que tengo familiares y amigos.

Doy gracias.

Porque la ropa me queda apretada, pues tengo suficiente que comer.

Doy gracias. 

Por la sombra que me sigue porque disfrutó de la luz del sol.

Doy gracias

Por mi mujer que me grita para que me apure a cortar el césped y yo le grito a ella para que lave las cortinas.… tenemos casa y además jardín.

Doy gracias.

Por el escondido y lejano lugar que encontramos mi marido y yo para estacionarnos. Todavía podemos caminar y tenemos la bendición de tener un cochecito.

Doy gracias.

Por el escandaloso recibo de luz que recibí. Tengo electricidad y por supuesto televisión, refri, compu, etc.

Doy gracias

Por el montón de ropa que tengo que lavar y planchar: tengo muchas prendas que ponerme.

Doy Gracias.

Por lo adolorido y cansado que me siento al final de cada día. Soy capaz de trabajar y tengo trabajo.

Doy Gracias.

Por las llamadas telefónicas y correos que recibo, me hacen entender que tengo amigos que piensan en mí como yo en ellos.

Doy gracias.

taca.campos@gmail.com