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Por: Sócrates A. Campos Lemus

Que conste…son reflexiones…!

No hay duda, nos engañamos con los dichos que van corriendo para crear las historias.

Así, muchos, siempre hemos creído que los Presidentes son los “hombres mejor informados del país” y todo porque nos comentan o han dicho los que se dedican a filtrar las cosas de Palacio o de los pasillos, con acuerdos establecidos para ello, de que un jefe de gobierno recibe diariamente la detallada información del Ejército de cada Región Militar, de las Regiones Navales de Marina, de Gobernación en lo referente a la situación política y del CISEN de sus tareas de “inteligencia” que no es otra cosa que ramplón espionaje que obtienen con sus “equipos electrónicos” o al través del chisme que les sueltan sus contactos, sus cuates, sus pagados informantes y manipuladores.

Si realmente así ocurriera, sería tanta y tan variada que el recibiera el Presidente, que sería francamente imposible procesarla, analizarla, digerirla y tomar decisiones en una hora, que es el tiempo que duran las reuniones que es el mandatario sostiene con los miembros de su gabinete de Seguridad para después tratar convenientemente, a su modo, los temas con los periodistas en las “Conferencias Mañaneras”  o de confrontarse con algunos “imprudentes” como Jorge Ramos que lo ponen en aprietos con sus preguntas que no puede responden con datos confirmados, por ello, cuando se equivoca, en vez de crecer se achica y en vez de imponer se enfada o descalifica y esto no quiere decir que no tenga razón. A veces, la tiene y mucha, pero a lo mejor los periodistas que asisten a “las mañaneras” llegan adormilados, enfadados, tensos, preocupados, sin saber qué hacer, esperando cachar las bolas y tener su minuto de atención y, eso, tampoco está bien, no digieren la información ni su tendencia y es por ello que de pronto, al inicio, aparece una manera de decir las cosas y en los análisis se muestran otras y, en ese vaivén, bailamos como si lo hiciéramos arriba de una hamaca yucateca.

Hace algunos años, comentaba, en alguna ocasión, tuve la oportunidad de caminar por los jardines de Los Pinos acompañando a Luís Echeverría, yo estaba trabajando en la Zona Huichola, Cora y Tepehuana y conocía ese trajinar enorme, tratando, de buena fe, de resolver la mayor cantidad de asuntos y las muchas reuniones y las madrugas y desveladas que todos los días eran el diario trajín de ese sitio y, el Presidente, por alguna razón me comentaba: “¿cómo ha visto las acciones del gobierno?, ahora ya llega mucha gente del pueblo todos los días a tener contacto con el Presidente y hay una mayor apertura del gobierno” y bueno, me ganaba la inocencia o la imprudencia de la juventud y recordé algunas cosas que comentaba, con sabiduría, el doctor Gustavo Baz Prada en las reuniones en el Club de Golf Campestre Churubusco y no pude contenerme y, le comenté: “pues muy bien, señor Presidente, pero, dígame: ¿a qué horas piensa?” y volteó con esos ojos fijos y duros que mantenía casi cerrados cuando buscaba imponer o descubrir algún sentido oculto en las discusiones y preguntó: “¿por qué dice eso Sócrates?” y bueno, entre la sorpresa y la pena, pues comenté algunas cosas que había entendido y con las que estaba de acuerdo en aquellas pláticas con el maestro Baz y dije: “pues uno analiza y ve que, por ejemplo, el presidente de los Estados Unidos, el hombre aparentemente más poderosos del mundo, pues no tiene esa misma actividad tan fuerte . Se levanta, dicen, como a las siete y a las ocho desayuna ligero con su familia o con algún colaborador; a las once toma un descanso y una colasión para a las dos de la tarde estar en el “lunch” comiendo con algunos colaboradores o gente que le interesa y, después, se va a jugar golf, no solamente para hacer ejercicio, sino, fundamentalmente, para PENSAR, y en ese pensar, pues nos jode siempre a todos”…

Y, bueno, uno puede estar equivocado, pero la realidad es la realidad y la experiencia es la acumulación de golpes bajos recibidos o caídas en las que entendemos cómo nos tropezamos, a veces, con la piedrita más pequeña.

En esa buena fe y confianza de un mandatario o de cualquier dirigente en esa actividad constante donde todo es acción y no reflexión, pues hay los que se van aprovechando y tejiendo sus redes para sobrevivir al poder y mantenerse en las primeras líneas y así, esos, callados y tramposos son los que van llegando y envuelven al que manda y lo engañan porque solamente le van contando lo que este quiere escuchar o quiere que se justifique en su saber y entender y, por ellos, es que las cosas en Palacio marchan con tantos descalabros y conflictos, de tal suerte que si bien le va, pues más o menos mantienen su proceder en lo ordenado, pero comienzan a destruir o confrontar las bases de su poder.

Por ello ahora vemos ese violento proceder de muchos y muchas “alimañas”, dice Yeidckol, que buscan la dirigencia de MORENA. Ahí, entienden que está el poder de acción y el de los mandatos para alcanzar puestos y presupuestos tal como lo han probado en Puebla, cuando, independientemente de las dificultades, la última palabra la determinó el gran Tlatoani y todos la escucharon y atendieron, pero, no dejan de pensar en que es el tiempo de los cambios internos y que solamente con el poder de MORENA, muchos, pueden acceder al oído y corazón del Presidente ya que saben que ese es su cimiento y, por ello, debe proceder a proteger a la dirigencia que ha mostrado, por años, lealtad y sumisión o entendimiento a sus instrucciones y determinaciones, de tal suerte que, en muchos, casos se les permitió a gentuza que ni siquiera estaba de acuerdo con el proyecto inicial estar en las boletas electorales y, en ese Tsunami electoral, llegaron a playas de poder sin entender siquiera cómo y el por qué y ahora, son la base de la división, porque muchos que si realizaron la talacha diaria protestan y quieren, con razón, su pedacito de poder, recuerden que cuando triunfó, por decirlo así, Miguel de la Madrid Hurtado, impuso que, los políticos al partido, y no a la administración, y comenzó a llenar los puestos con tecnócratas que fueron el pilar del neoliberalismo y la tecnocracia que nos desgobernó y, ahí, se inicia la destrucción de ese grupo político.

Hoy, al parecer así ocurre en MORENA, cuando “las alimañas” quieren el poder que no buscaron pero saben de su importancia y ahí está, ahora, la gran falla de “San Andrés” que puede colapsar a la organización si no dan un golpe en la mesa o se ocupan de su modificación, porque, el Presidente, puede no tener todas las riendas de la administración, pero no deben perder la rienda política de su misión…así que, cuando menos, entendemos que su obligación, por el momento, es brindar el apoyo a Yeidckol y darse el tiempo para la Reforma obligada de su sustento que es el Partido…O CONTROLA “MORENA” O SE LO LLEVA LA FREGADA…