Por: Sócrates A. Campos Lemus
Que conste…son reflexiones…!
Ese dicho de que: “Juego que tiene desquite, ni quién se pique” es totalmente real en la política, los negocios y en la vida en general.
Hace algunos años con ese sigilo que acostumbran los cazadores, Francisco Gil Díaz se formaba un “prestigio” de hombre duro y que resolvía lo que le ordenaban los Presidentes o los Secretarios cuando solamente era un Subsecretario, después, pues era como una guadaña y cortaba cabezas, yo no sé si en el fondo era un buen hombre o no, pero un buen día, don Pedro Hernández Maldonado, quién era mi amigo y era el presidente del Consejo de Administración de BANAMEX, me solicitaba que lo acompañara a ver a don Paco a las oficinas de la compañía telefónica que dirigía.
Acudí al llamado y llegando, ese hombre alto y vigoroso, con una mirada felina, me explicaba que en una revista lo atacaban alegando que tenía en su poder un cuadro que pertenecía a la colección de la SHCP y que él podía demostrar que no era así, ya que lo adquirió en una subasta y me solicitaba, válgame Dios, mi opinión para tratar de resolver el asunto.
Como conocía a los directivos de la revista me ofrecí a comentar con ellos y al hacerlo decidieron no continuar con el tema, aceptando las pruebas que se exhibían. Días después, me invitaba a tomar un café y me negué y, cuando preguntó la razón le dije: “pues es que usted tiene una mala fama, quién se sienta con usted a tomar alimentos o café de pronto recibe a los auditores de la Secretaría” y él, soltaba una enorme carcajada y pienso que cuando un hombre es capaz de reírse de sí mismo, pues no es tan maloso y a lo mejor, ahora, paga por las ambiciones y cobros de adeudos que ni siquiera eran suyos, sino de sus mandatarios.
Y bueno, eso, a la larga pues acumula resentimientos y odios que ahora paga con las acciones en contra de su hijo y de los socios del mismo, así que ya veremos hasta dónde llegan los temas. El caso es que todo al parecer se relaciona, en este caso, con los actos ordenados por Vicente Fox, quién fuera su Presidente cuando lo nombró Secretario de Hacienda y ya veremos el encontronazo en el saldo de cuentas… sería mejor, creo yo, que don Vicente optara por cerrar el pico, porque de pronto se desboca y provoca acciones que pueden ser fatales para él, quién es un hombre que no goza de ningún prestigio, porque al final, solamente demostró que era no un Presidente sino un gerente que optó por el servicio a los norteamericanos y a los dueños de las refresqueras a los que servía y sirve…
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Sin duda, el tema que sigue después de la condena a cadena perpetua dada a Joaquín Guzmán Loera, “el Chapo”, se centrará en la recuperación de doce mil millones de dólares que reclaman los norteamericanos por los trafiques que dicen generó la organización del narco sinaloense y que son parte de sus ganancias, así que la Unidad de Delitos Financieros de México y las autoridades norteamericanas, se ven envueltas en una amplia investigación que sin duda abarcará las relaciones de políticos, policías, funcionarios, aduaneros, financieros, empresarios de México y de Estados Unidos.
Si en verdad se llega a fondo del asunto, veremos muchos caminos que nos dirán cómo son esas relaciones y complicidades que han permitido operar, por años, a los grupos mafiosos; algunos señalan que incluso tienen tal protección porque son como la “caja chica” de la política en el país.
Así que como hemos explicado, cada vez que se detiene o muere un importante capo de las drogas, lo curioso es que se habla de los miles de millones de dólares de su fortuna, pero al buscarla, solamente encuentran unas casuchas, pocas joyas y menos dinero. La realidad es que esas fortunas solamente se pueden operar por medio de los empresarios, financieros y gentes especializados en el tema y, muchos son los que han señalado que, con ese pretexto y el sigilo con el que se relacionen los capos con esos financieros y empresarios o funcionarios, les permiten a éstos apropiarse de esas fortunas porque al final de cuentas cualquiera puede pensar que son parte de sus actividades y así se han enriquecido muchos políticos, policías, empresarios y especuladores financieros, dejando a los capos sino en la miseria, si en condiciones que tienen que aceptar las condiciones que les imponen para que, por medio de aquellos, sigan apoyando a sus familiares.
Ahora que vemos muchas de las joyas, sencillitas y cursis, que se pondrán a la venta y que en su mayoría han sido decomisadas a los grandes capos del país, pues nos ponemos a pensar que si bien no tienen más gusto que lo que les deja el dinero, ni siquiera tienen idea de que esos relojes y joyas no pueden ser exhibidos en las calles, a menos que no quieran pasar desapercibidos.
Ya nos podremos imaginar a un capo, con botas al mejor estilo de Fox, con trajes caros y chamarras caras, portando cadenas y relojes cargados de diamantes como si fueran arbolitos de Navidad, llenos de “pendejuelas” y bueno, pues seguramente lo hacían por eso la competencia en esos “detalles” cursis y caros.
Hace algunos años, estando en el hotel Four Seasons de la capital ,veía que estaban presentando los relojes de ese año; había guardias y para poder entrar era solamente con invitación en mano. Por alguna extraña razón pude ingresar acompañando a un conocido y me asombré cuando en un sala vimos un reloj del cual ya se habían vendidos varios, llenos de diamantes y cada uno de ellos, nos explicaban los dueños, tardarían en entregarse previo pago, varios meses, ya que se tendrían que ir tallando cada pieza y haciendo la joya con cuidado y pues, cada uno, costaba más de un millón de dólares.
Eso es lo que podrían traer algunos mafiosos y sus socios y cómplices, así que también pregunté por esos gustos y uno de los “comandantes” me decía que los mafiosos no podrían traer sumas grandes de dinero que les sirvieran para corromper y protegerse en un momento, pero sí portaban joyas de enorme valor que les servían como garantía para mantenerse en libertad al darlas a los que pudieran detenerlos.
Así entendí muchas cosas y ahora veo que si bien hay muchas joyas, no son las mejores, esas, seguramente, quedaron como “botín de guerra” en manos de comandantes, funcionarios, empresarios y financieros, porque lo que exhiben pues es pacotilla. De verdad, no son los que en realidad que valen fortunas… son la pacotilla de los botines de guerra… y no valen.