Uno de los grandes placeres de la humanidad es la comida, el acto de comer y la elección de los alimentos tienen gran relevancia.
En los países industrializados la obesidad y sus consecuencias tienen enferma a la población y con la pena, en México estamos entre los primeros lugares en obesidad en el mundo.
“El pez por su boca muere”, dice la sabiduría popular, lo que nos llevamos a la boca tiene importancia vital.
El consumismo, lo que le llaman la gula se incrementa por la facilidad para comprar alimentos.
Estamos invadidos por restaurantes de comida rápida y tiendas de conveniencia, ya no caminamos buscando el alimento como lo hacían nuestros ancestros, además de cultivarlos, tenían que prepararlos todos los días porque no tenían manera de consérvalos.
La vida moderna nos ha dado muchas facilidades, pero, qué paradoja, en las grandes ciudades vivimos de prisa, el tiempo no alcanza en ocasiones ni para sentarse a comer.
El acto de comer cumple necesidades emocionales y afectivas, en ocasiones comemos por adicción, no por necesidad biológica, con preferencia por lo dulce, salado y lo grasoso.

“¡A que no puedes comer solo una!”, dice el comercial de las papas, la sal y el Crunch son adictivos.
No comemos para vivir, vivimos para comer, en las fiestas predomina la vitamina T: tacos, tortas, tamales, tostadas, acompañadas de tequila.
Comer sano, es un estatus social, hasta motivo de comentarios burlescos, al comer una ensalada mencionan: ¿vas a comer hiervas como las vacas?
El principal alimento de México es el maíz, alimento básico, con la pena ya no es nativo, es transgénico y la maza para preparar los alimentos no tiene los nutrientes, es harina de maíz, sin germen y sin el aceite, que lo venden aparte.
Las fiestas de Navidad y Fin de Año dejan kilos extra en la mayoría de las personas. La meta inicia el 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe y termina el seis de enero, el maratón: “Guadalupe, Reyes” la costumbre de la Rosca de Reyes la transmitieron los españoles.
Se puede disfrutar comiendo y bebiendo con moderación, simplemente tomen conciencia de lo que se llevan a la boca.
En las reuniones me dedico a observar y me asombro de la cantidad de calorías que llevan a su boca, a la taza de café le agregan dos cucharadas copeteadas de azúcar, beben hasta dos litros de refresco de cola, otros ingenuos creen que el refresco light no engorda, las bebidas light alteran el metabolismo y eleva el cortisol.
Por la mañana y la noche consumen panecillos industrializados, carentes de nutrientes, calorías vacías con saborizantes y conservadores artificiales.
El mejor pan, es el de las panaderías antiguas, con mantequilla, huevos y sabores naturales en hornos de leña como las Pizzas.
No consuman pan blanco para sus sándwiches, es un pegamento en su aparato digestivo, una tragedia en la vida de mi amiga, su hijo de doce años falleció, el pan se adhirió en su garganta, dejó de respirar y falleció.
La misma tragedia, sucedió al hijo de otra amiga, se cerró la tráquea, dejó de respirar varios minutos, milagrosamente lo salvaron, pero requirió mucho tiempo de terapias.
Si quieren hacer un propósito para iniciar el año, realicen una pregunta: ¿qué quiero cambiar? ¿cuáles serán los beneficios de ese cambio? Y ¿que gano quedándome igual?
Si crees que no ganas nada haciendo un cambio, sigue bebiendo café con azúcar, acompañado del panecillo, sigue fumando, no importa que dañes tus pulmones y a los que te rodean, no importa qué eleven el número de diabéticos.
Estás en tu derecho, vive el principio del placer, bebe sin moderación, no importa que te corran del trabajo, que tengas un accidente o que seas el causante de otro.
No comas frutas ni verduras, no hagas ejercicio, cada quién elige su futuro, solo te recuerdo si a viejo y sano quieres llegar: desayuna como rey, come como príncipe, cena como mendigo.
Con moderación de manera saludable, cultiva y comparte la buena actitud.
Mucha gente me ha comentado que este año no tienen deseos de celebrar la Navidad, muestran desesperanza por lo complicado que han pasado los últimos siete años, se quejan de los bajos salarios, el dinero no alcanza, la violencia que está imparable y el gobierno que cada día se apodera de la libertad y destruye la democracia.
Los invito a no perder la esperanza, tenemos que unirnos, la libertad es un derecho, no podemos rendirnos a perderla. Brinda con tu familia por tener un plato de comida en tu mesa, por las buenas acciones, si tienes para el regalo felicidades, pero no es indispensable. Abraza y agradece, cultiva la buena actitud, la unión hace la fuerza. ¡Felices fiestas!
rosamchavez@hotmail.com
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