En las nubes…
Carlos Ravelo Galindo, afirma: A propósito. “A su hijo, Ferriz de Con, lo conocí cuando era un adolescente, quien por cierto y sin ánimo de ofenderlo, nunca llegará a ser como su padre”, nos comenta la escritora Rusia MacGregor.
Y agrega:
“Me enviaron un mensaje de esos que mandan ahora por whatsapp en el que aparece Pedro Ferriz hijo o nieto, y pregunta que si ya nos habíamos dado cuenta de que el presidente no era católico. Hazme favor….Nada más les contesté que si ya habían leído el artículo 82 de nuestra Constitución. En ninguna parte dice que nuestro presidente tenga que ser católico”.
Si Juárez no hubiera muerto, confirmaría tu razón.
Don Pedro Ferriz Santacruz fue, amén de espléndido amigo, un hombre que dominó diversas prácticas culturales. Una de ella, la poesía.
En recuerdos a una visita a Machu Picchu y a Nazca hace 40 años con funcionarios de la agencia mexicana de noticias Notimex, que visitaron Perú nos comenta uno de ellos.
Nadie mejor que José Antonio Aspiros Villagómez, ilustre reportero:
“Después (de Nazca) nos llevaron a Machu Picchu, en el Departamento de Cuzco (los peruanos prefieren Cusco, no Cuzco, para referirse a la “capital histórica” de su país, y hay una polémica gramatical al respecto”.
No hay más acceso a este “santuario de la humanidad” -como fue calificado por don Pedro Ferriz Santa Cruz, director de Notimex y jefe de la comitiva mexicana- que un tren (no el especial que nos llevó) con capacidad para unas 500 personas y que sólo hace un viaje redondo al día, razón por la cual no hay riesgo de que grandes cantidades de paseantes -potenciales depredadores- visiten al mismo tiempo la zona.
(Allí, a bordo del tren don Pedro, escribió la poesía, que también reproducimos.)
De este modo seguirá posible preservar por mucho tiempo más al Machu Picchu misterioso de cuyo origen y utilidad se han formulado diversas hipótesis, desde que fue una fortaleza o una cárcel, hasta que fue un centro vacacional de los incas.
Abundan en el lugar las escaleras de piedra, restos de construcciones hechas con muros ciclópeos y terrazas destinadas a la agricultura.
Los arqueólogos han bautizado los edificios con los nombres convencionales que usan en todas las zonas arqueológicas de América: casa de los sacerdotes, plaza sagrada, templo de las tres ventanas, barrio de los intelectuales, etcétera.
Las terrazas, que los peruanos llaman andenes, fueron construidas por los incas. Primero una base ciclópea, encima una capa de canto rodado, luego arcilla, una capa de tierra, otra de pescado y finalmente una más de tierra arable de aproximadamente 120 centímetros de espesor.
De este modo evitaban el desperdicio de agua y lograban óptimos resultados agrícolas dada la fertilidad obtenida con ese sistema.
Son joyas de la raza humana que ésta debe conocer, admirar y proteger.
Durante la estancia en Perú, don Pedro Ferriz escribió el siguiente poema, en el que plasma su tesis esotérica sobre el origen de las líneas de Nazca:
Nazca
Quién escogió el lugar
Quien el paisaje.
Quién arañó el desierto
Quién la montaña…
Qué caprichos engañan
a la mente.
Qué preguntas hacer,
cuál el camino.
Donde quedó
la marca de tu freno.
Dónde se ve
la huella de tu arranque.
Donde surgió
el dibujo que los llora.
¿Dónde está la tristeza?
¿Quién añora?
Pista de Nazca:
tu misterio es triste
porque es absurdo
preguntar sin esperanza
y es loco imaginar
la lejanía.
Rozar la superficie
planetaria
es viajar en el tiempo
o en la nada.
Es arranque o llegada
de una estrella.
Es huella
que se deja
y no se borra.
¡Cual pregunta
que acosa sin respuesta!
¡Como indicio seguro
o como lágrima!
Concluye don José Antonio que el jefe y amigo don Pedro escribió el poema en cualquier papel a la mano, a bordo del singular tren especialmente habilitado para el grupo mexicano y varios invitados locales.
Al regreso, ya de noche, como fin de fiesta cultural pudimos observar en el cielo peruano el impresionante espectáculo de la Vía Láctea.
craveloygalindo@gmail.com