Una guardia urbana es un ente de seguridad local creado para prevenir delitos y cooperar con la policía y, en los últimos meses han proliferado en un país sudamericano gracias a una serie alusiva a ellas.

Se trata de “División Palermo”, producción en la que diversos representantes de minorías, como un ciego, una mujer en silla de ruedas, un hombre de baja estatura y otro mayor de edad, se convierten en un grupo que busca mejorar la imagen de las fuerzas del orden, pero terminan involucrándose sin quererlo, contra unos grupos criminales.

Santiajo Korovsky, director, escritor y protagonista de la producción ganadora del Emmy Internacional a Mejor Comedia, dice el impacto que más allá de la plataforma Netflix, ha logrado.

“En Buenos Aires existieron guardias urbanas en el pasado, pero fueron un fracaso, pero después de la serie comenzaron a surgir en provincias y las representaron de manera amena”, comenta.

En Argentina somos parte de un imaginario social y, cuando hay un equipo de futbol malo, dicen que es como División Palermo (risas), también nos pasa mucho que los policías se acercan para tomarse fotos con nosotros y hay guardias urbanas que están en grupo de WhatsApp con el nombre”, dice divertido Santiago.

En esta nueva entrega, el protagonista ya no es aquél hombre que se topa con las cosas por accidente, sino que las busca.

“Al final de la primer temporada dejamos varias líneas abiertas: una mafia coreana que están en busca de un dinero que lo tiene alguien de la Guardia y unos agentes de inteligencia que se acercan. Ahora básicamente es eso, hay guardias urbanas que se expanden, nuevas minorías, más acción y una historia de amor que está por ahí”, detalla Santiago.

“Aquí queríamos que el personaje tomase decisiones, que persevera; ya no es el típico inseguro, miedoso, sino que ahora hace algo más”, añade.

La segunda temporada se grabó dos años después de la primera, así que los equipos de peinados y maquillaje, hicieron su trabajo.

“Esta nueva temporada arranca meses después de la que acaba la primera (en la historia), pero fue gracioso el look de los actores, porque había pasado ya tiempo y entonces hubo que tomar algunas licencias, ya estábamos más gordos, otros más pelados y así, lo años no pasan en balde, pero lo fuimos resolviendo”, cuenta entre risas.

Por ahora no hay luz verde para una tercera entrega, pero si se tiene la idea de lograr hacer una película. Antes de ello, Santiago espera hacer otros proyectos.