Ganar dos veces la Presidencia de la República (la segunda ocasión, con la Dra. Claudia Sheinbaum al frente, con un mayor margen de votos que la primera vez); obtener la mayoría absoluta de las Cámaras federales y la mayoría calificada, en unión con los aliados PVEM y PT; dos terceras partes de los gobiernos estatales del país y de los Congresos locales, y gobernar más de la mitad de los municipios de México… Están más que acreditadas las hazañas políticas del movimiento de MORENA en solo 11 años de vida.
El porcentaje de la población gobernada por nuestro Movimiento, en los tres niveles de gobierno o en las representaciones legislativas, federales y locales, rebasa el 50 por ciento. Es decir, MORENA es un partido hegemónico en varias regiones del país, dentro de un sistema de competencia electoral abierta. De esta preeminencia nacen todas sus fortalezas, pero también buena parte de sus desafíos actuales.
Al menos cuatro de las nuevas organizaciones que buscan su registro como partidos políticos se reconocen como “claudistas”, unos, y como “obradoristas”, otros. Cuando pregunto a sus dirigentes por qué no mejor buscan integrar sus esfuerzos dentro de MORENA, algunos me responden positivamente: “aspiramos a ser sus hermanos menores”, mientras que los más combativos consideran que “el Movimiento se está desviando con la aceptación de priistas, panistas y perredistas que solo buscan seguir medrando de la política”.
Otro grupo, el de los pragmáticos, termina sincerándose en sus propósitos del plazo inmediato: “en MORENA, la fila para las candidaturas es muy larga y creemos que podemos avanzar más por fuera del Movimiento, y luego buscar ser sus aliados”.
MORENA no permite, por disposición estatutaria, el surgimiento de corrientes, expresiones o “tribus”, como en el extinto PRD (que en buena parte lo llevaron a desaparecer), lo cual podría estimular la existencia de estos y otros grupos que ahora buscan existir como partidos al margen del “Movimiento nodriza”, lo cual es un error estratégico, porque compiten por la misma base de apoyo y el mismo electorado, pero, al no sumar nuevas fuerzas, sino contender por cuadros iguales, terminarán debilitando al Movimiento, aun sin intención, y favoreciendo a la oposición.
Las crisis de crecimiento o los desafíos de expansión, fenómenos recurrentes en formaciones políticas con ascenso vertiginoso, especialmente cuando emergen de Movimientos sociales o Partidos dominantes, son tanto organizativos como estratégicos, y su manejo define si el proyecto logra consolidarse o se fragmenta.
En el análisis detallado de esta dinámica se puede mencionar la paradoja del crecimiento acelerado. Cuando una fuerza política crece rápido (como MORENA, en México; PODEMOS, en España, o PT, en Brasil) implica que debe enfrentar, entre otros, el dilema de estructuración: ¿mantener la flexibilidad del Movimiento social o institucionalizarse como Partido? En MORENA se optó por esta última opción.
También entra en juego la presión por cuadros, pero la necesidad de ocupar cargos públicos con personal competente puede llevar a cooptar figuras sin filtro ideológico.
Igualmente se puede considerar el riesgo de la burocratización, cuando la maquinaria partidista llega a ahogar el espíritu original del Movimiento.
En MORENA se ha solventado con la reciente elección de cuadros jóvenes, talentosos y comprometidos.
Además, cabe mencionar la teoría del “voto útil”: cuando el electorado prefiere opciones con mayor probabilidad de ganar, castigando a fuerzas minoritarias.
Asimismo, puede darse la confusión programática, si las nuevas formaciones no diferencian su agenda de la del partido principal, lo que puede llevar a que se perciban como réplicas innecesarias. En Chile, por ejemplo, el Frente Amplio no logró distinguirse suficientemente de la Coalición oficialista, diluyendo su atractivo.
Por otro lado, existe el desgaste de cuadros y recursos: la propia militancia debe repartirse entre varias estructuras, debilitando ambas. Como dato, según Latinobarómetro (2023), el 60 por ciento de los partidos hermanos de fuerzas progresistas en América Latina desaparecen en menos de cinco años.
Aunque también hay casos en los que puede funcionar la diversificación o surgir formaciones complementarias sin competir.
El PARTIDO VERDE en Alemania, por ejemplo, se enfoca en Ecología, sin chocar con la Socialdemocracia. En Brasil, a partir de una base electoral distinta, el PSOL atrae a jóvenes urbanos radicales, mientras el PT mantiene su base obrera tradicional.
Del mismo modo, es posible implementar estrategias de coalición efectivas, mediante acuerdos previos para repartir Distritos o evitar candidaturas duplicadas (como hizo UNIDAS en Colombia).
En otro tipo de estrategia, el MAS boliviano integró a Movimientos Indígenas, Sindicatos y Clases Medias bajo una misma estructura. En contrapartida, en España, la división entre PODEMOS e IZQUIERDA UNIDA permitió el ascenso de Vox.
Con todo, la historia política muestra que, en izquierdas y derechas, la fragmentación internalizada es el camino más rápido a la irrelevancia. En consecuencia, no hay que asustarse por las mencionadas crisis de crecimiento o los desafíos de expansión, solo evitar que estos impulsos rebasen o aprisionen a una organización en desarrollo.
Para ello existen los procesos de institucionalización de liderazgos y de organicidad de su vida interna.
Ayudamos más a la presidenta Claudia y al presidente AMLO promoviendo la cohesión y expansión del Movimiento, que la división y partición en varias expresiones.
El programa que aprobó hace unos días el Consejo Nacional de MORENA, que da prioridad a la afiliación de 10 millones de simpatizantes; a la construcción de más de 80 mil Comités Seccionales; a la orientación y apoyo a las autoridades municipales del Movimiento, para que hagan buenos gobiernos, y a la Comisión de Admisión de nuevos cuadros, son acciones que van por el camino correcto.
Tenemos a la Primera Presidenta de México, que también es la persona titular del Ejecutivo con la mayor aceptación ciudadana en nuestra historia reciente.
El reto para MORENA y sus cuadros legislativos es que estemos a la altura de ella, no a su zaga.
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